jueves, 29 de enero de 2009

Montilla o el Rey Sol


L'État c'est moi. Luis XIV, el Rey Sol.


En el último post contraponíamos el Estado de Derecho con la actitud del tripartito y compañía. Una de sus mejores coñas es el principio de que todo el mundo está sujeto a las leyes. De hecho, hasta el Estado. Precisamente en anteriores post comentábamos las trifulcas entre el Rey, principio de autoridad, con las oligarquías estamentales del llamado antiguo régimen, de cara a limitar la discrecionalidad del monarca (por supuesto, en un contexto de mera lucha por el poder). Sin ir más lejos, las cortes catalanas tenían a bien recordarle la obligatoriedad que tenía el soberano de acogerse a los mismos precios y tasas en el mercado que todo quisque (de hecho, la iglesia, no diría que curiosamente, goza de ese hermoso privilegio con su exención del IVA, pero ese es otro cantar).

Franco iba con el rollo de que él sólo respondia ante Dios y la Historia. Principio autoritario, la ley es para los demás, partiendo de la felicísima idea de que siendo fuente de ley, su reconocido peso es para el que ha de ser regido. Montilla y su tropa deben tener una idea similar del asunto, si no es mero morro lo que se gastan. Vean, si no, el desparpajo (todo el que puede tener alguien tan poco elocuente, penita da, siempre parece el típico examinando que no se sabe la lección y se refugia como puede) que exhibe el caballero al serle recordada la sentencia del Tribunal Supremo (tercer poder le llaman, los idealistas) en la que el judicial le insiste en que tiene que cumplir (e, incluso, hacer cumplir, dicen) la ley, en este caso, en lo que a lenguas en la educación primaria se refiere.



Se conoce que hace primar el nacionalismo sobre el Estado de Derecho. Mal andamos. Hay que recordarle que la ley (dura lex sed lex, decíamos) está, incluso, también para él. A ver cómo quieren que el común de la ciudadanía respete las suyas, por poner un ejemplo elocuente, con ese cachondeo de ir a 80 Km/h. ó 40 por autopistas de cuatro carriles. Me imagino a conductores aclarándole a los mossos que en su caso, solo responden ante Dios y la Historia. Pues eso, para recordarle que la ley es para todos y que los gobernantes democráticos responden ante el pueblo soberano y los tribunales de justicia si fuese el caso:

miércoles, 28 de enero de 2009

Objeción de conciencia o tiranía patriarcal

El Tribunal Supremo ha resuelto con la famosa controversia de la objeción de conciencia a la Educación para la Ciudadanía según el sentido común: no se puede objetar una asignatura. Podrá gustar más o menos unos contenidos, pero si se ciñe a la legislación española, no hay nada que decir. Dura lex, sed lex, como decían esos sabios de la ley que eran los romanos. El lugar para discutirla son las cortes, mientras tanto, toca apechugar. Es la fuente de legitimidad de la ley. Si individualmente cualquiera puede enrocarse en la objeción de conciencia de cualquier decisión legislativa, no ya en el currículum académico, sino en cualquier campo de la intervención pública, todo podría quedar en entredicho. Todos podríamos hacernos una ley a la carta: yo haría mis propias objeciones, el currículum de historia, la legislación sobre la marihuana, el canon de la SGAE, por decir cosas relativamente inocuas, pero también podríamos hablar de legislación laboral, económica, penal, en definitiva, la anulación del Estado y la institución de la ley del más fuerte sin vaselina.

Resulta, por otro lado, paradójico que aquellos más beligerantes con el relativismo sean los primeros en acudir a él en cuanto les interesa (a parte, cómo se podría complicar la cosa con la libertad de cátedra, qué hermoso estaría objetar a la clase que da tal o cual profe, terrible). En definitiva, el imperio de la ley es, necesariamente, para todos, no en balde, es uno de los principios básicos de un Estado de Derecho, por mucho que Montilla y compañía se lo tomen a su antojo.

Sin lugar a dudas, los límites de la acción pública se circunscriben al espacio íntimo de los individuos. Ahora bien, lo que establece la educación son los conocimientos e instrumentos que requiere el individuo para desarrollarse en sociedad y que son exigidos para adquirir un título oficial. En definitiva, no se establece (en la teoría, por supuesto) qué es lo que ha de pensar la gente, sino que conocimientos y herramientas necesita para poder desarrollar su propia conciencia con autonomía. La asignatura en cuestión se centra en el marco de convivencia en el que nos encontramos (democracia y tal) y sus teóricas herramientas (el debate y eso). Perfectamente objetivable. Nada que ver, por poner un ejemplo, con el currículum de Historia en Cataluña que, como vimos, establece unos principios ideológicos que en nada se amoldan a los parámetros académicos. Pero eso, es otro cantar.

Los defensores de la dichosa objeción (o sedición) de conciencia se acogían al artículo 27.3 de la actual constitución: Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Lo primero que hay que decir de este artículo es que resulta obsoleto. No sólo le da un mayor peso a la formación religiosa del que tiene en nuestros tiempos, sino le concede un excesivo derecho a los padres en la formación de la conciencia del individuo, socavando la libre formación de conciencia de cada uno, condicionándolo a un entorno familiar que, de facto, ya ejerce la suficiente influencia como para explicitarlo en la legislación.

Ahora bien, los defensores de la objeción hacen una interpretación distorsionada del artículo, manipulando su sentido semántico: no dice que el niño recibirá una formación que se amolde a la religión y moral de sus progenitores, es decir, no recibirán unas matemáticas adaptadas, para entendernos, sino que tienen el derecho a establecer que le podrán imponer al crío el estudio de la religión que les parezca (si no coinciden en esto los dos progenitores, vaya coñazo le podría esperar al mozo). Ciertamente, este artículo casa mal con un principio básico de toda democracia que se precie, que es la libertad de conciencia. En la educación de todo futuro ciudadano de una democracia, se ha de observar la libre formación de la propia conciencia como individuo libre. Que el Estado reconozca que los padres han de gozar del derecho de dar la formación moral y religiosa que les rote, limita y condiciona la libertad del individuo y da pie a estas presiones. En definitiva, es una reminiscencia del patriarcado.


El conflicto educativo
El Tribunal Supremo decide que no se puede objetar a Ciudadanía
La Sala de lo Contencioso establece por 22 votos contra 7 que la asignatura no vulnera el derecho de los padres a que sus hijos reciban la educación religiosa y moral que deseen

ELPAÍS.com / AGENCIAS - Madrid - 28/01/2009

Tras dos días y medio de deliberaciones, el Pleno de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo (TS) ha decidido por 22 votos a favor y 7 en contra que no es posible acogerse al derecho a la objeción de conciencia para Educación para la Ciudadanía (EpC), confirmado así la obligatoriedad de la asignatura, informa Julio M. Lázaro. El Supremo ha fallado sobre los recursos de casación presentados por varios padres contra la sentencia del Tribunal Superior de Andalucía, que reconocía el derecho de los padres a la objeción de conciencia, sin necesidad de detallar en qué puntos estaban en desacuerdo con la asignatura, y las del Tribunal Superior de Asturias, que desestimaron la objeción porque los padres demandantes no concretaron en qué puntos estaban en desacuerdo. "El Pleno de la Sala ha llegado a la conclusión de que en los casos presentados no existe el derecho a la objeción de conciencia y asimismo ha establecido que los decretos examinados, ambos referentes a la Educación Secundaria, por sí mismos no alcanzan a lesionar el derecho fundamental de los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones", señala el Supremo en un comunicado.

Desde el pasado lunes, cuando se iniciaron las deliberaciones, los magistrados han acumulado más de 20 horas de debate, porque tales deliberaciones desbordaron el marco inicial (la discusión sobre los citados recursos) y se amplió el campo: el Pleno, integrado por 30 magistrados (aunque uno de ellos no ha estado presente en la votación por motivos médicos) no sólo ha debatido si era posible la objeción de conciencia a la asignatura, sino también si los contenidos de ésta vulneraban el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, según reza el artículo 27.3 de la Constitución.

El pronunciamiento del TS unifica la jurisprudencia respecto a esta cuestión, que ha generado centenares de causas judiciales y sentencias dispares en los tribunales autonómicos.

En febrero de 2008 el Tribunal Superior de Justicia de Asturias desestimó en tres fallos similares la pretensión de varios padres de que la Consejería de Educación admitiera la objeción como parte de los derechos constitucionales de libertad religiosa e ideológica. El tribunal precisó que se desconocía el contenido de la materia a la que se oponían las familias y, por tanto, las enseñanzas concretas que pudieran ser contrarias a la libertad ideológica. "Resulta patente que el mero enunciado de una determinada asignatura no afecta a derecho fundamental alguno", argumentó el TSJ de Asturias. Aún más, consideró que el planteamiento general de EpC recogido en la Ley Orgánica de Educación "no puede suscitar duda alguna sobre su constitucionalidad". Por ello, "no cabe impugnar genéricamente las asignaturas relativas a Educación para la Ciudadanía como contrarias al derecho de libertad ideológica", ya que "sólo cabe invocar el referido derecho fundamental en relación con el caso concreto en que se desarrollan las citadas enseñanzas".

Por el contrario, el TSJ de Andalucía resolvió un mes después a favor de unos padres a los que la Junta había denegado la objeción para un hijo. La familia argumentó que EpC vulneraba sus derechos fundamentales "a educar a los hijos en la formación religiosa y moral conforme con sus propias convicciones y a la libertad ideológica y religiosa", según la Constitución. Sobre los Reales Decretos que fijan los mínimos de EpC, el tribunal andaluz entendió que emplean conceptos de "indudable trascendencia ideológica y religiosa, como son ética, conciencia moral y cívica, valoración ética, valores o conflictos sociales y morales". Ante esta situación, el tribunal creyó "razonable que los demandantes, por razones filosóficas o religiosas (...), pueden estar en desacuerdo con parte de la asignatura, y lógico que soliciten que se excluya de ella a su hijo". El tribunal andaluz, que fundamentó la sentencia en la jurisprudencia de los tribunales Constitucional, Supremo y Europeo de Derechos Humanos, añadió que la objeción de conciencia es "directamente aplicable" aunque no hubiera sido regulada legislativamente.

En los próximos días, el Supremo dará a conocer la sentencia, previsiblemente con los siete votos particulares, que confirma las tres resoluciones del TSJ de Asturias y revoca la adoptada por el TSJ de Andalucía.

domingo, 25 de enero de 2009

El absurdo de los mitos nacionalistas

Nunca he podido comprender la relación entre nacionalismo e izquierda que se pretende por estos lares. En cualquier parte del globo envolverse en una bandera, rememorar gloriosas gestas pasadas trufadas de conquistas, reivindicar instituciones feudales que representaban a la oligarquía estamental, es entendido como propio de la derecha más reaccionaria y rancia. En cualquier parte, menos en Cataluña.

Resulta incomprensible ver cómo los mismos que dan una imagen de España como mero referente colonialista y retrógrado son los que apelan a una Cataluña medieval que, precisamente, tuvo un enorme carácter expansionista. No sólo la llamada Cataluña nueva, Lleida y Tarragona, además de Valencia o Mallorca, conquistadas a los sarracenos, sino Córcega, Sicilia, Nápoles y el exótico ducado de Atenas y Neopatria, conquista, ésta última, llevada a sangre y fuego por una panda de mercenarios -los almogávares, que, por cierto, dan nombre a muchos colectivos- que dieron pie a la expresión venganza catalana, poco honrosa para cualquier amante de la paz y la concordia.

Por supuesto, como cualquier otra, en la expansión catalana (o aragonesa) no se tuvo reparos en llevar acciones fuertemente represivas, la más llamativa, la llevada a cabo por Pedro el Ceremonioso contra la población de Alghero (más conocida como Alger en los libros de lengua catalana) , eliminada por su carácter levantisco (debido a su alianza con Pisa) y substituída por población catalana. En los círculos catalanistas, Alger es un motivo de orgullo lingüístico, por la permanencia de la lengua de Pompeu Fabra, pero poco se menciona el origen represivo de esa circunstancia idiomática.

Las famosas instituciones medievales catalanas, o aragonesas, son constantemente presentadas con orgullo arrogante, como proto-democráticas. Aberración política, desconocimiento u ofensa a la democracia. Preocupa la idea de democracia que se desprende, especialmente de alguien que pretende ser de izquierdas (aunque, lo sabemos, es una fachoso reaccionario), ya que son instituciones que, básicamente, sirven para extraer recursos, vamos, explotar al llamado poble menut, es decir, el pueblo trabajador . El conocido carácter pactista de la monarquía aragonesa se debió a las enormes dificultades financieras de la Corona, embarcada en más empresas de las que podía hacer frente, especialmente por ese expansionismo mencionado. Por supuesto, ese pactismo se ceñía a las oligarquías estamentales, tratándose, pues, de un principio puramente feudal forjado por la debilidad de la monarquía.

La famosa Generalitat medieval, o más bien, Diputación del General, nació de las cortes como institución permanente de extracción de impuestos llamados general. Evidentemente, en las cortes sólo estaban representados los estamentos oligárquicos (es decir, la nobleza, el alto clero y el patriciado urbano y, por supuesto, el objetivo era extraerle recursos al poble menut). Realmente les era mucho más cómodo y efectivo conseguir recursos a través de la ficalidad y el déficit que de unos beneficios feudales cada vez más obsoletos. De hecho, la monarquía, en contraposición al enorme poder de la oligarquía estamental, no dudó en aliarse con los payeses de remensa, en lucha con la nobleza, por los abusos y malos usos que ésta procuraba llevar a cabo con los remensas o con la Busca, el partido del poble menut de la ciudad de Barcelona, siempre a expensas de la Biga, que representaba al patriciado rentista de la ciudad.

En definitiva, resulta del todo estrafalario (o cuanto menos, de no tener ni repajolera idea de Historia) reivindicar unas instituciones que, no sólo parten de mentalidades y contextos que nada tienen que ver con nuestro tiempo, sino que son abiertamente arcaicas, inoperantes y, sobre todo, mecanismo de privilegio y explotación de estamentos sociales determinados. Otra cosa es que quien las idealiza busque su propio privilegio, pero, entonces, que se llamen las cosas por su nombre: derecha reaccionaria.

jueves, 22 de enero de 2009

Gobierno de histriones ridículos

Francesc de Carreras, siempre grande. Qué gran presidente de la Generalitat sería. Vaya gobierno de la Generalitat de sainete que nos ha tocado en la pedrea, gastando el dinero en paridas y aún tienen el cuajo de ir exigiendo mayor financiación. Desde luego, los catalanes tenemos lo que nos merecemos. Y luego una panda de cachondos con la cantinela de lo necesario de la independencia. Con estos mimbres, peazo cesto haríamos. Panda de iluminados.

'Malgastando en Nueva York'
El síntoma definitivo ha sido la conferencia de Carod en Nueva York, más propia de un megalómano que de un gobernante serio.

22/01/2009 La Vanguardia
Francesc de Carreras

Según La Vanguardia de ayer, "el mismo día y a la misma hora en la que se celebraba en Washington la investidura de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, el vicepresident del Govern, Josep Lluís Carod-Rovira, dictó una conferencia en la Universidad de Nueva York". A eso se le llama oportunidad: de nuevo un incidente ridículo del Gobierno tripartito. La noticia no da cuenta del número de asistentes a tan apasionante conferencia.

El año tiene 365 días. El 20 de enero, según es tradición, juran solemnemente el cargo todos los nuevos presidentes. Además, este año, por razones obvias, era de prever que el acto tendría una especial resonancia. Pues bien, este fue precisamente el día escogido por Carod para pronunciar su conferencia. Al día siguiente, ayer, se inauguró la nueva delegación del Govern de la Generalitat, más conocida por embajada de Catalunya, según la jerga habitual. Dejando al margen la oportunidad del día elegido -en definitiva, una anécdota más-, la ocasión puede servir para reflexionar un poco sobre la eficacia, el coste y la rentabilidad de estas delegaciones.

Es indudable que la Generalitat, como los gobiernos de las demás comunidades autónomas, tiene competencias que alcanzan más allá de nuestras fronteras. Es el caso de las competencias relacionadas con la ayuda a las empresas industriales, comerciales o turísticas. Es natural que en estas materias -quizás también en alguna otra, como cultura- la Generalitat promueva alguna oficina en el exterior que pueda ayudar al desarrollo económico y social de nuestra comunidad autónoma. Se dice que agencias de la Generalitat como el Cidem y el Copca, con representación en el exterior, han dado muestras de eficacia.

Ahora bien, a estas delegaciones, especializadas en competencias concretas, el Govern Montilla ha añadido un tipo de delegación distinto, con un carácter político, difícilmente justificable, tanto porque la Generalitat carece de competencias en la materia, como porque constituyen un gasto público inútil. Este es el caso de la nueva delegación de Nueva York, antes lo han sido las delegaciones de París, Berlín o Londres, y próximamente se anuncian las de México y Buenos Aires, todas ellas dependientes del Departament de la Vicepresidència. Las relaciones internacionales son una competencia exclusiva del Estado -como es habitual en todos los estados federales- y no se sabe muy bien cuáles pueden ser las tareas que desempeñen estas oficinas exteriores, a pesar de que oficialmente se les asigne una larga lista de funciones, tan extensa como inconcreta.

No obstante, algunos síntomas empiezan a indicar que estas delegaciones están pensadas en clave política, para ejercer unas relaciones internacionales en que la Generalitat no es competente, más que para ejercer las funciones que le son propias. Un primer síntoma fue la penosa reacción de Carod en el asunto The Economist, diciendo que con una delegación propia, eso -el ejercicio del derecho a la información- no hubiera ocurrido. Un segundo síntoma es la personalidad de los delegados: el hermano de Carod-Rovira en París; el delegado en Londres estuvo trabajando en el partido independentista escocés y es el autor de una tesis doctoral sobre la materia; el de Nueva York, Andrew Davis, ha sido hasta hace muy poco un becario de la Generalitat para estudiar el nacionalismo en Escocia y Catalunya. En definitiva, se trata de personajes atípicos en una Administración, con un perfil más cercano al intelectual político que a un funcionario.

El síntoma definitivo ha sido la conferencia de Carod en Nueva York, más propia de un megalómano que de un gobernante serio. Tras decir que Catalunya ha sido "la puerta de entrada casi exclusiva de la modernidad científica, cultural, política y socioeconómica a la península Ibérica, en la que también están España y Portugal", idealizó al Principado catalán medieval diciendo que "tuvo su Parlamento mucho antes que Inglaterra y fue uno de los primeros pueblos en someter el poder absoluto de los monarcas a las reglas de las constituciones (...) e inventó también el embrión de las modernas embajadas con su Consolat de Mar, una mezcla de embajada y delegación comercial que extendió por todo el Mediterráneo". ¡En qué estaría pensando! Y concluyó: "El pueblo de Catalunya quiere que su gobierno tenga política internacional y que aborde con criterio propio los grandes debates del mundo del siglo XXI". Estupefacto, diría yo, está la mayoría del pueblo de Catalunya ante tamañas sandeces que, a pesar de ser ya habituales, no dejan de avergonzarnos.

Vamos a ver. Una comunidad autónoma es -como cualquier otro poder público- una organización sufragada con impuestos de los ciudadanos para conseguir unos fines establecidos en las leyes. El gobierno de una comunidad no puede desviarse de estos fines, no puede utilizar su cargo para proyectar su ideología. El señor Carod quiere que Catalunya sea un Estado independiente y está en su derecho de pensarlo y decirlo. Pero como gobernante no puede utilizar los recursos públicos para actuar como si Catalunya, una comunidad autónoma, fuera ya un Estado.

Esta nostalgia de un Estado propio es lo que determina estas injustificables políticas, aún menos legítimas cuando, en tiempos de crisis, se pide una mejora de la financiación. En tiempos de crisis, la financiación se mejora ahorrando en lo superfluo y, en todo caso, se empeora derrochando.

Francesc de Carreras Serra, es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona.

lunes, 19 de enero de 2009

Las diferencias entre republicanismo y nacionalismo

Buen artículo de Soledad Gallego-Díaz (como, de hecho, acostumbra) en el que plasma de forma muy elocuente la diferencia entre Republicanismo y nacionalismo. El republicanismo es el compromiso del ciudadano con las instituciones públicas en las que está sujeto, de las que conscientemente forma parte y de las que se siente responsable para que sean un instrumento de justicia entre los individuos.

Los chicos de ERC son un perfecto ejemplo de este contraste que Gallego, a través de Arendt, plasma entre República y país. Este partido, que pretende hacerse llamar izquierda y republicano y que no pasa del mero y vacuo independentismo (por no llamarlo reaccionario y defensor de privilegios, es decir, derecha pura y dura), es un claro ejemplo de lo opuesto a los principios republicanos: esto es, nacionalismo, compromiso con unas esencias supuestas ajenas a las instituciones políticas y que transcienden a los individuos, los cuales a ellas están supeditados.

Un republicanista, en definitiva, quiere sentirse orgulloso de la República de la que forma parte como satisfacción por la justicia que es capaz de garantizar, es decir, es accidentalista, lo considera únicamente un medio, necesario e imprescindible, pero sólo un medio. Mientras tanto, un nacionalista está orgulloso de la nación de la que siente formar parte y tiene la necesidad de explicitarlo. Es, por lo tanto, esencialista.

OPINIÓN
Una virtud problemática

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ
DOMINGO - El País- 18-01-2009

La enciclopedia de Filosofía de la Universidad de Stanford explica que la lealtad es considerada una virtud, "aunque una muy problemática". En teoría es la perseverancia en el respeto a un compromiso adquirido por una persona. Por eso se relaciona tanto con la amistad, aunque también se exige respecto a la familia, a la empresa, a diferentes organizaciones y, desde luego, por los distintos países respecto a sus propios ciudadanos. En periodos de mucha confusión política y social debería ser importante saber a qué se es leal. Preguntarse con qué está uno comprometido. Por ejemplo, en el caso de los periodistas, ¿con la verdad?, ¿con los principios profesionales que impulsaron la creación de los grandes medios de comunicación del siglo XX?, ¿con qué otras cosas?

Hannah Arendt (filósofa, judía alemana, refugiada en Estados Unidos) respondió una vez a esa pregunta: yo debo mi lealtad a la República de Estados Unidos, es decir, a la forma de gobierno, a lo que los Padres Fundadores de la república establecieron como principios democráticos y morales de su organización política, no al país. Y, por supuesto, también a las personas "entre las cuales hoy, siendo éste un momento decisivo, me siento bien". Si Estados Unidos se comportara como una potencia imperialista, creía ella, la república de Estados Unidos no sobreviviría a ese desarrollo (el país desde luego que sí) y no habría por qué prestarle lealtad. Si los medios de comunicación renunciaran a la búsqueda de la verdad y al respeto de los principios profesionales sobre los que se desarrollaron, no sobrevivirían como medios de comunicación (quizá sí como negocios) y no habría por qué prestarles lealtad alguna. Si los actuales ciudadanos de Estados Unidos se hubieran hecho esa pregunta, quizá no hubieran aceptado el brutal ataque a la república que supuso el segundo mandato de George W. Bush. Si los actuales ciudadanos de Israel se hicieran esa misma pregunta, quizá fueran capaces de parar el brutal ataque de su Gobierno y su ejército contra los habitantes de Gaza... y contra los principios de la república que fundó Israel. La Ley Básica sobre Dignidad Humana y Libertad aprobada en 1992 fue enmendada en su momento precisamente para recoger uno de esos principios republicanos ahora ferozmente atacados: "En Israel", dice el preámbulo de la ley, "los derechos humanos fundamentales se basan en el reconocimiento del valor del ser humano, la santidad de la vida humana y el principio de que todas las personas son libres". Es decir, el reconocimiento de los derechos fundamentales de los ciudadanos de Israel no se funda en otra cosa que en su condición de seres humanos. Una condición que comparten con los palestinos. ¿A qué deben ser leales los ciudadanos de Israel? ¿A los principios republicanos que dan valor a la vida humana y condenan sin escapatoria el asesinato de 350 niños, el bombardeo de instituciones humanitarias internacionales, el aplastamiento de poblaciones civiles indefensas? La realidad es que los ciudadanos de Israel parecen mucho más leales a los intereses del Gobierno que afirma defender al país, aunque sea destruyendo la república, que a los principios sobre los que se fundó aquel Estado. Quizá lo lógico, cuando los tiempos se están desquiciando, fuera proclamar, como hicieron Mark Twain o Graham Greene, "la virtud de la deslealtad" y declararse definitivamente pesimista. Quizá, pero Hannah Arendt, que tuvo en su vida todos los motivos para unirse a ese profundo cansancio, creyó siempre en el valor de la política como algo creado por los unos y los otros, los absolutamente distintos, para vivir juntos y garantizarse su libertad. La política, afirmaba, se basa precisamente en el hecho de la pluralidad de los hombres (y de las mujeres). Trata del estar juntos los unos y los otros, los diversos, escribió. En estos tiempos tan crueles podría resultar imprescindible la reivindicación de ese sentido de la política. Es posible que, como dice Jerome Kohn en su análisis de la obra de Arendt, podamos todavía persuadirnos de que vale la pena aprovechar esa posibilidad de conjurar la ruina de nuestro mundo. "En los momentos en los que las instituciones de gobierno y las estructuras jurídicas parecen estar erosionadas y envejecidas, es bueno rememorar las raras ocasiones en las que los seres humanos, plurales y diversos, han llevado a cabo y han completado acciones políticas". Y dar nuestra lealtad, exclusivamente, a esos momentos y a esas acciones. -


viernes, 16 de enero de 2009

Difusionismo a través del ateísmo: lo que es el centralismo



El famoso caso del autobús ateo es una clara muestra de difusionismo cultural, de como transcienden fenómenos de un sitio a otro, de interdependencias que rompen fronteras heredadas. El lema de los autobuses ateos españoles se entienden conociendo su origen británico, explicado por su prácticamente casual impulsora, como muestra la entrevista adjuntada. Ante el elemento respecto el cual reacciona la iniciativa y su lema, se entiende perfectamente un mensaje que en España suena forzado, hasta desde un punto de vista lingüístico. Es hermoso ver cómo se pulverizan fronteras y se generan sinergias compartidas en distintos lugares del globo, rompiendo unos forzados localismos que en nuestros tiempos globalizados resultan una herencia reaccionaria. No me cabe duda que tengo mayor sintonía con los ateos británicos o de cualquier parte del globo que, por poner un ejemplo, con Artur Mas, por muy cercano que me encuentre a su domicilio.

Por cierto, no puedo estarme de comentar el atractivo de la moza. Sin duda, le da mil vueltas a Scarlett Johansson, en lo que a mi sensibilidad se refiere, un gustazo, más allá de su evidente físico atractivo. Vamos, entiendo el coqueteo del entrevistador.

REPORTAJE: COMUNICACIÓN

LA GUERRA SANTA DE LOS AUTOBUSES

ÁLVARO CORCUERA - EL PAÍS- 16/01/2009

Ariane Sherine, columnista de The Guardian, es la impulsora de los 800 buses ateos que circulan por el Reino Unido. Su lema, "Despreocúpate y disfruta", ya ha llegado a España.

"¡CHOCA esas cinco, ateo!". Todo empezó con un artículo titulado así en el diario británico The Guardian. Ariane Sherine, una periodista inglesa de 28 años, se había topado con un autobús en Londres decorado con citas bíblicas y una referencia a una web evangelista. En ella, una advertencia: "El que no sea creyente se quemará en el infierno". Ariane, columnista del periódico, hizo un llamamiento: ¿Por qué no recaudar 5.500 libras (algo más de 6.000 euros) para pagar una publicidad atea en un autobús londinense durante dos semanas? Ariane lo planteaba medio en broma, pero empezó a recibir apoyos. ¡Tantos que se le fue de las manos! "No sabía qué hacer", reconoce. Pero gracias a la ayuda de la Asociación Humanista Británica empezaron a recaudar mucho dinero. De momento, 140.000 libras (156.000 euros). Así nacieron los buses ateos: 200 en Londres y 600 en el resto del Reino Unido.

Su iniciativa ha tenido réplica este mes en España, donde ya ha comenzado la guerra santa de los autobuses. En Fuenlabrada (Madrid) circulan unos que dicen (falta de ortografía incluida): "Dios si existe". Se adelantaron a los ateos que recorren Barcelona desde el pasado lunes y a los que cruzarán Madrid desde el 26 de enero con el mismo lema y tipografía que en Reino Unido: "Probablemente Dios no existe. Ahora deja de preocuparte y disfruta de la vida". Hablamos con Ariane Sherine, que nos atiende desde Londres.

EP3. ¿Qué te parece que tu idea haya llegado a otros países como España?

Ariane Sherine. Es increíble, fenomenal. No lo esperaba. Nunca se había hecho una campaña positiva a favor del ateísmo. En Estados Unidos llevan ya unos meses. En Italia aparentemente también la harán. Aunque en Australia una compañía publicitaria lo ha censurado... Creo que es muy positivo que la gente debata.

EP3. En España ya hay polémica. Y habrá más.

A. S. No conozco el país para saberlo, pero he recibido algunos e-mails de gente española... [ríe] digamos que con palabras feas.

EP3. Aparte de estas palabritas desde España, ¿has recibido amenazas?

A. S. No. En Gran Bretaña somos bastante moderados... aunque también he recibido un par de e-mails desagradables de aquí.

EP3. Cuando pediste dinero en The Guardian, ¿realmente lo decías en serio?

A. S. ¡No! No pensaba que se tomaría en serio. Pero la gente empezó a preguntar: "¿¡Cómo te damos la pasta, Ariane!?".

EP3. ¿Has creído alguna vez en Dios?

A. S. Crecí como cristiana, pero nunca creí exactamente. Siempre he tenido mis dudas. Mi madre es parsi, y pertenece a una religión llamada zorostrianismo. La idea del infierno si no crees en el Dios cristiano siempre me ha parecido una tontería. Cuando cumplí 25 años me hice atea.

EP3. ¿Tus padres qué piensan de esto?

A. S. No son ateos, pero me han apoyado.

EP3. Aparte de atea, eres guionista, periodista, columnista... ¡y bloguera! ¿Por qué te gusta tanto escribir?

A. S. ¡Has leído mi blog! Jaja... es una manera de expresarme. Puedes llegar al corazón de la gente, es muy liberador. Llevo escribiendo desde que tenía 3 o 4 años.

EP3. ¿Tan joven? ¿Profesionalmente?

A. S. ¡Nooo! Profesionalmente desde los 21.

EP3. ¿No te da miedo acabar en el infierno al desafiar así a Dios?

A. S. ¡Creéme... iré al infierno igual! Lo que no puede ser es que se inculquen esas ideas a los niños para convencerlos de que sigan determinadas creencias.

EP3. ¿Crees que el bus ateo podría convertir a los creyentes en no creyentes?

A. S. No. Pero creo que ayudará a pensar.

EP3. ¿En qué crees tú?

A. S. En la amabilidad. En pasarlo bien y ver la parte divertida de la vida. Compartimos mucho. Todos queremos ser amados.

EP3. ¿Habrá otras campañas?

A. S. No. Quiero volver a escribir comedia. He estado muy ocupada últimamente. No me arrepiento, pero ahora quiero relax.

EP3. Pero si tuvieras que manifestarte por otras razones, ¿cuáles serían?

A. S. Los derechos de las mujeres, y los de los gays y lesbianas. Creo que es muy importante su derecho a casarse. También creo en que los niños de distintas razas y procedencias crezcan juntos.

EP3. Oye, y ahora que te estás haciendo famosa incluso fuera del Reino Unido, y teniendo en cuenta lo que escribiste recientemente en tu blog [dijo que su objetivo para 2009 era encontrar el amor], ¿has recibido muchas propuestas?

A. S. ¡¡Ohh, jajaja!! He recibido unos pocos e-mails, ¡pero todavía no he tenido tiempo para responder! ¡Pero nunca se sabe! Siempre he sido muy abierta a conocer gente nueva, pero quizás un día... quizás este año encuentre a alguien...

EP3. Entonces... ¿Me llamarás cuando vengas a Madrid?

A. S. ¡Por supuesto! ¡Jajaja!

http://www.arianesherine.com

http://www.atheistbus.org.uk

jueves, 15 de enero de 2009

La melancolía de Mas




El entrañable de Artur Mas ha generado cierta polémica (banal, por supuesto, tal y como está el patio, pero, qué coño, jocosa por lo alejado de la realidad que es nuestro politiquerío local, tan parecido a la comunidad religiosa bizantina) con su augusta designación del independiente Ramon Tremosa como candidato de Convergencia a las elecciones europeas dentro de su vacilante proyecto de la casa gran del catalanisme.

Resulta enternecedor el bueno de Artur con su insistencia con esta ocurrencia que dio para una hermosa performance mussoliniana (la presencia de su mentón compite con el mejor Benito, sin duda), pero que está anclada en la melancolía por los buenos viejos tiempos del mejor CiU del pujolismo ochentero, cuando sí podían darse el gustazo los chicos de convergencia de ejercer de pal de paller (deliciosas las metáforas payesísticas del catalanismo) de la cosa. Se conoce que les cuesta resignarse a que la verdadera casa gran del asunto sea el Parlament en sí, el famoso oasis, lo que un iluminado de sabiduría tuvo la clarividencia de llamar PUC (partido único catalanista, en el cual se incluyen las huestes de CiU, psC, ERC, ICV y con el que también coquetea el PPC). La audacia de la casa gran, con sus simbolitos y su puesta en escena grandilocuente no es más que la muestra de lo que les cuesta resignarse a que la estrategia primigenia de CiU es un mercado demasiado maduro como para pretender volver a capitalizarlo.

Habrá que ver cuánto tardan en asumir que aquellos hermosos tiempos de mayorías absolutas del transversalismo catalanista de Pujol forman parte de un tiempo pasado, sin duda sugestivo como las hazañas épicas de los antepasados, pero que no pasa de improductivo ejercicio de melancolía, ya que la coña está empezando a tocarle las narices a algunos. Sólo hay que ver el cabreo de Guardans, molesto por ser sacrificado por algo que sabe inútil. Está claro, a la coña del catalanismo juegan demasiados como para poder significarse por ahí, de cara a volver a pillar cacho gubernamental (la verdadera gran vocación de los mozos de convergencia).

Considerando que a jugar a ver quién es más macho catalanista, se pone hasta el charnegazo de Montilla (para horror de nostrados como Ferrusola o Felip Puig) con su proverbial desfachatez, cierto es (realmente, hay que reconocer que alguien que le da semejantes patadas a la lengua de Pompeu Fabra vaya de adalid de las esencias catalanistas, suena a chiste cínico), tendría que ser una muestra de que CiU debería plantearse cambiar de estrategia y asumir que su rol viable es ejercer de opción conservadora y moderada para el electorado, como, de hecho, tiene asumido el hermano pequeño de Unió. Las cosas como son, eso de poner al día el concepto de catalanismo suena a poner al día el concepto de monofisismo: mera discusión bizantina.


Artur Mas en su genial interpretación de Duce

miércoles, 14 de enero de 2009

Qué lento parece pasar el tiempo en Palestina




Grande y didáctico artículo de un prestigioso diplomático conocedor de la materia, sobre la historia del papel reciente (aunque dos años parecen siglos en esto de Palestina, qué lejos quedan las negociaciones de Camp David del año 2000, con Arafat, Barak y Clinton) de Hamas en el embrollo de marras. Qué delicados y sutiles equilibrios requiere esto de la diplomacia.

TRIBUNA: ÁLVARO DE SOTO
Lecciones de un cese del fuego despreciado

ÁLVARO DE SOTO -EL PAÍS- 14/01/2009

No debería sorprendernos el rechazo casi inmediato, tanto de Israel como de Hamás, del alto al fuego pedido por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Israel insiste en condiciones severas antes de concluir la Operación Plomo Fundido: primero, que cesen los disparos de cohetes; segundo, que se impida el rearme de Hamás, y tercero, que el cese sea duradero.

Hamás plantea, además, sus propias condiciones: la apertura de todas las puertas de entrada y salida que Israel ha abierto y cerrado arbitrariamente desde principios de 2006.

Además, si Hamás aceptara las condiciones segunda y la tercera, dejaría de ser movimiento de liberación militante.

Para entender mejor la recalcitrancia de Hamás es útil referirse a la resolución 1850 del Consejo, aprobada el 16 de diciembre de 2008, días antes de que se desencadenara la crisis.

Veamos por qué. Cuando asumió la presidencia, el líder palestino Mahmoud Abbas, que anhelaba reanudar las negociaciones rechazadas por Israel bajo su predecesor Arafat, tenía que llegar a entendimientos con las milicias que podrían sabotearlas.

La milicia principal era, y es, Hamás, que Estados Unidos y la UE califican de organización terrorista. Hamás tiene una milicia fuerte, motivada y compara-tivamente disciplinada que ha cometido actos de terror pavorosos, pero sin cuya cooperación no es posible controlar la violencia contra Israel. Circunscribirla a su actividad terrorista es incorrecto, pues Hamás tiene varias facetas: también es una organización social de beneficencia que suple la ineficacia y la corrupción de las autoridades de Fatah, el anquilosado partido de Arafat. Además, con su manejo hábil del púlpito y su desempeño relativamente limpio y eficiente en las municipalidades que encabeza, Hamás se ha convertido en un diestro actor político.

En marzo de 2005, en negociaciones auspiciadas por Egipto, Abbas logró dos objetivos importantes: Hamás suspendió los ataques contra Israel y aceptó participar en las elecciones legislativas, lo cual hasta entonces había rechazado porque éstas eran fruto de los acuerdos de Oslo que Hamás había denunciado. Abbas se comprometió a dar inicio a la reforma de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) a fin de incluir a Hamás.

En septiembre de 2005, de cara a las elecciones legislativas palestinas de enero de 2006, el Cuarteto (EE UU, UE, Rusia y la ONU), pese a la oposición del entonces premier israelí Ariel Sharon, respaldó la estrategia de Abbas, que apuntaba a integrar a Hamás al sistema político creado en Oslo. En la campaña Hamás hizo a un lado su documento de fundación, que postula laeliminación de Israel, y presentó un programa político más bien pragmático. Sus líderes se mostraron receptivos a una solución al conflicto en la que el futuro Estado palestino aceptaría por lo menos tácitamente al Estado israelí.

Para sorpresa de casi todos, Hamás ganó la mayoría de la legislatura. Ofreció integrar a miembros de Fatah en el Gobierno, y aceptó que Abbas, en su calidad de líder de la OLP, continuara como negociador palestino con Israel, sujeto, por cierto, a que el resultado fuese sometido a referéndum.

Los territorios palestinos ocupados dependían para entonces de Israel para comunicarse con el mundo exterior. Ahora, existe un lugar de cruce con Egipto que en principio debe ser vigilado por la UE. Por tanto, la Autoridad Palestina depende casi totalmente de la comunidad internacional, y, sobre todo, de los países europeos. Así, éstos tenían herramientas para influir positivamente sobre la evolución del nuevo Gobierno. La comunidad internacional había alentado las elecciones como parte de un proceso de democratización. Por tanto, tendría que haber ejercido esa influencia en forma que respetara la voluntad libremente expresada por el pueblo palestino, tras décadas de humillaciones, en las urnas. Habría hecho falta un fino trabajo diplomático con las nuevas autoridades de la Autoridad Palestina a fin de encaminarlas por la senda de una solución negociada del conflicto con Israel, hacia la cual daban señales de dirigirse.

Pero la comunidad internacional hizo caso omiso de la evolución positiva de Hamás. Quizás interpretando como señal de debilidad la disposición de Hamás de participar en elecciones y suspender los ataques, optó por exigirle, previo a cualquier cooperación o contacto, precondiciones que incluían el reconocimiento de Israel, lo que para Hamás, si no venía acompañado de un acuerdo de delimitación de fronteras, equivalía a legitimar la ocupación.

Con pocas excepciones, la comunidad internacional no solamente dio las espaldas a los gobernantes libre y justamente elegidos por el pueblo palestino, sino que al retirar la cooperación, debilitó las instituciones de la Autoridad Palestina que debían servir de base para un futuro Estado. Al hacerlo, cohonestó el castigo colectivo aplicado por Israel al pueblo palestino por haber elegido a Hamás, agudizando la miseria en la que vive y cortándole las vías para despegar económicamente.

El rechazo de la comunidad internacional continuó aún después de la formación, bajo los auspicios del rey de Arabia Saudí, de un Gobierno de unidad nacional, en febrero-marzo de 2007. Su fracaso llevó al cisma entre Fatah y Hamás y a la separación violenta entre Cisjordania y Gaza en junio de 2007, que hoy persiste. La política de exclusión ha tenido el efecto de radicalizar un movimiento que empezaba a orientarse hacia el juego democrático y la negociación.

El proceso de conversaciones iniciado en Annapolis en noviembre de 2007 entre Israel y Abbas intentaba crear una plataforma para que éste recuperara la iniciativa política a expensas de Hamás. Como varios dijimos en aquel momento, esas conversaciones estaban condenadas al fracaso: ¿cómo hacer la paz con la mitad de los palestinos, mientras se excluye y castiga a la otra mitad, que además goza de legitimidad ganada en las urnas? Abbas sale muy debilitado, como líder político e interlocutor, de la crisis actual.

La resolución 1850 intenta consolidar y codificar el proceso de Annapolis. Un observador malicioso podría pensar que el propósito de la resolución 1850 era maniatar al próximo presidente de Estados Unidos, el aliado más poderoso que tiene Israel, para que éste no cambie de rumbo. Ojalá que éste no sea el caso: los amigos de Israel le hacen un flaco servicio al alentarlo a que continúe en la vía actual que manifiestamente no da resultados positivos y que, a largo plazo, puede tener un costo altísimo.

A fines de 2007, Ehud Olmert advirtió a sus compatriotas que la creación de un Estado palestino es no solamente vital para la supervivencia del Estado de Israel, sino también urgente, pues de aquí a pocos años los palestinos constituirán mayoría en la Palestina histórica. Si se continúa por el camino actual, la advertencia de Olmert se tornará en profecía. La manera de impedir que ésta se realice y rescatar el malherido proyecto de solución de dos Estados es adoptando un enfoque inclusivo, que tienda a unir y sintetizar al pueblo palestino, no a dividirlo.

Álvaro de Soto, diplomático peruano, fue coordinador especial de la ONU para el Proceso de Paz en Oriente Próximo.

martes, 6 de enero de 2009

La dura existencia de los nation-makers

Los historiadores han tenido tradicionalmente una función legitimadora del poder. De hecho, acostumbraban a ser cortesanos que se sumergían en el pasado para dignificar una dinastía, hasta el punto que a los burócratas andalusíes se les exigía habilidades líricas para este tipo de ejercicios. En el siglo XIX se les atribuía la condición sarcástica de nation-makers, en la medida que sus pesquisas en la documentación antigua servían para fundamentar reivindicaciones nacionales en tiempos de auge del nacionalismo.

Hoy en día, afortunadamente, la historiografía académica no parte de principios legitimadores del poder, sino de una base científica de conocimiento y análisis de los procesos históricos de las sociedades humanas. Desgraciadamente, como era de esperar, no deja de haber intentos de mantener esa original y deshonrosa función para los historiadores. Para muestra, un botón del DOGC núm. 3670, de 4.7.2002:


L’estudi del passat ajuda a entendre el present i a conèixer i contextualitzar les arrels culturals del país, amb la qual cosa es contribueix al procés de cohesió social i d’arrelament nacional.

S’entén també que tant la geografia com la història van adreçades a unes persones que són els joves i les joves ciutadans/nes d’una nació (Catalunya) emmarcades en un estat (Espanya), en una identitat genèrica (cristiano-occidental i mediterrània) dins d’un món on s’articulen d’altres cosmovisions i identitats. És per això que les característiques plurals i diverses de la nació catalana, també la seva geografia i la seva història, han de vertebrar en bona part la configuració dels continguts de l’àrea com a expressió de la identitat pròpia dins d’Espanya. Així mateix, des d’aquesta àrea, s’ha de fomentar el coneixement i respecte per les altres identitats i cultures diferents a la pròpia, i concebre-les com una font d’enriquiment personal i col·lectiu, entre moltes altres raons perquè en molts casos són elles mateixes elements històrics que han contribuït i contribueixen a la definició actual de Catalunya.


Semejante galimatías, lleno de elementos ideológicos absurdamente inconexos, forma parte de la ordenación vigente de enseñanzas de ciencias sociales para la Educación Secundaria Obligatoria. Me encantaría que aquél o aquéllos que tuvieron a bien redactar tal monstruosidad, tuvieran la amabilidad de hacer un análisis del texto. Yo creo que se les caería la cara de vergüenza. Lo que si que está claro y diáfano es el propósito, que se podría haber escrito de forma mucho más sencilla, pero tal vez más obscena: inculcar la identidad nacional catalana. ¿Cómo casa esto con los bellos principios democráticos (y científicos) de libertad de consciencia y fomento del espíritu crítico? Mal, por supuesto.