jueves, 2 de enero de 2014

Federalismo suena bien

Federalismo suena bien
En la vorágine política en la que nos tienen sumidos en Cataluña el independentismo gobernante en torno a lo que han llamado el derecho a decidir, parece ser que se está fraguado cierta reacción de izquierdas que se considera federalista y se aglutina en torno a la idea de promover una estructura federal del Estado Español. Resulta refrescante en la medida que ayuda a romper el pensamiento único imperante en Cataluña pero, aunque cada vez son más combativos con el independentismo, en realidad no deja de ser una postura en gran medida vacua que insiste en incidir en la cuestión territorial como eje central de la política en Cataluña, a pesar de que la coyuntura que vivimos está muchísimo más condicionada por el paro, la precarización laboral, la desigualdad y los recortes en el estado de bienestar.
No es que me oponga al federalismo ni mucho menos, la cuestión es que no deja de ser una posición que fundamenta su atractivo en la equidistancia entre el independentismo y cualquier postura – hablemos claro - que parezca demasiado cercana al PP y que se juzga por parte de estos federalistas como inmovilista si no tendente a la recentralización estatal. Seamos francos, el actual gobierno del PP se está mostrando muy involucionista en muchos campos, pero en lo que se refiere a la estructura territorial del estado, todavía, no ha hecho nada particularmente elocuente al respecto. Desde luego, las comunidades autónomas han visto muy reducida su capacidad de acción ante un límite de deuda que, no olvidemos, viene dictaminado desde las instituciones europeas pero, vamos, el gobierno de Rajoy no ha hecho como el de Putin en su momento, de reducir las federaciones de Rusia a meras divisiones administrativas.
Así pues, estos federalistas que se proponen construir una estructura federal para el Estado Español, en realidad, no concretan para qué es necesario ni en qué se concretaría este cambio, quizá sin tener presente que la mayoría de estudiosos del tema engloban el Estado de las Autonomías español dentro de las estructuras de estado de tipo federal. Por supuesto, con esto no niego que son pertinentes reformas que profundicen en la estructura federal del Estado de las Autonomías, especialmente en lo que se refiere en los mecanismos de cooperación, por ejemplo en la siempre pendiente reforma del Estado o racionalización administrativa, eliminando redundancias o niveles provinciales. Pero no nos engañemos, por muy oportunas que sean, esto no dejan de ser reformas a lo que ya existe y no hace falta ponerse pomposos con la elegante denominación de federalismo. En el actual contexto político, de hecho, no deja de ser una cuestión menor ante retos mucho más relevantes y críticos.
Insisto, actualmente es infinitamente más relevante y urgente abordar cuestiones como el paro, la precarización laboral, la desigualdad o los recortes en el Estado de bienestar (habría más, desde luego, transparencia, representatividad, división de poderes...) que están siendo soslayadas por el inacabable debate territorial que llevan más de 30 años empujando los nacionalistas. No tengo la menor duda que lo verdaderamente revolucionario, lo verdaderamente de izquierdas, sería romper totalmente con el esquema mental del nacionalismo en el que la cuestión territorial tiene un papel preponderante y procurar llevar al centro del debate político estas cuestiones que, de hecho, son las que verdaderamente preocupan a la ciudadanía (y a la clase trabajadora ya ni te cuento).