domingo, 27 de diciembre de 2009

Parecidos razonables

Un servidor escribió el otro día un articulillo en el que hablaba de las veguerías. Hoy Enric Hernández publica otro en el diario El País con contenido similar y conclusiones acordes, aunque, sí, probablemente mejor escrito. No soy tan vanidoso como para considerarme plagiado, pero sí lo suficiente como para señalar la coincidencia en la evidencia, siempre gratificante cuando es con un profesional. ¿Qué opinará el periodista de esta concordancia con una opinión publicada en un órgano de un partido político? Lo saludable sería sentirse representado.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Chuck Norris y la virgen María



Según he podido leer por ahí, el brillante intelectual Chuck Norris ha comentado en un artículo que si la virgen María hubiese podido acceder a la cobertura sanitaria que propone Obama quizá hubiera abortado su indeseado embarazo. Me parece un planteamiento apasionante. ¿Qué hubiese pasado si la virgen hubiese preferido no tener un hijo ilegítimo con Dios? Por supuesto, es imposible saberlo aunque da mucho juego a elocubraciones históricas al estilo de las escalofriantes que se le ocurrían a Lionel Hutz sobre un mundo sin abogados.

Quién sabe si la virgen hubiese preferido ahorrarse disgustos y el papelazo que le tocaría a su marido (Chuck, estaba casada con José, no era madre soltera, si acaso, adúltera), pero sorprende que alguien que va tan de cristiano como el desaparecido en combate no sólo muestre tal desconocimiento de las escrituras, sino que se le ocurra semejante blasfemia: según la tradición crisitiana, la virgen aceptó el destino que el arcángel Gabriel le había anunciado. ¿Cómo se le ocurre a un cristiano que la madre de Dios hubiese preferido abortar al mesías? Hombre, como ocurrencia tiene su gracia, porque vaya ojo entonces el del omnisciente.

La verdad es que con el cansino debate del aborto se utilizan argumentos increíblemente peregrinos que pretenden más que racionalizar el asunto, no sé si llegar a las emociones o sencillamente generar miedos y prevenciones irracionales que, la verdad, llegan a extremos ridículos. Algo esperable, de todas formas, de un intelectual de la talla de Chuck Norris. Mejor que se dedique a dar patadas y poner cara de madelman, que es lo suyo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

La privatización de la sanidad del psC y sus cortinas de humo

El escenario no parece casual y en política es raro que lo sea. Sin duda, lo que sí que resulta, es ilustrativo. Cuando algunos decimos que el nacionalismo, entre otras muchas ignominiosas cosas, es una cortina de humo con la que aletargar a la sociedad con banalidades que nos distraen de las cuestiones verdaderamente importantes sobre las que se tiene que dedicar la política, nos referimos, precisamente, a este tipo de cosas: este fin de semana, las legiones de independentistas paniaguados por el erario público han organizado una performance de referendos de independencia por media Cataluña captando la atención de todo el mundo, mientras tanto, el psC desvela lo que tiene pensado para su programa electoral de las autonómicas, ni más ni menos, la privatización de la sanidad pública, a través del copago de la visita al médico y la gestión empresarial de los centros sanitarios.

Partido de los socialistas, se hacen llamar. Menudo fraude. Va siendo verdaderamente hora de que los votantes socialistas y los catalanes en general nos hagamos un sencillo planteamiento: ¿en qué queremos dedicar los recursos públicos, en ir construyendo naciones o en tener unos servicios públicos de calidad? Cuando la Generalitat dedica cientos de millones de euros a cosas como política lingüística, subvenciones a medios de comunicación o abrir pseudo-embajadas donde colocar familiares y amigos, el que se planteen cobrar por ir al médico no sólo es vergonzoso, sino que tiene que ser un toque de atención para que los ciudadanos se planteen que tiene que cambiar el paradigma político en Cataluña.

Los partidos del espectro político nacionalista que llevan gobernando 30 años Cataluña, con sus variantes que van del independentismo al sutil catalanismo, se dedican a narcotizar a la sociedad con sus airadas reclamaciones, para que señalando oportunamente a Madrid, descuidemos sus mangoneos tipo Pretoria o, sencillamente, su responsabilidad a la hora de gobernar. Porque en Cataluña, en vez de la religión, es la nación el opio del pueblo.