domingo, 8 de agosto de 2010

La escopeta nacional (versión modernizada)



Ayer volví a ver la genial película de Luis García Berlanga La escopeta nacional en la que un industrial catalán, Jaime/Jaume Canivell, magistralmente interpretado por José Sazatornil, en el franquismo paga una cacería en la finca de un rancio aristócrata para poder contactar con un ministro para que le dé un trato de favor para poder colocar su producto, a lo cual accede no sin sacar tajada del asunto. Al final el ministro resulta destituido de su cargo por un adversario del Opus con el que el industrial puede de todas formas adquirir el trato de favor a cambio de acercarse a la obra.

La trama de corrupción que nos ilustra Berlanga en el franquismo me recuerda poderosamente el famoso caso del Palau, cambiando el núcleo de poder del nacionalcatolicismo al catalanismo. La comparación nos permite ver con diametral claridad las transformaciones meramente superficiales del sistema corrupto de confianzas y favores que se ha traspasado de uno al otro régimen.

Paradójicamente o no, el industrial catalán ha mutado en multinacional de la construcción con sede, mira tú por donde, en Madrid. Permite que el contraste idiomático del que hace gala en toda la película Jaime/Jaume Canivell se mantenga con la constructora madrileña. El aristócrata de la película, el Marqués de Leguineche es inmejorablemente substituido por Fèlix Millet, miembro de una saga de ilustres catalanistas (casualmente también colaboradores del franquismo, como nuestro entrañable industrial) que fundaron en 1891 la venerable institución catalanista l'Orfeó Català. La finca palaciega donde es organizada la cacería, pues, tendría un inmejorable sucesor en el preciosista Palau de la Música Catalana. El ministro franquista, sin lugar a dudas, tendría su alter ego en Daniel Osácar o en general cualquier representante de la fundación de Convergència. La duda radicaría si el recién nombrado ministro del opus sería substituido por alguien del tripartit, aunque la involucración de García Bragado o Antoni Castells, a pesar de no tener relación (conocida) con Canivell, perdón, con Ferrovial en la trama, bien realizaron tratos de favor para el Marqués de Leguineche, digo, Fèlix Millet.

La duda inquietante es si se ha materializado la famosa máxima de Lampedusa sobre los cambios de regímenes que rezaba si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie. Lo que diferencia a una democracia de una dictadura no es sólo que podamos escoger a los dirigentes, porque no se trata meramente de elegir quién nos va a robar. Como expuso Albert Rivera en la comisión parlamentaria de investigación del caso del Palau, en una democracia han de funcionar mecanismos de control público, intervención y gestión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias

*** Mejores escenas (cómicas) de "La escopeta nacional" ***

Si alguien no ha visto esta obra maestra de Berlanga y/o quiere saber cómo funcionaban (y por desgracia creo que sigue siendo así en buena medida, aunque cambien algunos decorados) las altas esferas de España (me da que, con matices locales, así pasa en muchos otros países ...) no tiene más que conseguirla y verla.

Me gustaría que los que la hemos visto recopilemos aquí los mejores momentos de ella, especialmente las escenas más divertidas o graciosas.

Por cierto, me suena que en "La mitad invisible" hace unos meses Ortega visitó a un club de fans de "La escopeta nacional", que ve la película con frecuencia. ¿Alguien vio ese episodio? ¿Cuál es? ¿Alguien sabe dónde hay clubs de fans de esta película?

Gracias

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Una escena muy cómica, algo antes de la mitad diría yo, es cuando el marqués (padre) le pregunta a Canivell (protagonista, industrial catalán) si la comida está buena. Éste dice que muy buena y el viejo (verde) aristócrata responde: "Pues se dice, que me cuesta 500 pesetas por cabeza" (cuando la cacería, etc. las paga el catalán, aunque la marquesa no quiere que se hable de ello por ser "de mala educación"; el industrial paga buscando hacer un gran negocio, que parece que al final no le sale en medio del desastre nacional).

Y hay otra escena muy graciosa al principio del filme, en los 5 o 10 primeros minutos diría yo, pero no la recuerdo (no es cuando le ponen polvos de talco sobre la mancha del abrigo). ¿Alguien sabe cuál puede ser? Es un diálogo o comentario muy castizo, si no recuerdo mal.

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Se ruega contestar en http://www.adslzone.net/postt370603.html