Llegado a su ecuador, esta campaña electoral tiene menos emoción que un partido del Barça. Diríase que los propios contendientes la encaran con desdén, parece darles más pereza que a los mismísimos electores, que ya es decir. Exactamente como esos partidos en los que el Barça está sobrehumano y a la media hora ya vence por 4-0 y la hora restante de fútbol es puro trámite. A estas alturas todo apunta a que en estas elecciones la mayor intríngulis va a estar en comprobar si Rajoy va a ser capaz de alcanzar la hístorica victoria de Felipe en el 82 con 202 diputaditos de nada. El paralelismo es un señuelo que no sé como se le ha escapado a los periodistas, ya que ambas campañas apelan al cambio ante un gobierno en descomposición.
Por supuesto, el PP no está haciendo una campaña brillante, en esto la metáfora del Barça flojea, pero sí que se comporta, comprensiblemente, por otro lado, como un equipo que va ganando de goleada: no arriesga, ni puta falta que le hace, y no sólo por los 5 millones de parados y en general la pésima labor del gobierno de Zapatero. Sino porque el resto lo hace tan rematadamente mal, que no dan la más mínima gana de llrgar a plantearte el votarles, a pesar de las desesperadas ganas que podemos llegar a tener de votar algo diferente.
Solo viendo los carteles con los que empapelan las calles el panorama es desolador. Son tan incomprensibles que a uno le asoma la duda de si son genialidades de vanguardia que una mente antigua como la mía no sabe captar o sencillamente son una bazofia incapaz de disimular tan siquiera un poco la falta de mensaje. Te entran ganas de suplicarle a los políticos, por una vez, que nos mientan, que nos digan algo esperanzador.
Voy a hacer un repaso a los partidos catalanes que son los que yo veo en la calle. Si en algo es Cataluña una nación es en su catálogo de partidos, uno de los triunfos de Pujol que si no he explicado anteriormente, ya lo haré.
PSC (no confundir con PSOE, partido con el que comparte grupo parlamentario en el Congreso): Son grandiosos, ellos oyen llover, no se dan cuenta que han perdido un poquitín de nada de confianza entre su electorado. No les afecta que 2/3 partes de sus votantes no piense repetir ni jartos vino. Están encantados con una fórmula que les ha ido de rechupete en los últimos años, aclarar que el PP es peor. Las constantes improvisaciones del gobierno de Zapatero y lo mal que han ido podrían haberles hecho pensar que quizá tenían que haber planteado un proyecto político estructurado e ilusionante. Pero ya se sabe que los políticos se dejan llevar por la máxima de más vale malo conocido que bueno por conocer. El problema es que los ciudadanos lleguen a pensar que peor de lo que hacen estos, no se puede hacer. Y encima, un lema como Per a Catalunya no és el mateix Rajoy que Rubalcaba invita a reflexiones políticas del tipo per a Catalunya no sé, però per a mi sí; o aun peor para los intereses socialistas, no, no són el mateix, Rubalcaba és encara pitjor.
Con todo, esto no es lo más incomprensible de los carteles del PSC. Lo más incomprensible son las fotos de las pancartas de las farolas. Me gustaría que quien haya ideado esta campaña me las explicara. Son fotos casuales de Carme Chacón, imagino que para hacerla más próxima (cuando lo que tendrían que hacer es aparentarla competente) y por un motivo que se me escapa las han hecho en blanco y negro. ¿Para remarcar sus incipientes arrugas? ¿Para mostrarla como algo antiguo y caduco?¿Para inducir melancolía? Ni idea. Pero lo incomprensible de estas fotos no se queda aquí. Son fotos que las han partido para que ocupen las dos banderolas que se ponen en las farolas. Una la ocupa nuestra querida Carme, la otra el resto de la foto que los fotógrafos y diseñadores clásicos desecharían. Así, aparece toda una banderola (que cuestan una pasta) para un coche que pasaba por ahí en la foto (encima, de época, lo cual añade confusión y melancolía), una mano cortada de no se sabe quién, que resulta ante todo fantasmagórico.... ¡Como si la última legislatura socialista hubiese generado poco pavor!
CiU: Después de alguna campaña que iba más de innovadora, en esta intentan dar una imagen más clásica, pero sin lograr hacer comprensible su mensaje. En un fondo de senyeres rebosantes, cómo no, te ponen dos tipos de perfil egipcio con el lema La nostra força. Debajo, en pequeño, te ponen Duran i Lleida, haciendo dudar al más distraído: ¿Cuál es Duran y cuál Lleida? Después de esa incertidumbre, te asalta la siguiente. ¿Cuál es vuestra fuerza? ¿ Ese dúo, Duran y Lleida? ¿Las senyeres? ¿Son Jedis? Y entonces te los imaginas viendo una peli de la Guerra de las Galaxias, por eso ese perfil, y los empiezas a visualizar con gafas 3D. después de reirte un rato, ya en serio, te preguntas, bueno, de qué van estos, ¿Se van a poner a repartir ostias o qué? Es difícil animar al voto con un cartel así. De hecho, ya ni piden el voto ¿será por el descrédito de la política?
ERC&friends: Luego dirán de la aritmética variable de Zapatero, pero lo de ERC es digno de estudio. En cada elección se presentan en coalición con un partido independentista diferente. ¿Los motivos? Ni idea. Dudo que su electorado lo sepa tampoco. Tampoco importa mucho, estos van a tiro fijo, tienen una idea y la explotan hasta el límite. Lo que pasa es que con una sola idea hacer campañas y que no parezcan siempre la misma es difícil. ¿Qué más da? me digo yo, pero entiendo que para los expertos en comunicación que contrate ERC no es lo mismo de cara a justificar una minuta. Así que en esta campaña han rizado su idea hasta hacerla ininteligible. En un lado te ponen La Comunitat Autònoma del no con los colores del Rayo Vallecano o de las señales de tráfico de salida de población. En otro lado te ponen La República del sí, con los colores de ERC. ¿Qué significa? Obviamente nada. Pero los expertos en semiótica que han sableado a ERC seguramente les habrán colado chorradas de asociaciones primarias, es decir, les han animado a tratar a los votantes como imbéciles: Cumunidad Autónoma maaaaaaalo, República bueeeeeeeeeno. Yo me lo imagino con las voces de Epi y Blas.
ICV-EUiA-RFATHVJRBYTW%QGQTW@GHBVFL: O para los despistados, los d'esquerres i ecologistes de debó. Para lema gastado este, pero va aguantando el tirón, total, para unos mozos que con estar por ahí ya están satisfechos, pues lo van reciclando constantemente, ignoro si por eso de ser ecologistas.
Con todo, para esta campaña han creado uno más sorprendente: I a sobre ens hem de callar! Acompañado del inexpresivo y enorme rostro de Joan Coscubiela. A mí me intimida un poco, la verdad. Cada vez que paso por la calle y lo veo me entran ganas de decirle ¡No, por Dios, hable usted! Me gustaría saber las vueltas que le dieron a este lema, porque me parece una parida sin sentido. Es evidente que intenta sin apenas disimulo apelar al movimiento 15M, pero confunde la indignación con el mero berrinche y lo que es peor, se centra en el lado emocional negativo y no en lo que le toca a un partido político en elecciones, que no es otra cosa que proponer algo. ¡No es tanto pedir, jo! Que la gente esté cabreada es comprensible, que lo esté un partido político y lo use como baza electoral, pues espanta.
Aparte, los muchachos d'esquerres i ecologistes de debó cometen una flagrante injusticia: nadie les impide largar todo lo que les dé la gana, su libertad de expresión no está en entredicho, de hecho, una campaña electoral es el medio para que puedan decir lo que les plazca. Cosa que, por cierto, no pueden disfrutar otros partidos más pequeñitos y con menos privilegios que tal vez, solo tal vez, sí tengan ganas de proponer algo y no ir de victimillas por la vida.
Total, que luego ves los carteles del PP, que te dicen cosas sencillas y comprensibles como súmate al cambio o por el empleo, más manidas y sobadas que un pésame, pero que es lo que la peña quiere oír: cambio y empleo, así de sencillo. Cosas positivas, esperanzadoras, en definitiva, que estamos en campaña, promesas. Y aunque vaya acompañada de la cara inquietante de Rajoy (pobre fotógrafo, pedirle un imposible), al lado de los otros carteles resulta edificante y tranquilizador. Luego, el resto de lumbreras se rasgarán las vestiduras por el triunfo arrollador del PP. ¡Si es que no habéis parado de meteros goles en propia!
En definitiva, esta campaña más que animar al voto, lo que hace es desmoralizarlo, desinteresar a la peña de la política y engrosar las filas de la abstención. ¿Querrán acaso el resto de partidos secretamente que gane el PP de paliza para no tener que enmerdarse implicándose con el gobierno, en vistas de lo chunga que está la cosa? Sería lo más comprensible.
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