jueves, 7 de mayo de 2009

África, el patio trasero del mundo

El periodismo, más que informar, a lo que se dedica es a generar estados de opinión. Lo sé, es una verdad de Perogrullo que sabe a ajo, pero hasta que no te implicas un pelín con esto de la política no la asumes como propia, lo cual te conduce a que, al hojear un periódico, más que buscar información lo que busques es la intencionalidad con la que publican una noticia y redactan un artículo. En C's lo han tenido que aprender a base de ostias, al comprobar que una mani de miles de personas no tiene espacio en ningún medio mientras que unas declaraciones idiotas de un diputado llenan titulares. El País, por ejemplo, medio que leo por tradición, ya sabemos que acostumbra a ignorar a C's porque considera que perjudica al partido socialista, mientras que otros medios le han dado cobertura en determinados temas en función de los cálculos que realicen, también, en función de los intereses políticos que deseen apoyar. en fin, triquiñuelas de la arena política que resultan ajenas y obscenas a ojos de cualquier idealista.

Ahora bien, lo que resulta verdaderamente inquietante es el momento en que esos estados de opinión van más allá de las filias y fobias políticas de cada diario, cuando entran en la percepción de la realidad condicionando, si vale la expresión, emociones colectivas. Lo vimos con la crisis, lo vimos con la fiebre aviar, lo vemos hoy con la gripe porcina. Son mareas mediáticas que por una temporada, como una moda, nos invade la prensa y las conciencias, dejándote la duda de si es por, meramente, vender diarios, o correr una cortina de humo. Medio mundo debe estar haciendo chascarrillos con la gripe porcina. Sin duda, el miedo debe vender muy bien. Ignoro si esto de la gripe porcina va a tener las dimensiones de la peste negra (que fulminó un tercio de la población europea con diferentes oleadas), pero, sin duda, nos la están vendiendo así, tal y como nos vendieron la fiebre aviar, quedando, como sabemos, por el momento, en agua de borrajas.

Lo realmente chocante es que la famosa gripe no parece ser tan mortífera como nos anunciaron, hay vacunas y, a pesar de la alarma social generada, la gente infectada se está curando. Probablemente la alarma ha servido para controlar la epidemia, pero la cuestión es que si se trataba de informar de epidemias, en el culo del mundo, en África, tal y como nos informan ahora, la noticia está servida. No es algo nuevo, África es el escenario de las mayores tragedias humanas, pero siempre nos llegan con sordina. De forma tardía, a modo de reportaje de esos que dan prestigio a una cabecera, nos llegan de África cifras y datos que empequeñecen los que han protagonizado la actualidad mediática. Nos desayunamos todos los días con el dichoso conflicto palestino, con Afganistán, lugares donde, sin lugar a dudas, suceden cosas terribles e injustas, pero que tienen toda nuestra atención porque, de hecho, es donde se traslada, de una manera u otra, la confrontación política nacional. Lo que sucede en África nos resulta lejano y ajeno. Lo vimos con el famoso tsunami, todo dios donó algo, pero las aberraciones que suceden en África parecen dejar al ciudadano medio indiferente, a pesar de estar mucho más cerca y mucho más interconectado África que el extremo oriente, cuanto menos, con Europa.

Los anti-imperialistas de antaño y hogaño, siempre han clamado por ser Latino-América el patio trasero de EE.UU. Ciertamente, lo era y en buena medida, lo sigue siendo, pero pocos claman porque sea África el patio trasero del mundo, y un patio trasero especialmente desordenado. Los intereses más sucios, los métodos más aberrantes, las compañías más indeseables campan con especial impunidad por este continente con connivencia occidental y fines económicos sin que nadie manifieste ni tan siquiera solidaridad con la gente del Sudán desplazada en Darfur, con la población del antiguo Zaire en perpetua guerra civil, o con el pueblo Ecuato-guineano por la dictadura que lo somete, por poner los casos, quizá, más conocidos.



REPORTAJE

Una epidemia de la que no se habla

Sin repercusión mediática, el África occidental se enfrenta desde hace meses a uno de los peores brotes de meningitis de su historia con 1.900 muertos y más de 56.000 casos declarados

FERNANDO NAVARRO - Madrid - EL PAÍS - 07/05/2009


Cuando la comunidad internacional anda preocupada por las consecuencias del virus H1N1 que ha matado a 44 personas y ha afectado a algo más de 1.000 en una veintena de países, el África occidental sufre literalmente una epidemia, que se puede prevenir con facilidad pero se ha llevado por delante a miles de africanos.

No tiene un problema de nomenclatura ni desata las hostilidades internacionales. Aún menos ha causado alertas sanitaria y mediática en el mundo. Sin embargo, desde primeros de este año una gran epidemia de meningitis (infección que afecta a las membranas que cubren el sistema nervioso central) se ha extendido por varios países de África. Para combatirla, Médicos Sin Fronteras (MSF), en colaboración con diversos gobiernos, ha puesto en marcha una de las mayores campañas de vacunación de la historia.

"Siempre hay un riesgo epidémico en esta parte de África pero este año la infección es muy agresiva. Desde 1996 no se había visto una tan fuerte en Nigeria, y casi se puede decir igual de Chad y Níger", cuenta Miriam Alia, enfermera de MSF que ha trabajado en las últimas semanas en nueve Estados del norte nigeriano.

El contagio actual es uno de las más graves de las últimas décadas. Los ministerios de Salud de Níger, Nigeria y Chad se han visto superados. La OMS ha alertado de su grado de letalidad. Las cifras no son ningún goteo. A día de hoy son más de 1.900 los fallecidos por la infección, mientras que con 56.000 casos declarados el brote se extiende por los tres países, con riesgo de saltar a algún vecino.

Despliegue histórico

Los Gobiernos locales y MSF intentan pararlo y se han movilizado con el mayor despliegue de la historia en esta zona. Trabajadores autóctonos e internacionales cooperan en distintas áreas a un ritmo vertiginoso. "Sin el tratamiento la mitad de los afectados muere", avisa la enfermera de MSF. Hace poco más de diez años el peor azote de meningitis que se recuerda en el continente africano acabó con la vida de 25.000 personas.

La alerta reside principalmente en la falta de acceso que hay en África a la vacuna que cura la enfermedad. Nigeria obliga a sus ciudadanos a pagar por el medicamento y la mayoría de los afectados no pueden permitírselo. Y como Nigeria otros países. Vacunar a una persona de meningitis en África tiene un coste aproximado de un euro, según cálculos de MSF. La ONG ha llegado a un acuerdo con las autoridades locales para ofrecerlo de manera gratuita.

"Con la vacuna se evita que la persona enferme de meningitis, pero no se evita la transmisión", añade Olimpia de la Rosa, responsable técnica de emergencias para MSF. De la Rosa explica que la actual vacuna ofrece inmunidad sólo por tres años, pero a partir del 2010 se podrá utilizar una nueva medicina que la alarga por 10 años. Pero hasta entonces, este 2009 se está cebando con una de las partes de África más pobres.

"Este año la transmisión ha sido muy rápida y ha llegado a campos de desplazados de Darfur", afirma la responsable técnica de MSF. La transmisión de este tipo de meningitis bacteriana (meningocócica de tipo A) se produce de persona a persona por la nariz o por la boca. El aire seco, el polvo y el viento irritan a la garganta y por lo tanto, explica De la Rosa, ésta ya no actúa de barrera. El hacinamiento y las condiciones muy poco solubles aumentan el riesgo de transmisión e infección.

Para limitar la propagación de la epidemia, 270 grupos de MSF trabajan en este proyecto de vacunación masiva. Los expertos estiman que más de siete millones de personas tienen que recibir de manera urgente la inyección en estos tres países, que se hallan dentro del conocido cinturón de la meningitis, un área geográfica desde Senegal hasta Etiopía que abarca a una población de más de 300 millones de personas.

Cada día, los equipos médicos pinchan la vacuna a unos 1.500 hombres y mujeres con edades comprendidas entre los dos y los 30 años, la población de mayor riesgo. "Trabajamos en centros sanitarios, escuelas, en casas particulares, incluso de hogares de chamanes, o en la plaza del pueblo, bajo un árbol", cuenta Alia. Es un trabajo sencillo pero vital. Es la única forma de detener la epidemia allí donde poco se sabe de lo que ha sucedido en México. África solo ha registrado en la ciudad de Ceuta un caso sospechoso de la nueva gripe o gripe A. Las preocupaciones son otras: a contrarreloj, sin descanso y apenas medios, se intenta evitar que la conocida meningitis siga cobrándose miles de vidas.

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