Hoy he tenido el enorme placer de leer una entrevista al que va recibiendo la alternativa en el liderazgo de ICV: Joan Herrera. Resulta enternecedor cuando llama a la rebelión ante la desafección de la ciudadanía ante el poder político. Quizá no se ha dado cuenta de que su formación política está en el gobierno, no sólo de la Generalitat, donde ocupa su presidente la conselleria, ni más ni menos, de interior, relaciones institucionales y participación, sino de muchos ayuntamientos. Debería entender que no es coherente tratar de estar en misa y repicando, ya que la cosa va también con ellos y bastante responsabilidad tienen en el asunto. Luego encima viene con que la suya es "una propuesta ética y de regeneración democrática". La verdad es que le agradecería a los chicos de ICV que no sólo hicieran un ejercicio de autocrítica, sino que dejaran de arrogarse esa superioridad moral de la que le gustan hacer gala, ya que, como tantos otros, se apalancan en y por el poder.
Y es que los de ICV no pasan de ser los tontos útiles del PSC, siempre dispuestos a prestarle graciosamente sus votos a cambio de algún carguillo, eso sí, sin que les hagan demasiado caso a la hora de tomar decisiones. En esos casos, el PSC prefiere entenderse con Convergència que con sus eternos socios de gobierno, quizá con el convencimiento de que a los de ICV siempre los tendrá a mano. En esta legislatura en el Parlamento de Cataluña lo hemos visto con una prodigalidad que raya la humillación: LEC, transgénicos...
El PSC de una tacada consigue de ellos sus votos, la legitimación de un apoyo y la anulación de una posible oposición. Lógicamente, está tan encantado que hasta se toma el lujo de pactar gobierno con ICV incluso allá donde no los necesita, como el ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat, donde los socialistas gozan de una inmensa mayoría absoluta. ¿Qué consigue Iniciativa de sus pactos de gobierno? Considerando que no logran imponer su programa y pierden la posibilidad de hacer oposición, parece bastante evidente que tan sólo gestionar el poder. Por eso, al leer a Herrera cosas como "más importante que si una consejería o cual, a mí lo que me hace ilusión es cambiar la realidad", a uno le asalta la duda de si es un cínico redomado o de una candidez inaudita.
Y es que los de ICV no pasan de ser los tontos útiles del PSC, siempre dispuestos a prestarle graciosamente sus votos a cambio de algún carguillo, eso sí, sin que les hagan demasiado caso a la hora de tomar decisiones. En esos casos, el PSC prefiere entenderse con Convergència que con sus eternos socios de gobierno, quizá con el convencimiento de que a los de ICV siempre los tendrá a mano. En esta legislatura en el Parlamento de Cataluña lo hemos visto con una prodigalidad que raya la humillación: LEC, transgénicos...
El PSC de una tacada consigue de ellos sus votos, la legitimación de un apoyo y la anulación de una posible oposición. Lógicamente, está tan encantado que hasta se toma el lujo de pactar gobierno con ICV incluso allá donde no los necesita, como el ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat, donde los socialistas gozan de una inmensa mayoría absoluta. ¿Qué consigue Iniciativa de sus pactos de gobierno? Considerando que no logran imponer su programa y pierden la posibilidad de hacer oposición, parece bastante evidente que tan sólo gestionar el poder. Por eso, al leer a Herrera cosas como "más importante que si una consejería o cual, a mí lo que me hace ilusión es cambiar la realidad", a uno le asalta la duda de si es un cínico redomado o de una candidez inaudita.