domingo, 22 de noviembre de 2009

En misa y repicando


Hoy he tenido el enorme placer de leer una entrevista al que va recibiendo la alternativa en el liderazgo de ICV: Joan Herrera. Resulta enternecedor cuando llama a la rebelión ante la desafección de la ciudadanía ante el poder político. Quizá no se ha dado cuenta de que su formación política está en el gobierno, no sólo de la Generalitat, donde ocupa su presidente la conselleria, ni más ni menos, de interior, relaciones institucionales y participación, sino de muchos ayuntamientos. Debería entender que no es coherente tratar de estar en misa y repicando, ya que la cosa va también con ellos y bastante responsabilidad tienen en el asunto. Luego encima viene con que la suya es "una propuesta ética y de regeneración democrática". La verdad es que le agradecería a los chicos de ICV que no sólo hicieran un ejercicio de autocrítica, sino que dejaran de arrogarse esa superioridad moral de la que le gustan hacer gala, ya que, como tantos otros, se apalancan en y por el poder.

Y es que los de ICV no pasan de ser los tontos útiles del PSC, siempre dispuestos a prestarle graciosamente sus votos a cambio de algún carguillo, eso sí, sin que les hagan demasiado caso a la hora de tomar decisiones. En esos casos, el PSC prefiere entenderse con Convergència que con sus eternos socios de gobierno, quizá con el convencimiento de que a los de ICV siempre los tendrá a mano. En esta legislatura en el Parlamento de Cataluña lo hemos visto con una prodigalidad que raya la humillación: LEC, transgénicos...

El PSC de una tacada consigue de ellos sus votos, la legitimación de un apoyo y la anulación de una posible oposición. Lógicamente, está tan encantado que hasta se toma el lujo de pactar gobierno con ICV incluso allá donde no los necesita, como el ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat, donde los socialistas gozan de una inmensa mayoría absoluta. ¿Qué consigue Iniciativa de sus pactos de gobierno? Considerando que no logran imponer su programa y pierden la posibilidad de hacer oposición, parece bastante evidente que tan sólo gestionar el poder. Por eso, al leer a Herrera cosas como "más importante que si una consejería o cual, a mí lo que me hace ilusión es cambiar la realidad", a uno le asalta la duda de si es un cínico redomado o de una candidez inaudita.

jueves, 19 de noviembre de 2009

"Ni Cataluña es el País Vasco ni el PSC es el PSE"

Acertadísimas palabras, por una vez, de nuestro entrañable Molt Honorable: "Ni Cataluña es el País Vasco ni el psC es el PSE". Efectivamente, Cataluña no es el País Vasco a pesar de que muchos pretenden emular a Batasuna en el Principado. Sin ir más lejos, esos sentidos patriotas que pretenden estrujar el Estado de Derecho convocando consultas de independencia en muchos municipios catalanes para el día trece de diciembre. Todo ello, con el apoyo en pleno municipal de muchos alcaldes y concejales socialistas, contando con la entera condescendencia de José Montilla, primer secretario del psC y, por supuesto, Presidente de la Generalitat de Cataluña. Algo que, incluso con Plan Ibarrexe de por medio, no hemos visto en Euskadi y, ni mucho menos, al PSE.

Así es, lamentablemente, el psC no es ni de lejos el PSE. Se agradece que lo aclare para evitar confusiones, que con las siglas de los socialistas de Cataluña es fácil caer en equívocos. Algunos, inocentes de nosotros, esperábamos que la acción de gobierno del psC en la Generalitat fuese en la linea que ha ido demostrado en el País Vasco Paxi López: gobierno integrador, con discurso propio, un verdadero cambio respecto al conservador nacionalismo imperante. Pero desde el principio el psC se ha ido confundiendo con CiU no sólo en la forma de gobernar, ya que hemos llegado hasta el punto de que se les enganche, codo con codo, en los mismos casos de corrupción.

Efectivamente, ni Cataluña es el País Vasco ni el psC el PSE como apunta el President. "Las circunstancias son muy diferentes", aclara. Particularmente por el respado entusiasta del pretendido partido de los socialistas de Cataluña de los proyectos y políticas más esencialistas del nacionalismo catalán. Quizá, entre una cosa y otra, por eso cada vez suena con más fuerza un gobierno sociovergente para la próxima legislatura. Al menos será un ejercicio de coherencia y nos ahorrarán el espectáculo de una impostura de cambio.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Celebrando la caída de un muro

Esta semana ha estado marcada por la celebración del vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín. Ciertamente es un hito conmovedor porque fue propiciado por el pueblo anónimo deseoso de acabar con una barrera levantada contra él. La caída del muro simbolizó, a su vez, el final del régimen soviético, si bien su fracaso lo evidenció, precisamente, la necesidad de construir un muro para evitar la huida de la gente de lo que debía ser la patria de los trabajadores, el paraíso del hombre libre. Finalmente, el sueño bolchevique se demostró que se había convertido en una pesadilla de represión y carencias. La gran lección tendría que haber sido que el socialismo no tiene sentido sin democracia, que no se puede separar el binomio igualdad y libertad y que el colectivo, en definitiva, ha de estar para el bien de todos y cada uno de sus miembros, es decir, aspirar a la igualdad de oportunidades para que todos podamos ejercer nuestra libertad individual.

La izquierda en estos últimos años no ha sabido estar a la altura de las circunstancias. La socialdemocracia hegemónica no ha sabido dar respuesta a los retos del presente, timorata ante la ley del mercado y satisfecha gozando de las estructuras de poder. Por otro lado, esta semana hemos podido ver en su esplendor a los representantes del PCE, alma mater de IU, aferrados a un pasado poco edificante, incapaces de elaborar un nuevo discurso, tibios ante el autoritarismo e incluso, en algunos casos, condescendientes con el fascismo abertzale.

Mientras tanto, otros muros igual de ignominiosos se yerguen en el mundo. La BBC los ha recopilado para este vigésimo aniversario. Mucho se ha de trabajar para que no haya más muros lamentables. Por su lado, otros lunáticos sueñan con establecer nuevas barreras y preparan consultas ilegales para levantar nuevas fronteras que dividan a los ciudadanos. Triste ironía, mientras unos ciudadanos europeos celebran la caída de un muro que partió su país durante décadas, otros trabajan para dividir el suyo, con la complacencia de una clase política que no ve más allá de su inmediato beneficio.

martes, 10 de noviembre de 2009

Lecciones de realidad de Johan Cruyff



Los nacionalistas de turno celebraban el nombramiento de Johan Cruyff como seleccionador de futbol de Cataluña. La polémica estaba brindada porque el caballero no habla catalán, lo cual es algo inconcebible para muchos de nuestros salvapatrias habituales. Johan, que no es precisamente un fino intelectual, les ha dado una brillante lección de realismo. Ha expuesto que en Holanda no se pretende que todo el mundo hable holandés y que lo importante es que haya buenos profesionales por lo que él lo que va a procurar es hacer buen fútbol. Lo que pasa es que Johan no se ha dado cuenta, o le trae al pairo, que lo del buen fútbol en la selección catalana es lo de menos, que lo importante es vehicular la exaltación nacionalista a través del fútbol. A ver cómo acaba la cosa, pero lo que es seguro es que Cruyff sacará su tajada a través de la Federación Catalana de Fútbol para sus fundaciones y demás.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Sociovergencia, una cuestión de coherencia





En Cataluña sucede algo escepcional. Gobierno y supuesta oposición se ven implicados en los mismos casos de corrupción. ¿Alguien se imagina a dirigentes del PP y el PSOE envueltos en la misma trama de corrupción? Éste es uno de los milagros del llamado oasis catalán. Las intrincadas redes clientelares en la que están inmersos todos los partidos del PUC evidencian el extraño régimen que impera en Cataluña. Ahora se vuelven a oir rumores de sociovergencia. Dudo que sea una casualidad. Es tan sólo un ejercicio de coherencia. Intuyen que tienen que apretar las filas para que no se derrumbe el régimen que se han construido a su medida. Como diría Jordi Pujol, tienen que evitar hacerse daño entre ellos. Que tomen nota los electores, votar de nuevo CiU, psC, su marca blanda ICV-EUiA, ERC y PP, que suspira por hacer tratos con CiU, es dar un voto de confianza al régimen catalanista. Está en manos de los ciudadanos de Cataluña acabar con el tinglado construido en torno al autogobierno.

martes, 3 de noviembre de 2009

Que alguien tire de la manta



Oasis catalán es una de las expresiones, que ahora suenan a fina ironía, que se utilizaban para referirse al extraño régimen que imperaba en Cataluña y que ahora, quién sabe, puede estar herido de muerte. Más que oasis era una balsa de aceite en la que la confrontación política entre los diferentes partidos era mínima y nada parecía moverse. Era tal la complicidad entre las diferentes fuerzas políticas que bien parecían el mismo partido, lo que un genio vino a bautizar como Partido Único Catalanista (PUC).

La confrontación política estaba reservada a una especie de genio maligno llamado Madrid, del que había que extraer competencias y recursos. Peix al cove, lo llamaba Jordi Pujol, padre y maestro de todo esto. A esta Madrid de la que hablamos se le atribuía todos los males que le puedan suceder a Cataluña, lo cual les permitía a nuestros amigos del PUC evitarse así la pesada carga de tener que preocuparse de hacer un buen gobierno. Las diferencias entre partidos, pues, se limitaban a las tácticas para extraer estas prebendas: CiU abogaba por la negociación, el psC explotaba sus contactos en Madrid y ERC se decantaba por la exigencia indignada. Esta dinámica la hemos visto muy recientemente con la negociación de la financiación autonómica. Ahora bien, una vez conseguida, se archivaba sin discutir cómo se destinaban los recursos y hasta la próxima estación.

Ahora bien, por el camino se han topado con la Agencia Tributaria, uno de los esbirros que todavía conserva la perversa de Madrid. Este lacayo del centralismo ha descubierto a Fèlix Millet, sumo pontífice de una de las instituciones fundamentales del catalanismo, el Palau de la Música Catalana, desviando recursos públicos y privados de la institución para fines particulares, bien para echar una mano a Àngel Colom, bien para irse de vacaciones. Todo, con la connivencia autonómica e implicando a tirios y troyanos. Ahora bien, al que más ha salpicado es a Convergència a través de su fundación Trias Fargas, la más beneficiada de la generosidad del señor Millet con el dinero ajeno.

Se conoce que Jordi Pujol, recordemos, el padre y maestro del invento, se ha puesto nervioso y ha advertido que está al corriente de muchos casos escabrosos y si tira de la manta puede perjudicar a todos (prendrem molt de mal, en el exquisito catalán del antiguo Molt Honorable). ¿A todos? Al ciudadano medio, perplejo, le asalta una sensación ya vivida, la generada por Pasqual Maragall aludiendo un 3% que, ante el estupor del adversario, retiró inmediatamente apelando a fines supremos. Efectivamente, a ambos próceres de la patria se les fue la lengua y desvelaron qué verdaderos intereses defienden. Los de la patria, evidentemente que no. Ya deberíamos todos saber que cuando alguien invoca a la patria, lo mejor es comprobar inmediatamente si aún conservas la cartera. Más bien defienden los intereses de una estructura de poder forjada en torno al autogobierno, utilizando reivindicaciones localistas para favorecer intereses económicos. Sin duda todos estaban implicados y cuando digo todos me refiero al PUC. Otra cosa hemos de tener clara, oasis catalán significa, ante todo, la ley del silencio.

Ironías del destino, dos días después de la advertencia de Jordi Pujol, otro esbirro de la perfidia de Madrid, la Audiencia Nacional, destapa un nuevo caso de toma el dinero y corre. El alcalde socialista de Santa Coloma de Gramenet, subordinados suyos, un antiguo diputado también del psC con mote de película de mafiosos y, finalmente, para acabarle de añadir morbo al asunto, dos antiguos altos cargos de Pujol, Macià Alavedra, ex-conseller de economía y Lluís Prenafeta, que fue secretario general de presidencia. Es imposible ilustrar de forma más diáfana hasta qué punto podían hacerse daño, o dicho de otra forma, hasta dónde puede llegar la complicidad de los miembros del PUC en su extraña red de poder.

Imagino que estos innegables patriotas estarán pensando aquello que dice que de fora vingueren que de casa ens tragueren. ¿Para esto querían el autogobierno? Sin duda, su provecho le han sacado. A mí me ha llamado la atención la reacción de los dirigentes de Convergència indignados por las imágenes de estos presuntos ladrones de cuello blanco esposados, algo que de hecho es habitual en estos casos. A mí, como imagino que a la mayoría de catalanes, lo que me resulta indignante no sólo es el abuso de las instituciones públicas para intereses privados, sino la exhibición de los líderes políticos de su conocimiento de la corrupción y su descarada forma de mirar para otro lado. Ciertamente, me alegro que, por fin, alguien tire de la manta.