lunes, 25 de enero de 2010

Algo tan extraño como la normalidad





¡O tempora, o mores! De chiquitín Sopa de Cabra era un grupo que me gustaba. Una de sus características era que tenía canciones tanto en catalán como en castellano y en aquellos tiempos de inocencia era algo que resultaba irrelevante, era algo que se vivía con naturalidad. Con el tiempo, lamentablemente, ese bilingüismo que tantos practicamos fue empezándose a ver con sospecha, como una artificialidad engañosa. Arcadi Espada defendía -y supongo que seguirá haciéndolo- que el hecho diferencial de Cataluña por antonomasia era precisamente ese bilingüismo integrador, en el que ambas lenguas se vivían como propias. Por lo tanto, no era realista sacar una imagen de Cataluña en la que no estuviera presente el catalán o el castellano.

Aquello, efectivamente, se fulminó bajo el intento de erradicar el castellano de la esfera pública, de considerarlo como un agente extraño y perverso que no es natural en esta tierra. Hoy no escandaliza la exigencia de vivir exclusivamente en catalán, pretensión que algunos consideran un derecho. Los que añoramos aquel bilingüismo integrador que vivimos no hace demasiados años, se nos acusa de fascistas o incluso de estar empujados por el auto-odio. ¡Valiente acusación! Qué peligroso desconocimiento de lo que es el fascismo -ideología que envuelta en banderas practica el odio al diferente- y, ante todo, qué hipocresía, porque lo que reivindicamos es la existencia de ese bilingüismo en este trozo de tierra que llamamos Cataluña.

Avui he pogut llegir un extracte d'una entrevista del diari El Mundo al Gerard Quintana, el cantant d'aquella formació. Hi diu coses molt assenyades, reconeix que l'etiqueta de rock català va ser desafortunada car excloïa el rock català que es feia en castellà i, sobretot, explica la politització interessada que s'hi va fer. Finalment, una altra cosa que qüestiona és la política cultural de la Generalitat, generalment poc preocupada en donar suport a la creació. Malhauradament, aquestes coses sonen estranyes als temps que corren. Tant de bo la gent comenci a treure's la son de les orelles i reivindiqui, d'una vegada, la normalitat.

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