Aparece hoy en El País que el FBI ha detenido a "extremistas cristianos" que planeaban atentados contra los Estados Unidos (el redactor ha puesto gobierno, pero es una mala traducción del inglés government, que en castellano equivale más bien a las autoridades públicas, lo que tendemos a llamar Estado) siguiendo la estela agresiva que se están gastando muchos onservadores del país como reacción a la presidencia de Obama.
Los apelativos como "extremistas cristianos" son siempre arbitrarios y por lo tanto tendenciosos. A mí me parece más preciso considerar a los detenidos terroristas conservadores, incluso reaccionarios o mejor aún, limitarse a describir los hechos. Pero me parece bien que el redactor se haya dejado llevar por sus apetencias y haya fijado la diana en la religión, ya que se tiende últimamente a hacer lo propio con el islam. Ahí está, sin ir más lejos, la coña suiza con los minaretes o Anglada oponiéndose a la existencia de mezquitas, equiparando a todos los musulmanes con el terrorismo y pretendiendo que lo hace por la democracia.
Hombre, Josep, no me fastidies, una democracia ha de reconocer la libertad de culto. Supongo que en el fondo la muchachada de Plataforma per Catalunya serán seguidores de Torras i Bages por la coña aquella de "Catalunya serà cristiana o no serà", que para algo fue obispo en el pueblo. Lo que está claro, aclaro por si acaso, es que Cataluña es lo que es (por el momento una Comunidad Autónoma de España), pero sobre todo se trata de que los individuos sean lo que quieran ser, pero sin molestar al prójimo.
martes, 30 de marzo de 2010
jueves, 18 de marzo de 2010
Lecciones de la Historia
Transcribo un artículo interesantísimo que nos brinda unas valiosísimas lecciones de la Historia que en este rinconcito del mundo al sur de los Pirineos tenemos que tener muy presentes. Las comparaciones en Historia no son sólo odiosas, son también muy necesarias.
Cómo se construye una guerra
(Publicado en el núm. 72 del VIEJO TOPO y en el núm. 51 de MAMBRU.)
En el número 44 de MAMBRU (monográfico sobre la guerra en los Balcanes) realizamos un
extenso análisis sobre las causas de la guerra y sobre sus antecedentes inmediatos. Estudiamos las políticas -imagen especular una de la otra- de los salvapatrias Tudjman y Milosevic, vimos como manipularon el subconsciente colectivo hasta crear condiciones "objetivas" para declarar la guerra mientras se atrincheraban y construían sendos regímenes neofascistas. La primera batalla de la guerra de los Balcanes se libró en los medios de comunicación de masas -más bien medios de
manipulación de masas-. En el artículo que os presentamos, tomado del número 72 del VIEJO TOPO (1), Montse Armengou pone de manifiesto que la guerra comenzó antes de 1991, por mucho que nuestros medios de manipulacion de masa se empeñen en lo contrario.
Por Montse Armengou.
La guerra en la antigua Yugoslavia empezó en 1982. No, no es una errata. Ya sabemos que el primer balazo se disparó en 1991 en Eslovenia. Luego vendría Croacia y después -y hasta cuando?- Bosnia-Herzegovina. Pero muchos periodistas e intelectuales comparten la tesis de Nenad Pejic, exdirector de programas de la TV de Sarajevo y refugiado en Manchester después de las amenazas que recibió por parte los serbios. Ahora, desde el Instituto Europeo de la comunicación, intenta poner al descubierto la corresponsabilidad de los medios en la guerra de la antigua Yugoslavia.
Sin medios de comunicación, concretamente sin televisión, ¿ hubiera estallado la guerra en Bosnia ? Ciertamente hubiera sido muy difícil, porque los medios han tenido un papel determinante. Su connivencia con los nacionalismos mas extremos (salvo honrosas excepciones) ha ido sentando las bases, durante estos últimos años, para el conflicto bélico. Tal como aseguran algunos analistas, antes de que se tomaran las armas la guerra se había preparado y teorizado en Serbia y Croacia a
través de los medios controlados por los nacionalistas, tanto los reconvertidos del comunismo como los inspirados en el fascismo. "Los medios de comunicación han instigado deliberadamente el odio". Esta afirmación de Zlatko Dizdarevic, redactor jefe del mítico periódico "Oslobodenje" de Sarajevo, es compartida por la mayoría de representantes de organismos que han intervenido en Bosnia, desde la misión de la ONU encabezada por Tadeus Mazowiecki a Reporteros Sin Fronteras.
En verano del 92, una misión de la Organización internacional de Periodistas que visita las distintas repúblicas yugoslavas vuelve con unas conclusiones espeluznantes. La manipulación campa a sus anchas en los medios de comunicación, tanto serbios como croatas, hasta el punto que se habla de crímenes de guerra mediáticos a los que se les podría exigir su Nüremberg correspondiente.
Algunos de los periodistas que habían sido más críticos con el sistema comunista desde posiciones progresistas se convierten ahora en vectores complacientes de la propaganda nacionalista xenófoba.
Esto es posible en parte porque, en la mayoría de las repúblicas, permanecen las mismas estructuras centralizadas del pasado reciente. Un sistema que facilita el control de la prensa a través de los grandes monopolios del estado, en los que se reúnen redacciones, imprentas y redes de distribución. Las estructuras, las prácticas y muchos de los dirigentes son los mismos que en el pasado; solamente ha habido un cambio en el discurso político porque las circunstancias creadas por los
mismos medios, como el pez que se muerde la cola, han impuesto la idea nacionalista-xenófoba.
Pero veamos unos ejemplos.
Los medios de comunicación en Serbia.
"Hace ya años, cuando el actual presidente serbio Slobodan Milosevic era sólo un cacique comunista, empezó a preparar una estrategia de tensión, una escalada progresiva de la propaganda, en la que la televisión se convierte en una máquina de guerra". Los hechos confirman estas palabras de Petar Lukovic, redactor jefe del semanario "VREME", uno de los pocos medios independientes serbios. En el antiguo sistema federal todas las repúblicas tenían radio, prensa y televisión propias y un
organismo estatal, la JRT, se encargaba de coordinar el intercambio de programas.
Pronto Milosevic ve el rendimiento personal y político que puede sacar del nacionalismo serbio y también de la televisión. En 1986, casi paralelamente a su ascensión en la Liga de los Comunistas, empieza una represión brutal en la TV Serbia.
En sólo siete u ocho meses se genera una atmósfera política como para que los programas procedentes de otras repúblicas sean cada vez más insoportables. Solución: TVS se retira de los intercambios y la televisión Croata hace muy pronto lo mismo. Así desaparece la JRT y con ella un elemento mediático aglutinador de las distintas etnias, realidades y culturas que conformaban Yugoslavia.
Un nuevo peldaño en esta escala de tensión es el cambio que experimenta el lenguaje y el discurso televisivo. Todas las repúblicas son malas menos Serbia, que está "explotada por las demás". El nacionalismo serbio se alimenta de autoconmiseración al describirse como "la víctima de los nacionalismos de los otros". Para acabar de revestir toda esta atmósfera xenófoba aparece el "Memorándum de la Academia de
las Ciencias y de las Artes Serbia", en el que una serie de destacados intelectuales orgánicos sientan las bases teóricas de la futura limpieza étnica.
El lenguaje, la forma de designar al otro, al enemigo, se empieza a embrutecer: todos los eslovenos son fascistas, los croatas unos "ustachis" aliados de los nazis que atacan a los serbios... De hecho, la explotación de los antiguos miedos derivados de la II Guerra Mundial actúa como una mancha de aceite, como un veneno que todo lo contamina. La televisión emite cada día documentales sobre las matanzas y atrocidades que cometieron las milicias o "ustachis" croatas aliados de Hitler contra los Serbios. El clima para intervenir contra Croacia está servido.
Paralelamente, durante estos años, se va preparando la futura intervención en Bosnia. Los bosnios pasan a ser denominados "musulmanes", luego "fundamentalistas", más tarde "turcos" y "moros", para acabar siendo simplemente "cerdos".
Un año antes del comienzo oficial de la guerra, hay un hecho que muchos coinciden en señalar como el inicio real del conflicto bélico. El día que el Partido Serbio de Bosnia-Herzegovina ocupó el transmisor de TV Sarajevo en Banja Luka y cambió la señal por la de TV Belgrado, el discurso belicista panserbio quedó instalado en Bosnia. Buena parte de la población serbia de Bosnia, sobre todo de las zonas rurales, donde el acceso a la información depende casi exclusivamente de H televisión empezó a recelar de sus vecinos musulmanes sin importarles que hasta el momento hubieran sido sus mejores amigos o que los matrimonios mixtos fuesen un hecho común. Para completar esta operación de psicosis colectiva, de lavado de cerebro general se procede a nombramientos clave y se consolida la degradación ética
de centenares de periodistas que lo han consentido. Para los otros centenares de profesionales críticos quedaban las presiones verbales, psíquicas y físicas. Desde amenazas con pistola en los pasillos de la televisión a la fórmula de la baja forzosa, por la que se retiraba a los periodistas con la mitad del sueldo y sin que pudieran trabajar.
A estas alturas, nadie duda que sin la televisión Milosevic no hubiera obtenido su gran victoria electoral de 1990. (Como tampoco hubiera obtenido la más reciente de diciembre del 93, a pesar del elevado índice de abstención motivado por el malestar económico que produce el embargo internacional). Era la cosecha de varios años de manipulación absoluta de la verdad, de construcción de una realidad determinada gracias a la televisión y a la explotación de una sobredimensionada mitologia en la que se prometía el gran renacimiento panserbio (que pasa por la "reconquista" de Kosovo y la limpieza de albaneses).
Nenad Stefanovic, director de "VREME" dice: "Goebbels era un amateur de lo que ocurre en Serbia. Aquí sólo podría hacer de mozo de ascensor". Así pues, tras la guerra en los medios de comunicación empieza la guerra de las armas. Después del
ensayo de Eslovenia y Croacia para lanzarse a otra guerra, la de Bosnia, sólo hace falta un poco más de perfeccionamiento en la mentira, la manipulación y la exageración sistemáticas.
En abril de 1992, ya con el frente de Bosnia-Herzegovina abierto, Vojislav Seselj, líder del ultraderechista y ultranacionalista Partido Radical Serbio, elabora unas listas con los nombres de periodistas considerados traidores a la patria, es decir, los miembros del Sindicato Independiente (fundado en 1990 para luchar contra la censura y la desinformación), los periodistas que no tengan nombre serbio, los que han participado en alguna huelga... En realidad esta purificación de los media afecta a los periodistas más críticos, entre ellos los más expertos. En enero del 93, Seselj convoca una rueda de prensa, publica las listas y advierte que "va a poner las cosas definitivamente en orden en la RTV Serbia". Cinco días después más de mil quinientos profesionales son puestos en la calle.
Uno de los mejores ejemplos de la desinformación reinante está en lo que buena parte de los serbios llegaba a saber sobre el cerco de Sarajevo. Durante muchos meses, la televisión serbia ofrecía una foto fija de la ciudad antes de la guerra para informar de los "fuertes bombardeos a que someten a la ciudad las hordas musulmanas, mientras nuestros heroicos combatientes serbios la defienden". Sólo dos horas antes de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU de finales del 92, que iba a
decretar el embargo sobre Serbia, se mostraron las primeras imágenes reales de la ciudad devastada por las bombas serbias.
Los medios de comunicación en Croacia.
Aunque desde una perspectiva completamente antagónica, Belgrado y Zagreb coinciden en la utilización mediática de la propaganda como instigadora del odio y la venganza que desemboca en guerra. Coinciden en el lenguaje: mientras para los media serbia todos los croatas son 'ustachis' que participan de un complot vaticano-alemán, para los croatas los serbios son 'chetniks' que quieren restaurar la vieja Yugoslavia comunista. Coinciden también en poner al frente de los principales medios de comunicación a periodistas comisarios políticos que actúan como correa de transmisión
del poder. Hay algunos casos de acumulación de cargos que resultan ejemplares: Antun Vrdoljak, director general de la radiotelevisión es, a la vez, vice-presidente de la HDZ (Comunidad Democrática Croata, el grupo de Tudjman), miembro del Consejo Nacional de Defensa, Presidente del Comité Olímpico Croata, Presidente de la Compañía Aérea Croata, presidente de la compañía que construye la autopista Zagreb-Split... Y así, bastantes más casos. Tanto en Serbia como en Croacia existe una guardia pretoriana mediática al servicio de sus respectivos gobiernos de corte
fascistoide; uno, el de Milosevic, procedente del comunismo y el otro, el de Tudjman, pasado por el catolicismo ortodoxo.
Precisamente el día después de la victoria de Tudjman y de su HDZ, en mayo del 90, empieza la exaltación ideológica de los medios como arma de guerra. La constitución de 1990 garantiza la libertad de expresión, de prensa, prohíbe la censura y advierte en su artículo 39 que "toda incitación a la guerra, a la violencia, al odio nacional, racial o religioso y toda forma de intolerancia serán prohibidos y castigados". Nada más lejos de esta ley que la realidad. Los croatas del HDZ han aprendido con sobresaliente de sus enemigos ex-comunistas serbios que
los media han de servir al partido y que el partido es el estado. En Croacia se han vivido los mismos episodios de presiones, intimidaciones, chantajes patrióticos, censuras, autocensuras... Los políticos croatas en el poder también heredan la concentración comunista de los medios de comunicación.
Oficialmente se liberaliza la prensa controlada por los comunistas pero, en realidad, se deja en manos de gente afín al partido. La excusa es la descomunización, pero como no hay una ley que defina el derecho a la propiedad, el estado se convierte en un monopolio. Así, por ejemplo, todas las traducciones y resúmenes de prensa extranjera pasan por la agencia oficial HINA y la publicación y
distribución de prensa la centraliza una empresa estatal. Con un poco o un mucho de adaptación nacional-xenófoba bastará. El ministerio de Información, por ejemplo, es un gran generador de noticias cuya finalidad es mantener al partido en el poder y lo justifica basándose en la "necesidad de explicar los hechos históricos que habían sido deformados en el pasado".
Las medidas excepcionales que se establecieron durante la guerra, cuando por temor a los bombardeos las redacciones trabajaban a medio gas, continúan aplicándose. En la práctica esto significa una depuración, una lista negra de periodistas que sólo perciben el 40 % de su sueldo. La mayoría tienen nombres serbios o están comprometidos con la información independiente.
En medio de esta pesadilla de censura y presiones, se puede establecer una macabra diferencia entre el control de los medios serbios y los croatas. Los primeros dicen muchas más mentiras, mientras que los segundos dejan de informar más a menudo de lo que no les conviene. De hecho, cuesta más encontrar algún media independiente en Croacia que en Serbia.
La lección.
Los políticos demócratas, centenares de periodistas independientes, intelectuales que no se han puesto al servicio del poder y buena parte de la sociedad civil en la antigua Yugoslavia creen que lo que ha pasado en Bosnia es un ejemplo de como los medios de comunicación han sido el instrumento a través del cual los políticos ultranacionalistas, no importa el signo del que provengan, han arrastrado a su pueblo a una guerra que no quería. En la antigua Yugoslavia la manipulación de
los medios ha contribuido decisivamente a romper la convivencia de una sociedad multiétnica, pluricultural y plurireligiosa. En la década de la guerra como espectáculo en la salita de estar, de bombardeos que nos recuerdan "los arbolitos de Navidad" (Irak 91) y desembarcos a los que llega antes la CNN que las tropas norteamericanas (Somalia 92), la guerra de Bosnia pone en evidencia que, a menudo, los medios no explican los conflictos, sino que los refuerzan.
Como decía Hervé Deguine, de Reporteros sin Fronteras, en un universo de fanatismo e histeria colectiva como el que se ha desatado en los Balcanes -y que puede extenderse a otros países de Europa- los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad. Por ello, sólo es posible acabar con la guerra si acaba la guerra de propaganda entre Serbia y Croacia. Ayudar a los medios independientes con iniciativas de colectivos como periodistas por Bosnia, es ayudar a la
rehabilitación de la verdad a la vez que un ejercicio de prevención, un ejercicio consistente en aguzar el olfato para no olvidar que no estamos vacunados contra ninguna de las tentaciones xenófobas y nacionalistas.
Cuando en 1984 Sarajevo -y toda Yugoslavia- celebraba los Juegos Olímpicos ni siquiera pensaban en vacunarse porque no conocían la enfermedad. Nosotros sí. A su
costa.
Nota (1): EL VIEJO TOPO es una publicación de crítica política, que tras un paréntesis de varios
años sin salir ha vuelto a editarse. Las personas interesadas podéis escribir a: EL VIEJO TOPO, c/
Valencia 290-2on, 08007 Barcelona. Tél 93) 488 05 91 (Administración) o 93) 488 01 25
(Redacción). Email: viejo.topo@pangea.upc.es
Prensa contracorriente.
Ante el panorama desolador de los medios de comunicación copartícipes en la guerra que azota la región balcánica, destacan algunas honrosas excepciones. Gracias a su labor, sus compatriotas nunca podrán decir que no sabían lo que sucedía.
En Serbia, el semanario "Vreme", el diario "Borba" y las emisoras Radio B92 y Studio B luchan por sobrevivir en medio de presiones, censuras y cierres gubernativos. Las radios, por ejemplo, sufren misteriosas "averías técnicas" cuando suena música croata o bosnia o intervienen políticos de la oposición.
Paradójicamente, al poder ejercer su defensa de la verdad contribuyen a dar apariencia democrática al régimen de Belgrado. El presidente Milosevic sabe que su tirada reducida y su poca difusión no le pueden costar muchos votos. Estos medios sufren otro contrasentido: el embargo internacional decretado contra Serbia los sume en un mar de dificultades (poco papel, inflación, baja de ingresos por publicidad) que hace muy difícil su supervivencia. Ante esta situación, algunas organizaciones -como Reporteros sin Fronteras y Periodistas por Bosnia- empiezan a hablar de la
necesidad de la "ingerencia informativa", que tendría que acompañar la ayuda humanitarioinformativa.
En Montenegro, única república ex-yugoslava aliada de Serbia, sobrevive el semanario "Monitor", cuyos redactores reciben periódicamente amenazas de muerte. En Vojvodina (provincia autónoma dentro de Serbia con distintas nacionalidades) se publica "Magyarszo" para la minoría húngara. En la otra provincia autónoma serbia, Kosovo, la redacción de "Rilindja" afronta ser considerados prácticamente criminales por ser albaneses, lo mismo que el 90 % de la población. En la república de Macedonia (parcialmente reconocida por Europa) el diario "Republika" aparece intermitentemente. En Croacia, los dos periódicos más independientes, "Danas" y "Slobodna Dalmacija", han tenido un triste final. El primero ha terminado en manos del partido gubernamental HDZ y al segundo le puede suceder otro tanto, ya que los trabajadores no han podido comprarlo. Aparte del sensacionalista "Globus", las revistas "Erasmus" y "Feral Tribune" intentan informar de manera independiente. En Bosnia cabe destacar al mítico diario "Oslobodenje", objetivo militar de los serbios por su compromiso con la verdad. Al igual que sucede con la Radiotelevisión de Bosnia-Herzegovina, trabajan juntos periodistas serbios, croatas y musulmanes. Algo muy difícil de soportar en estos tiempos tan "étnicamente" puros y limpios. La ayuda a estos medios puede ser decisiva para restaurar la paz, la democracia y la convivencia en la antigua yugoslavia.
El comunicólogo italiano Paolo Rumiz, gran conocedor de los Balcanes, recorrió Europa meses antes del estallido de la guerra con un mensaje claro: a Europa le iba a ser infinitamente menos costoso ayudar a los medios independientes que asumir las consecuencias de una guerra fomentada por los medios al servicio del poder. Toda una premonición.
Cómo se construye una guerra
(Publicado en el núm. 72 del VIEJO TOPO y en el núm. 51 de MAMBRU.)
En el número 44 de MAMBRU (monográfico sobre la guerra en los Balcanes) realizamos un
extenso análisis sobre las causas de la guerra y sobre sus antecedentes inmediatos. Estudiamos las políticas -imagen especular una de la otra- de los salvapatrias Tudjman y Milosevic, vimos como manipularon el subconsciente colectivo hasta crear condiciones "objetivas" para declarar la guerra mientras se atrincheraban y construían sendos regímenes neofascistas. La primera batalla de la guerra de los Balcanes se libró en los medios de comunicación de masas -más bien medios de
manipulación de masas-. En el artículo que os presentamos, tomado del número 72 del VIEJO TOPO (1), Montse Armengou pone de manifiesto que la guerra comenzó antes de 1991, por mucho que nuestros medios de manipulacion de masa se empeñen en lo contrario.
Por Montse Armengou.
La guerra en la antigua Yugoslavia empezó en 1982. No, no es una errata. Ya sabemos que el primer balazo se disparó en 1991 en Eslovenia. Luego vendría Croacia y después -y hasta cuando?- Bosnia-Herzegovina. Pero muchos periodistas e intelectuales comparten la tesis de Nenad Pejic, exdirector de programas de la TV de Sarajevo y refugiado en Manchester después de las amenazas que recibió por parte los serbios. Ahora, desde el Instituto Europeo de la comunicación, intenta poner al descubierto la corresponsabilidad de los medios en la guerra de la antigua Yugoslavia.
Sin medios de comunicación, concretamente sin televisión, ¿ hubiera estallado la guerra en Bosnia ? Ciertamente hubiera sido muy difícil, porque los medios han tenido un papel determinante. Su connivencia con los nacionalismos mas extremos (salvo honrosas excepciones) ha ido sentando las bases, durante estos últimos años, para el conflicto bélico. Tal como aseguran algunos analistas, antes de que se tomaran las armas la guerra se había preparado y teorizado en Serbia y Croacia a
través de los medios controlados por los nacionalistas, tanto los reconvertidos del comunismo como los inspirados en el fascismo. "Los medios de comunicación han instigado deliberadamente el odio". Esta afirmación de Zlatko Dizdarevic, redactor jefe del mítico periódico "Oslobodenje" de Sarajevo, es compartida por la mayoría de representantes de organismos que han intervenido en Bosnia, desde la misión de la ONU encabezada por Tadeus Mazowiecki a Reporteros Sin Fronteras.
En verano del 92, una misión de la Organización internacional de Periodistas que visita las distintas repúblicas yugoslavas vuelve con unas conclusiones espeluznantes. La manipulación campa a sus anchas en los medios de comunicación, tanto serbios como croatas, hasta el punto que se habla de crímenes de guerra mediáticos a los que se les podría exigir su Nüremberg correspondiente.
Algunos de los periodistas que habían sido más críticos con el sistema comunista desde posiciones progresistas se convierten ahora en vectores complacientes de la propaganda nacionalista xenófoba.
Esto es posible en parte porque, en la mayoría de las repúblicas, permanecen las mismas estructuras centralizadas del pasado reciente. Un sistema que facilita el control de la prensa a través de los grandes monopolios del estado, en los que se reúnen redacciones, imprentas y redes de distribución. Las estructuras, las prácticas y muchos de los dirigentes son los mismos que en el pasado; solamente ha habido un cambio en el discurso político porque las circunstancias creadas por los
mismos medios, como el pez que se muerde la cola, han impuesto la idea nacionalista-xenófoba.
Pero veamos unos ejemplos.
Los medios de comunicación en Serbia.
"Hace ya años, cuando el actual presidente serbio Slobodan Milosevic era sólo un cacique comunista, empezó a preparar una estrategia de tensión, una escalada progresiva de la propaganda, en la que la televisión se convierte en una máquina de guerra". Los hechos confirman estas palabras de Petar Lukovic, redactor jefe del semanario "VREME", uno de los pocos medios independientes serbios. En el antiguo sistema federal todas las repúblicas tenían radio, prensa y televisión propias y un
organismo estatal, la JRT, se encargaba de coordinar el intercambio de programas.
Pronto Milosevic ve el rendimiento personal y político que puede sacar del nacionalismo serbio y también de la televisión. En 1986, casi paralelamente a su ascensión en la Liga de los Comunistas, empieza una represión brutal en la TV Serbia.
En sólo siete u ocho meses se genera una atmósfera política como para que los programas procedentes de otras repúblicas sean cada vez más insoportables. Solución: TVS se retira de los intercambios y la televisión Croata hace muy pronto lo mismo. Así desaparece la JRT y con ella un elemento mediático aglutinador de las distintas etnias, realidades y culturas que conformaban Yugoslavia.
Un nuevo peldaño en esta escala de tensión es el cambio que experimenta el lenguaje y el discurso televisivo. Todas las repúblicas son malas menos Serbia, que está "explotada por las demás". El nacionalismo serbio se alimenta de autoconmiseración al describirse como "la víctima de los nacionalismos de los otros". Para acabar de revestir toda esta atmósfera xenófoba aparece el "Memorándum de la Academia de
las Ciencias y de las Artes Serbia", en el que una serie de destacados intelectuales orgánicos sientan las bases teóricas de la futura limpieza étnica.
El lenguaje, la forma de designar al otro, al enemigo, se empieza a embrutecer: todos los eslovenos son fascistas, los croatas unos "ustachis" aliados de los nazis que atacan a los serbios... De hecho, la explotación de los antiguos miedos derivados de la II Guerra Mundial actúa como una mancha de aceite, como un veneno que todo lo contamina. La televisión emite cada día documentales sobre las matanzas y atrocidades que cometieron las milicias o "ustachis" croatas aliados de Hitler contra los Serbios. El clima para intervenir contra Croacia está servido.
Paralelamente, durante estos años, se va preparando la futura intervención en Bosnia. Los bosnios pasan a ser denominados "musulmanes", luego "fundamentalistas", más tarde "turcos" y "moros", para acabar siendo simplemente "cerdos".
Un año antes del comienzo oficial de la guerra, hay un hecho que muchos coinciden en señalar como el inicio real del conflicto bélico. El día que el Partido Serbio de Bosnia-Herzegovina ocupó el transmisor de TV Sarajevo en Banja Luka y cambió la señal por la de TV Belgrado, el discurso belicista panserbio quedó instalado en Bosnia. Buena parte de la población serbia de Bosnia, sobre todo de las zonas rurales, donde el acceso a la información depende casi exclusivamente de H televisión empezó a recelar de sus vecinos musulmanes sin importarles que hasta el momento hubieran sido sus mejores amigos o que los matrimonios mixtos fuesen un hecho común. Para completar esta operación de psicosis colectiva, de lavado de cerebro general se procede a nombramientos clave y se consolida la degradación ética
de centenares de periodistas que lo han consentido. Para los otros centenares de profesionales críticos quedaban las presiones verbales, psíquicas y físicas. Desde amenazas con pistola en los pasillos de la televisión a la fórmula de la baja forzosa, por la que se retiraba a los periodistas con la mitad del sueldo y sin que pudieran trabajar.
A estas alturas, nadie duda que sin la televisión Milosevic no hubiera obtenido su gran victoria electoral de 1990. (Como tampoco hubiera obtenido la más reciente de diciembre del 93, a pesar del elevado índice de abstención motivado por el malestar económico que produce el embargo internacional). Era la cosecha de varios años de manipulación absoluta de la verdad, de construcción de una realidad determinada gracias a la televisión y a la explotación de una sobredimensionada mitologia en la que se prometía el gran renacimiento panserbio (que pasa por la "reconquista" de Kosovo y la limpieza de albaneses).
Nenad Stefanovic, director de "VREME" dice: "Goebbels era un amateur de lo que ocurre en Serbia. Aquí sólo podría hacer de mozo de ascensor". Así pues, tras la guerra en los medios de comunicación empieza la guerra de las armas. Después del
ensayo de Eslovenia y Croacia para lanzarse a otra guerra, la de Bosnia, sólo hace falta un poco más de perfeccionamiento en la mentira, la manipulación y la exageración sistemáticas.
En abril de 1992, ya con el frente de Bosnia-Herzegovina abierto, Vojislav Seselj, líder del ultraderechista y ultranacionalista Partido Radical Serbio, elabora unas listas con los nombres de periodistas considerados traidores a la patria, es decir, los miembros del Sindicato Independiente (fundado en 1990 para luchar contra la censura y la desinformación), los periodistas que no tengan nombre serbio, los que han participado en alguna huelga... En realidad esta purificación de los media afecta a los periodistas más críticos, entre ellos los más expertos. En enero del 93, Seselj convoca una rueda de prensa, publica las listas y advierte que "va a poner las cosas definitivamente en orden en la RTV Serbia". Cinco días después más de mil quinientos profesionales son puestos en la calle.
Uno de los mejores ejemplos de la desinformación reinante está en lo que buena parte de los serbios llegaba a saber sobre el cerco de Sarajevo. Durante muchos meses, la televisión serbia ofrecía una foto fija de la ciudad antes de la guerra para informar de los "fuertes bombardeos a que someten a la ciudad las hordas musulmanas, mientras nuestros heroicos combatientes serbios la defienden". Sólo dos horas antes de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU de finales del 92, que iba a
decretar el embargo sobre Serbia, se mostraron las primeras imágenes reales de la ciudad devastada por las bombas serbias.
Los medios de comunicación en Croacia.
Aunque desde una perspectiva completamente antagónica, Belgrado y Zagreb coinciden en la utilización mediática de la propaganda como instigadora del odio y la venganza que desemboca en guerra. Coinciden en el lenguaje: mientras para los media serbia todos los croatas son 'ustachis' que participan de un complot vaticano-alemán, para los croatas los serbios son 'chetniks' que quieren restaurar la vieja Yugoslavia comunista. Coinciden también en poner al frente de los principales medios de comunicación a periodistas comisarios políticos que actúan como correa de transmisión
del poder. Hay algunos casos de acumulación de cargos que resultan ejemplares: Antun Vrdoljak, director general de la radiotelevisión es, a la vez, vice-presidente de la HDZ (Comunidad Democrática Croata, el grupo de Tudjman), miembro del Consejo Nacional de Defensa, Presidente del Comité Olímpico Croata, Presidente de la Compañía Aérea Croata, presidente de la compañía que construye la autopista Zagreb-Split... Y así, bastantes más casos. Tanto en Serbia como en Croacia existe una guardia pretoriana mediática al servicio de sus respectivos gobiernos de corte
fascistoide; uno, el de Milosevic, procedente del comunismo y el otro, el de Tudjman, pasado por el catolicismo ortodoxo.
Precisamente el día después de la victoria de Tudjman y de su HDZ, en mayo del 90, empieza la exaltación ideológica de los medios como arma de guerra. La constitución de 1990 garantiza la libertad de expresión, de prensa, prohíbe la censura y advierte en su artículo 39 que "toda incitación a la guerra, a la violencia, al odio nacional, racial o religioso y toda forma de intolerancia serán prohibidos y castigados". Nada más lejos de esta ley que la realidad. Los croatas del HDZ han aprendido con sobresaliente de sus enemigos ex-comunistas serbios que
los media han de servir al partido y que el partido es el estado. En Croacia se han vivido los mismos episodios de presiones, intimidaciones, chantajes patrióticos, censuras, autocensuras... Los políticos croatas en el poder también heredan la concentración comunista de los medios de comunicación.
Oficialmente se liberaliza la prensa controlada por los comunistas pero, en realidad, se deja en manos de gente afín al partido. La excusa es la descomunización, pero como no hay una ley que defina el derecho a la propiedad, el estado se convierte en un monopolio. Así, por ejemplo, todas las traducciones y resúmenes de prensa extranjera pasan por la agencia oficial HINA y la publicación y
distribución de prensa la centraliza una empresa estatal. Con un poco o un mucho de adaptación nacional-xenófoba bastará. El ministerio de Información, por ejemplo, es un gran generador de noticias cuya finalidad es mantener al partido en el poder y lo justifica basándose en la "necesidad de explicar los hechos históricos que habían sido deformados en el pasado".
Las medidas excepcionales que se establecieron durante la guerra, cuando por temor a los bombardeos las redacciones trabajaban a medio gas, continúan aplicándose. En la práctica esto significa una depuración, una lista negra de periodistas que sólo perciben el 40 % de su sueldo. La mayoría tienen nombres serbios o están comprometidos con la información independiente.
En medio de esta pesadilla de censura y presiones, se puede establecer una macabra diferencia entre el control de los medios serbios y los croatas. Los primeros dicen muchas más mentiras, mientras que los segundos dejan de informar más a menudo de lo que no les conviene. De hecho, cuesta más encontrar algún media independiente en Croacia que en Serbia.
La lección.
Los políticos demócratas, centenares de periodistas independientes, intelectuales que no se han puesto al servicio del poder y buena parte de la sociedad civil en la antigua Yugoslavia creen que lo que ha pasado en Bosnia es un ejemplo de como los medios de comunicación han sido el instrumento a través del cual los políticos ultranacionalistas, no importa el signo del que provengan, han arrastrado a su pueblo a una guerra que no quería. En la antigua Yugoslavia la manipulación de
los medios ha contribuido decisivamente a romper la convivencia de una sociedad multiétnica, pluricultural y plurireligiosa. En la década de la guerra como espectáculo en la salita de estar, de bombardeos que nos recuerdan "los arbolitos de Navidad" (Irak 91) y desembarcos a los que llega antes la CNN que las tropas norteamericanas (Somalia 92), la guerra de Bosnia pone en evidencia que, a menudo, los medios no explican los conflictos, sino que los refuerzan.
Como decía Hervé Deguine, de Reporteros sin Fronteras, en un universo de fanatismo e histeria colectiva como el que se ha desatado en los Balcanes -y que puede extenderse a otros países de Europa- los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad. Por ello, sólo es posible acabar con la guerra si acaba la guerra de propaganda entre Serbia y Croacia. Ayudar a los medios independientes con iniciativas de colectivos como periodistas por Bosnia, es ayudar a la
rehabilitación de la verdad a la vez que un ejercicio de prevención, un ejercicio consistente en aguzar el olfato para no olvidar que no estamos vacunados contra ninguna de las tentaciones xenófobas y nacionalistas.
Cuando en 1984 Sarajevo -y toda Yugoslavia- celebraba los Juegos Olímpicos ni siquiera pensaban en vacunarse porque no conocían la enfermedad. Nosotros sí. A su
costa.
Nota (1): EL VIEJO TOPO es una publicación de crítica política, que tras un paréntesis de varios
años sin salir ha vuelto a editarse. Las personas interesadas podéis escribir a: EL VIEJO TOPO, c/
Valencia 290-2on, 08007 Barcelona. Tél 93) 488 05 91 (Administración) o 93) 488 01 25
(Redacción). Email: viejo.topo@pangea.upc.es
Prensa contracorriente.
Ante el panorama desolador de los medios de comunicación copartícipes en la guerra que azota la región balcánica, destacan algunas honrosas excepciones. Gracias a su labor, sus compatriotas nunca podrán decir que no sabían lo que sucedía.
En Serbia, el semanario "Vreme", el diario "Borba" y las emisoras Radio B92 y Studio B luchan por sobrevivir en medio de presiones, censuras y cierres gubernativos. Las radios, por ejemplo, sufren misteriosas "averías técnicas" cuando suena música croata o bosnia o intervienen políticos de la oposición.
Paradójicamente, al poder ejercer su defensa de la verdad contribuyen a dar apariencia democrática al régimen de Belgrado. El presidente Milosevic sabe que su tirada reducida y su poca difusión no le pueden costar muchos votos. Estos medios sufren otro contrasentido: el embargo internacional decretado contra Serbia los sume en un mar de dificultades (poco papel, inflación, baja de ingresos por publicidad) que hace muy difícil su supervivencia. Ante esta situación, algunas organizaciones -como Reporteros sin Fronteras y Periodistas por Bosnia- empiezan a hablar de la
necesidad de la "ingerencia informativa", que tendría que acompañar la ayuda humanitarioinformativa.
En Montenegro, única república ex-yugoslava aliada de Serbia, sobrevive el semanario "Monitor", cuyos redactores reciben periódicamente amenazas de muerte. En Vojvodina (provincia autónoma dentro de Serbia con distintas nacionalidades) se publica "Magyarszo" para la minoría húngara. En la otra provincia autónoma serbia, Kosovo, la redacción de "Rilindja" afronta ser considerados prácticamente criminales por ser albaneses, lo mismo que el 90 % de la población. En la república de Macedonia (parcialmente reconocida por Europa) el diario "Republika" aparece intermitentemente. En Croacia, los dos periódicos más independientes, "Danas" y "Slobodna Dalmacija", han tenido un triste final. El primero ha terminado en manos del partido gubernamental HDZ y al segundo le puede suceder otro tanto, ya que los trabajadores no han podido comprarlo. Aparte del sensacionalista "Globus", las revistas "Erasmus" y "Feral Tribune" intentan informar de manera independiente. En Bosnia cabe destacar al mítico diario "Oslobodenje", objetivo militar de los serbios por su compromiso con la verdad. Al igual que sucede con la Radiotelevisión de Bosnia-Herzegovina, trabajan juntos periodistas serbios, croatas y musulmanes. Algo muy difícil de soportar en estos tiempos tan "étnicamente" puros y limpios. La ayuda a estos medios puede ser decisiva para restaurar la paz, la democracia y la convivencia en la antigua yugoslavia.
El comunicólogo italiano Paolo Rumiz, gran conocedor de los Balcanes, recorrió Europa meses antes del estallido de la guerra con un mensaje claro: a Europa le iba a ser infinitamente menos costoso ayudar a los medios independientes que asumir las consecuencias de una guerra fomentada por los medios al servicio del poder. Toda una premonición.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Quién fuera británico
"La extrema derecha no ha gozado nunca de apoyo, al decir de los británicos, porque el fascismo es incompatible con su sentido del humor, cosa de la que se sienten -legítimamente- muy orgullosos".
Carles casajuana, embajador español en el Reino Unido
Carles casajuana, embajador español en el Reino Unido
martes, 16 de marzo de 2010
Coproterapia! Por 30€ de nada le haremos valorar mejor su vida en una sola sesión
¿Es incapaz de valorar lo que tiene? ¿Su trabajo le resulta alienante? ¿Es su familia un coñazo y su pareja un muermo que no le despierta la más mínima pulsión sexual? ¿Su vida, en definitiva, le parece una mierda? Disfrute (es un decir) de la coproterapia y le garantizamos que en una sola sesión valorará mucho más su existencia.
La felicidad se sustenta en expectativas. En el momento en que no las tenemos colmadas surge la frustración. Diversos estudios demuestran que la satisfacción con la vida es inversamente proporcional al estatus social del individuo. Si usted no está satisfecho con su vida, experimente una sola sesión de coproterapia, diseñada por un equipo de psicólogos especializados, y su percepción sobre usted mismo cambiará inmediatamente.
Si su vida le parece una mierda, compruebe que lo puede ser mucho más. Después de la experiencia, saldrá mucho más satisfecho con usted mismo y si vida. ¡Pruébelo, por sólo 30€ la sesión!
Instituto Coproterapéutico de Barcelona
La felicidad se sustenta en expectativas. En el momento en que no las tenemos colmadas surge la frustración. Diversos estudios demuestran que la satisfacción con la vida es inversamente proporcional al estatus social del individuo. Si usted no está satisfecho con su vida, experimente una sola sesión de coproterapia, diseñada por un equipo de psicólogos especializados, y su percepción sobre usted mismo cambiará inmediatamente.
Si su vida le parece una mierda, compruebe que lo puede ser mucho más. Después de la experiencia, saldrá mucho más satisfecho con usted mismo y si vida. ¡Pruébelo, por sólo 30€ la sesión!
Instituto Coproterapéutico de Barcelona
lunes, 15 de marzo de 2010
El tabú de la corrupción de nuestras queridas autoridades políticas
Cuando todavía colea la polémica sobre la censura de fotos en una exposición de la Diputación de Valencia, porque retrataba el famoso caso Gürtel, el diario El País nos explica que el Ministerio de Medio rural, marino y etcétera está intentando vetar en un documental subvencionado de TVE sobre el deterioro de las costas alusiones a la corrupción urbanística. Interesante, interesante. Qué facilidad tiene la realidad de superar la imaginación. Esta claro que a nuestros políticos duopolistas les pone nerviosos que le menten la bicha. Es precioso que el ministerio tache de tendencioso a un catedrático especialista en el tema por mencionar una realidad fehaciente. Qué debilidad el tachar de tendencioso al que no sigue tu tendencia. ¿Acabará saliendo el documental original? Estaremos espectantes, lo que no nos cabe duda es la publicidad gratuita que le han brindado desde el ministerio.
Qué bonito es vivir en una democracia para que estas presiones gubernamentales no queden impunes. La diferencia entre una democracia y una dictadura no es que sus políticos sean mejores personas, sino que su discrecionalidad está limitada. Ay si esta pandilla tuviese la misma capacidad de maniobra de la que disfrutan las autoridades en Cuba, sin duda estaríamos mucho peor que ellos.
Qué bonito es vivir en una democracia para que estas presiones gubernamentales no queden impunes. La diferencia entre una democracia y una dictadura no es que sus políticos sean mejores personas, sino que su discrecionalidad está limitada. Ay si esta pandilla tuviese la misma capacidad de maniobra de la que disfrutan las autoridades en Cuba, sin duda estaríamos mucho peor que ellos.
sábado, 13 de marzo de 2010
Mucho ARTE es el quitar, al pobre, hasta su pan
Interesante iniciativa ha llevado a cabo el colectivo de manteros: una manifestación para reclamar que no sean castigados con la cárcel. Ciertamente es aberrante llevar a prisión a alguien por una actividad que reporta unos ingresos diarios de 15€ al día. Pero es que perjudican a uno de los sectores más poderosos en España como son los autores/editores y son el eslabón más débil de la sociedad. Lo que nadie puede negar es su integración y el interesante y enriquecedor giro que le dan a las manifas en democracia. Buena forma de reivindicar su dignidad humana haciendo uso de sus derechos civiles.
En la protesta ha participado, por lo que se ve, Willy Toledo, actor que ha tenido gran protagonismo estos días por unas declaraciones controvertidas sobre los derechos humanos y la democracia. En esta ocasión le alabo la causa, especialmente al ir en contra de sus intereses de clase, pero quizá debería reconocer que algo bueno tiene esta democracia burguesa que permite manifestarse a los más desclasados que reconocen llevar a cabo una actividad ilegal, cosa que en Cuba parece que está más bien restringida. Y es que los derechos civiles son una buena cosa que no creo que se deban menospreciar.
En la protesta ha participado, por lo que se ve, Willy Toledo, actor que ha tenido gran protagonismo estos días por unas declaraciones controvertidas sobre los derechos humanos y la democracia. En esta ocasión le alabo la causa, especialmente al ir en contra de sus intereses de clase, pero quizá debería reconocer que algo bueno tiene esta democracia burguesa que permite manifestarse a los más desclasados que reconocen llevar a cabo una actividad ilegal, cosa que en Cuba parece que está más bien restringida. Y es que los derechos civiles son una buena cosa que no creo que se deban menospreciar.
viernes, 12 de marzo de 2010
Cuestión de prioridades
Imposible ser más gráfico en la contraposición de la Cataluña real respecto a la oficial. Mientras Cataluña estaba colapsada por la nevada, nuestros representantes votando la ley de consultas para abrir el camino, como perfectamente expone Albert Rivera, a referendos de independencia que agiten la convivencia. Que la gente tenga claro a la hora de votar cuáles son las prioridades de según quién.
jueves, 11 de marzo de 2010
LA OBSCENIDAD DE CIERTOS SUPUESTOS SOCIALISTAS
Celestino Corbacho, ministro socialista (o mejor dicho, del PSC-PSOE) de trabajo, ha realizado unas declaraciones muy inoportunas al respecto de los planes privados de pensiones. Con la que está cayendo y con el debate sobre las pensiones en el candelero no es muy acertado que el ministro de trabajo recomiende públicamente los planes privados de pensiones como complemento a las públicas. Lógicamente, tal y como está el patio los ciudadanos nos lo podemos tomar como una alarma innecesariamente y la verdad es que las empresas que ofrecen este producto no parece que necesiten esta publicidad añadida.
El portavoz socialista, perdón, del PSOE en el congreso ha añadido, intentando defender a su compañero, que es una "obviedad que las personas que quieran tener más ingresos que la pensión pública, pueden contratar planes de pensiones”. Creo que a nadie le cabe ninguna duda que efectivamente es bueno tener un plan privado de pensiones como ha señalado el ministro. La cuestión es que no insinúe que pueda llegar a ser necesario. Así pues, lo que no parece tan bueno es la imagen que nos está dando del sistema público de pensiones, ni da demasiada confianza a una ciudadanía que en su mayoría no se puede costear un plan privado. Son, por lo tanto, unas declaraciones no ya imprudentes por parte de un ministro de trabajo, sino impropias por parte de un dirigente de un partido que se hace llamar socialista, del cual sólo cabe esperar una cerrada defensa de las pensiones públicas.
Al ministro no se le han caído los anillos en reconocer que desde hace muchos años dispone de uno. Desde luego, se agradece su sinceridad, lo que pasa es que entre la crisis económica que vivimos y el descrédito que padece la clase política, la naturalidad con la que nos lo explica añadiendo que al cobrar más de 4000€ la máxima pensión que se puede cobrar es de 2400€, a muchos ciudadanos nos puede resultar obsceno. Por supuesto, el ministro podrá alegar, como ya hizo su compañero José Montilla al defender el Colegio Alemán donde tiene matriculados a sus hijos (por 400€ al mes por barba), que ésta es una opción personal. No nos cabe la menor duda. Ahora bien, no es como ser del Barça o del Madrid, que sale gratis, sino que se trata de opciones personales en las que se requiere unos ingresos muy superiores a la media.
La cuestión está en que nuestro infatigable ministro, a sus 61 venerables años, lleva desde 1983 encadenando cargos públicos, y sin actividad laboral previa conocida. Ahora está cobrando unos 78.791€ al año, muy por debajo de los 144.200€ que cobraba como presidente de la Diputación provincial de Barcelona, y cuando finalice su responsabilidad en el ministerio, tras 18 meses cobrando el 80% de su sueldo, podrá gozar de su merecida jubilación y su trabajado plan de pensiones. Todo esto a muchos ciudadanos nos podrá hacer dudar –malpensados de nosotros- que su actividad política haya estado motivada por su afán de justicia social y servicio público. En 1979 el PSOE dejó de declararse un partido de clase –trabajadora, se entiende-, lo que nos preocupa es que se transformara en un partido de clase, sí, pero de clase política. Cuesta no pensar en Napoleón, no el del Directorio, sino el de Animal Farm. ¡Qué perspicacia la de George Orwell!
El portavoz socialista, perdón, del PSOE en el congreso ha añadido, intentando defender a su compañero, que es una "obviedad que las personas que quieran tener más ingresos que la pensión pública, pueden contratar planes de pensiones”. Creo que a nadie le cabe ninguna duda que efectivamente es bueno tener un plan privado de pensiones como ha señalado el ministro. La cuestión es que no insinúe que pueda llegar a ser necesario. Así pues, lo que no parece tan bueno es la imagen que nos está dando del sistema público de pensiones, ni da demasiada confianza a una ciudadanía que en su mayoría no se puede costear un plan privado. Son, por lo tanto, unas declaraciones no ya imprudentes por parte de un ministro de trabajo, sino impropias por parte de un dirigente de un partido que se hace llamar socialista, del cual sólo cabe esperar una cerrada defensa de las pensiones públicas.
Al ministro no se le han caído los anillos en reconocer que desde hace muchos años dispone de uno. Desde luego, se agradece su sinceridad, lo que pasa es que entre la crisis económica que vivimos y el descrédito que padece la clase política, la naturalidad con la que nos lo explica añadiendo que al cobrar más de 4000€ la máxima pensión que se puede cobrar es de 2400€, a muchos ciudadanos nos puede resultar obsceno. Por supuesto, el ministro podrá alegar, como ya hizo su compañero José Montilla al defender el Colegio Alemán donde tiene matriculados a sus hijos (por 400€ al mes por barba), que ésta es una opción personal. No nos cabe la menor duda. Ahora bien, no es como ser del Barça o del Madrid, que sale gratis, sino que se trata de opciones personales en las que se requiere unos ingresos muy superiores a la media.
La cuestión está en que nuestro infatigable ministro, a sus 61 venerables años, lleva desde 1983 encadenando cargos públicos, y sin actividad laboral previa conocida. Ahora está cobrando unos 78.791€ al año, muy por debajo de los 144.200€ que cobraba como presidente de la Diputación provincial de Barcelona, y cuando finalice su responsabilidad en el ministerio, tras 18 meses cobrando el 80% de su sueldo, podrá gozar de su merecida jubilación y su trabajado plan de pensiones. Todo esto a muchos ciudadanos nos podrá hacer dudar –malpensados de nosotros- que su actividad política haya estado motivada por su afán de justicia social y servicio público. En 1979 el PSOE dejó de declararse un partido de clase –trabajadora, se entiende-, lo que nos preocupa es que se transformara en un partido de clase, sí, pero de clase política. Cuesta no pensar en Napoleón, no el del Directorio, sino el de Animal Farm. ¡Qué perspicacia la de George Orwell!
miércoles, 10 de marzo de 2010
Argumento ante un xenófobo
Ante el manido, poco fundado y poco elaborado argumento del xenófobo común de que "hay demasiados inmigrantes", cabe una respuesta que fácilmente pueden comprender y que está a su altura intelectual: "No sé, pero también hay demasiados gilipollas y no por eso te digo que te vayas a tomar por culo".
martes, 9 de marzo de 2010
El despreciado valor de la tolerancia
Una de las mayores ventajas de la democracia es que, entre otras cosas, garantiza la pluralidad. Pienses lo que pienses un Estado democrático es integrador, no expulsa a nadie por motivos de conciencia. En teoría, las instituciones, pues, son de todos y están para todos. Esto es algo formidable y no hay sistema conocido que lo logre al mismo nivel, a pesar de las múltiples y constantes presiones de aquellos que pretenden erigirse como representantes de los legítimos poseedores de determinados cachos de tierra o de la verdad absoluta.
Estas presiones parecen ser particularmente virulentas en los tiempos que corren. Quizá sean los miedos que generan las crisis. Pero no necesariamente. Parece más bien que sencillamente ya no se lleva lo de la tolerancia, un valor que ciertamente se predica mucho pero que se practica poco. Recuerdo aquellos tiempos en los que se discutía el concepto de tolerancia precisamente porque nadie debía adoptar la posición de preeminencia de tolerar nada a los demás. Siempre me había parecido un argumento convincente, pero últimamente le he captado un matiz a la idea de tolerancia que me parece le da plena vigencia como valor democrático. Es necesario que aprendamos todos a tolerar aquello que nos desagrada, que nos repugna.
De un tiempo a esta parte sucede que hay gente que parece concebir la democracia como la posibilidad de imponer su sensibilidad. Es cuestión de tener los apoyos suficientes. Es decir, entiende la democracia como la dictadura de la mayoría, lo cual, sin duda alguna, es una perversión tentadora pero injusta y que en cualquier momento se puede girar en contra de cualquiera que lo defienda. Hay un elemento ineludible en una verdadera democracia: la libertad individual, lo cual se puede traducir en el derecho al propio mal gusto.
Son muchos los que hoy en día pretenden que todo el mundo se amolde a su particular sensibilidad: los antiabortistas, los antitaurinos, los xenófobos, los nacionalistas y un largo etcétera se creen con el derecho de decirle a los demás qué comportamientos son legítimos, ni más ni menos, pretenden imponer su propia sensibilidad, lo cual, sin duda es muy tentador. Se acogen a más o menos solemnes valores que aseguran preservar: la vida, la dignidad, la cultura. Es decir, su propia moral, siempre muy legítima cuando se limitan a practicarla y no a imponerla. Porque puestos a propagar la virtud a lo ministerio iraní, podemos imponerla en múltiples ámbitos: la decencia en los medios de comunicación, el arte ante la música ligera, la gastronomía contra la comida rápida, el buen gusto en el vestir, la gracia en las formas, la simpatía en el trato… No soy demasiado original, esta distopía de felicidad y perfección ya se le ocurrió a alguien antes: A Aldous Huxley en Brave New World.
Estas presiones parecen ser particularmente virulentas en los tiempos que corren. Quizá sean los miedos que generan las crisis. Pero no necesariamente. Parece más bien que sencillamente ya no se lleva lo de la tolerancia, un valor que ciertamente se predica mucho pero que se practica poco. Recuerdo aquellos tiempos en los que se discutía el concepto de tolerancia precisamente porque nadie debía adoptar la posición de preeminencia de tolerar nada a los demás. Siempre me había parecido un argumento convincente, pero últimamente le he captado un matiz a la idea de tolerancia que me parece le da plena vigencia como valor democrático. Es necesario que aprendamos todos a tolerar aquello que nos desagrada, que nos repugna.
De un tiempo a esta parte sucede que hay gente que parece concebir la democracia como la posibilidad de imponer su sensibilidad. Es cuestión de tener los apoyos suficientes. Es decir, entiende la democracia como la dictadura de la mayoría, lo cual, sin duda alguna, es una perversión tentadora pero injusta y que en cualquier momento se puede girar en contra de cualquiera que lo defienda. Hay un elemento ineludible en una verdadera democracia: la libertad individual, lo cual se puede traducir en el derecho al propio mal gusto.
Son muchos los que hoy en día pretenden que todo el mundo se amolde a su particular sensibilidad: los antiabortistas, los antitaurinos, los xenófobos, los nacionalistas y un largo etcétera se creen con el derecho de decirle a los demás qué comportamientos son legítimos, ni más ni menos, pretenden imponer su propia sensibilidad, lo cual, sin duda es muy tentador. Se acogen a más o menos solemnes valores que aseguran preservar: la vida, la dignidad, la cultura. Es decir, su propia moral, siempre muy legítima cuando se limitan a practicarla y no a imponerla. Porque puestos a propagar la virtud a lo ministerio iraní, podemos imponerla en múltiples ámbitos: la decencia en los medios de comunicación, el arte ante la música ligera, la gastronomía contra la comida rápida, el buen gusto en el vestir, la gracia en las formas, la simpatía en el trato… No soy demasiado original, esta distopía de felicidad y perfección ya se le ocurrió a alguien antes: A Aldous Huxley en Brave New World.
viernes, 5 de marzo de 2010
jueves, 4 de marzo de 2010
HIPOCRESIA Y ARBITRARIEDAD
Tenía curiosidad por conocer la opinión de los impulsores de la famosa ILP de los toros al respecto de la doble moral habida entre els correbous (también conocidos por encierros) y las corridas (también conocidas como curses de braus). Por lo que se ve, renuncian a la prohibición dels bous embolats y tradiciones similares que sí exigen para las corridas porque, según les parece, “la sociedad no les apoyaría”. Incomprensible. ¿Qué fue de la inadmisible tortura a los animales? ¿No se trataba de acabar con tradiciones bárbaras?¿Por qué la sociedad apoyaría una prohibición y no la otra si implican el mismo maltrato?
La respuesta es evidente: se refieren a los nacionalistas, deseosos de acabar con algo que huele a españolazo pero incómodos con la prohibición de una tradición con solera nostrada (en realidad tienen tanta solera tradicional catalana els correbous como las corridas, pero qué más da). Tanto solemne alegato, tanta superioridad moral tirados por el sumidero de la hipocresía y la arbitrariedad.
Si algo nos cuesta asumir a los seres humanos es, precisamente, la hipocresía y la arbitrariedad, base de la concepción natural de la injusticia. De críos ya reaccionamos ante los caprichos del profe que coge manía a unos alumnos mientras otros son su ojito derecho. Los argumentos que nos llevan a prohibir algo no pueden ser ignorados ante un fenómeno equivalente, porque eso genera injusticias y los perjudicados adquieren motivos para sentirse agraviados. Algo, lógicamente, inaceptable en una democracia.
Me traen sin cuidado de la misma forma ambas prácticas, corridas y correbous. Lo que me preocupa es la libertad, la igualdad y la justicia, principios habitualmente sacrificados para satisfacer el capricho de los nacionalistas, poco dados a estos principios y habituados a procurar imponer su particular sensibilidad. Un puñado de toros no morirá ante los ojos del que lo quiera mirar a cambio de retorcer un poco más la libertad y la igualdad en Cataluña, y todo por la manía de algunos de imponer su propia sensibilidad. Aprendamos a respetar el mal gusto ajeno. ¡Ay, si yo intentara imponer mi propia sensibilidad! ¡Cuántas cosas prohibiría!
La respuesta es evidente: se refieren a los nacionalistas, deseosos de acabar con algo que huele a españolazo pero incómodos con la prohibición de una tradición con solera nostrada (en realidad tienen tanta solera tradicional catalana els correbous como las corridas, pero qué más da). Tanto solemne alegato, tanta superioridad moral tirados por el sumidero de la hipocresía y la arbitrariedad.
Si algo nos cuesta asumir a los seres humanos es, precisamente, la hipocresía y la arbitrariedad, base de la concepción natural de la injusticia. De críos ya reaccionamos ante los caprichos del profe que coge manía a unos alumnos mientras otros son su ojito derecho. Los argumentos que nos llevan a prohibir algo no pueden ser ignorados ante un fenómeno equivalente, porque eso genera injusticias y los perjudicados adquieren motivos para sentirse agraviados. Algo, lógicamente, inaceptable en una democracia.
Me traen sin cuidado de la misma forma ambas prácticas, corridas y correbous. Lo que me preocupa es la libertad, la igualdad y la justicia, principios habitualmente sacrificados para satisfacer el capricho de los nacionalistas, poco dados a estos principios y habituados a procurar imponer su particular sensibilidad. Un puñado de toros no morirá ante los ojos del que lo quiera mirar a cambio de retorcer un poco más la libertad y la igualdad en Cataluña, y todo por la manía de algunos de imponer su propia sensibilidad. Aprendamos a respetar el mal gusto ajeno. ¡Ay, si yo intentara imponer mi propia sensibilidad! ¡Cuántas cosas prohibiría!
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