jueves, 11 de marzo de 2010

LA OBSCENIDAD DE CIERTOS SUPUESTOS SOCIALISTAS

Celestino Corbacho, ministro socialista (o mejor dicho, del PSC-PSOE) de trabajo, ha realizado unas declaraciones muy inoportunas al respecto de los planes privados de pensiones. Con la que está cayendo y con el debate sobre las pensiones en el candelero no es muy acertado que el ministro de trabajo recomiende públicamente los planes privados de pensiones como complemento a las públicas. Lógicamente, tal y como está el patio los ciudadanos nos lo podemos tomar como una alarma innecesariamente y la verdad es que las empresas que ofrecen este producto no parece que necesiten esta publicidad añadida.

El portavoz socialista, perdón, del PSOE en el congreso ha añadido, intentando defender a su compañero, que es una "obviedad que las personas que quieran tener más ingresos que la pensión pública, pueden contratar planes de pensiones”. Creo que a nadie le cabe ninguna duda que efectivamente es bueno tener un plan privado de pensiones como ha señalado el ministro. La cuestión es que no insinúe que pueda llegar a ser necesario. Así pues, lo que no parece tan bueno es la imagen que nos está dando del sistema público de pensiones, ni da demasiada confianza a una ciudadanía que en su mayoría no se puede costear un plan privado. Son, por lo tanto, unas declaraciones no ya imprudentes por parte de un ministro de trabajo, sino impropias por parte de un dirigente de un partido que se hace llamar socialista, del cual sólo cabe esperar una cerrada defensa de las pensiones públicas.

Al ministro no se le han caído los anillos en reconocer que desde hace muchos años dispone de uno. Desde luego, se agradece su sinceridad, lo que pasa es que entre la crisis económica que vivimos y el descrédito que padece la clase política, la naturalidad con la que nos lo explica añadiendo que al cobrar más de 4000€ la máxima pensión que se puede cobrar es de 2400€, a muchos ciudadanos nos puede resultar obsceno. Por supuesto, el ministro podrá alegar, como ya hizo su compañero José Montilla al defender el Colegio Alemán donde tiene matriculados a sus hijos (por 400€ al mes por barba), que ésta es una opción personal. No nos cabe la menor duda. Ahora bien, no es como ser del Barça o del Madrid, que sale gratis, sino que se trata de opciones personales en las que se requiere unos ingresos muy superiores a la media.

La cuestión está en que nuestro infatigable ministro, a sus 61 venerables años, lleva desde 1983 encadenando cargos públicos, y sin actividad laboral previa conocida. Ahora está cobrando unos 78.791€ al año, muy por debajo de los 144.200€ que cobraba como presidente de la Diputación provincial de Barcelona, y cuando finalice su responsabilidad en el ministerio, tras 18 meses cobrando el 80% de su sueldo, podrá gozar de su merecida jubilación y su trabajado plan de pensiones. Todo esto a muchos ciudadanos nos podrá hacer dudar –malpensados de nosotros- que su actividad política haya estado motivada por su afán de justicia social y servicio público. En 1979 el PSOE dejó de declararse un partido de clase –trabajadora, se entiende-, lo que nos preocupa es que se transformara en un partido de clase, sí, pero de clase política. Cuesta no pensar en Napoleón, no el del Directorio, sino el de Animal Farm. ¡Qué perspicacia la de George Orwell!

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