jueves, 11 de febrero de 2010

El supuesto periodismo de calidad



Leo por doquier a periodistas quejándose de la crisis del periodismo. Es natural, se trata de su pan y las reconversiones son siempre duras. La aparición de nuevas formas de comunicación exigen adaptaciones que no siempre son agradecidas. Ahora bien, lo que reivindican es la calidad de la prensa tradicional y la información de pago. De nuevo, como no puede ser de otra forma, la culpa la tienen los consumidores que se dejan llevar por la tentación de la gratuitidad.

Sinceramente, agradecería un mínimo de autocrítica por parte del periodismo. Como lector y ciudadano consciente de la importancia para la democracia de la información, me gustaría que reflexionaran sobre la pérdida de credibilidad del periodismo, circunstancia que lleva a que el lector medio no le confiera valor añadido a la prensa con pretensión de calidad (y cobro). Valores como la objetividad y la imparcialidad son ninguneados por medios que son cada vez más obscenos voceros de su opción de poder.

Anoche, sin ir más lejos, tuve ocasión de ver un nefando programa llamado 59 segundos, en el que distinguidos periodistas de los medios escritos más importantes del país debatieron sobre la actualidad de la crisis económica. Me temo que fue muy representativo del panorama periodístico español. Vimos una reproducción de los rifirrafes partidistas que nos brinda gobierno y oposición desarrollado con un nivel intelectual aún más lamentable del que nos tienen acostumbrados nuestros desafeccionadores políticos. Resultó vergonzante la proliferación de tópicos y vaguedades que nos ofreció esa cuadrilla de profesionales.

Se me quedó clavada en la retina la airada discusión entre dos periodistas sobre la calidad del gobierno de Berlusconi en la que fueron incapaces de argumentar sus posiciones por un mero desconocimiento del tema. Sencillamente se dejaron llevar por su adscripción ideológica. Esto, que es razonable en la barra de un bar, es inadmisible por parte de supuestos especialistas en política o al menos, que pretenden vivir de ello. Se demuestra la gran verdad del periodismo y de la que todavía no se han dado cuenta: son especialistas en nada que pretenden opinar de todo. Ellos solitos se han trabajado el descrédito de su profesión y por ello no sorprende que en Tele 5 cualquiera que salga aireando cotilleos sea considerado periodista. ¿Por qué no?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que van de expertos en "comunicación" y claro, pasa como lo que decía aquel anuncio de pneumáticos: la potencia sin control no vale de nada. ¡Algo habrá que comunicar, digo yo! Yo solucionaría el entuerto convirtiendo el periodismo en una maestría.

Yo misma dijo...

Tiene narices que mentes a la Cadena Amiga y no pongas a parir a los periódicos gratuitos como el 20minutos.

Y cuidadín con lo que dices que yo por Gran Hermano MA-TO!!!