lunes, 8 de febrero de 2010

Un ejercicio de coherencia



Un amiguete ha tenido la gentileza de pasarme una foto que ha encontrado por la red (curiosamente realizando una búsqueda sobre anarquismo) que refleja la realidad de una forma directa, cruda, reveladora. Vivimos en una sociedad que clasifica los movimientos políticos en función a una iconografía forjada en una tradición apenas centenaria, llevando al personal a adscripciones más emocionales que a juicios racionales. El gran acierto del nacionalismo imperante es haber sabido inscribir su simbología en el campo de la izquierda a pesar de que sus postulados son asombrosamente parecidos al fascismo afortunadamente estigmatizado, herencia dichosa del antifranquismo. La cuestión es que se empiece de una vez a ubicar a cada cual según sus planteamientos, porque tiene cojones que luego los fascistas seamos los otros

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