George Orwell es uno de mis autores favoritos, aunque su mensaje está cargado de un nihilismo político que, por otro lado, le da una legitimidad ética superior al ser un intelectual de izquierdas que tuvo la dignidad de denunciar en un momento especialmente delicado, el fraude de las dictaduras que pretenden legitimarse con unos valores que, de hecho, no respetan. Sus obras son, pues, desgarradoras porque están planteadas desde un vivido sentimiento de traición de unos ideales que nos sumen al nihilismo y la soledad.
Sin duda, el personaje más trágico creado por Orwell es el de Boxer, caballo comprometido y esforzado hasta la extenuación, que trabajó a destajo confiando en una causa que a pesar de su voluntarismo y sacrificio no se estaba respetando por quienes la dirigían, los cuales sólo se aprovechaban de él mientras les fuese útil y no dudarían en acabar despreciándolo cuando dejase de serlo. Es sin lugar a dudas un símbolo trágico, especialmente porque como todos los buenos símbolos, refleja brillantemente una realidad particularmente triste.
Debo aclarar que la película de dibujos animados no está a la altura del texto de Orwell, especialmente porque no respeta el argumento de Animal Farm.
No dejen de leer a Orwell, debería ser de lectura obligada en todos los institutos.
viernes, 4 de junio de 2010
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