jueves, 24 de junio de 2010

La cura de la fe

Duran i Lleida ha generado cierta polémica por criticar en su blog personal que el deparatamento de sanidad investigue determinadas clínicas por ofrecer terapias de curación de la homosexualidad incluyendo el uso de psicofármacos sin que haya ninguna evidencia científica que demuestre que sea posible cambiar la orientación sexual, por lo que colectivos profesionales y la misma OMS, aparte de no considerar la homosexualidad enfermedad (por lo que no se puede hablar de cura) consideran estas prácticas mala praxis, la cual, poca broma, está tipificada en el derecho penal. Es lógico, un facultativo no puede juguetear con nuestro cuerpo metiéndonos fármacos gratuitamente sin haber evidencias científicas que apoyen esas prácticas. Con toda lógica, se le puede caer el pelo o, mejor dicho, la licencia para ejercer.

Quizá la polémica generada por el post del insigne diputado sea excesiva, pero hay que reconocer que Duran juega a la confusión o habla desde un desconocimiento que podía haber enmendado leyendo bien los periódicos. Me atrevo a recomendarle a su señoría la lectura de este reportaje para su información, porque lo que viene a decir el dipuado es una distorsión, ignoro si ineteresada. Permítanme resaltar un párrafo de su confuso post (para ser el diputado más valorado no escribe demasiado bien, la verdad):

Jo mai he dit que l’homosexualitat sigui una malaltia, però em sorprèn que, quan una persona -després d’anys d’estar casada i amb fills- arriba a la conclusió que en realitat és homosexual i vol assolir aquesta tendència i considera que necessita ajuda, la seva demanda és atesa i el fet de “sortir de l’armari” és celebrat. Però en el cas invers, aquesta persona no ho pot fer si acudeix voluntàriament a demanar assistència mèdica i,en canvi, la Generalitat pretén que els metges psiquiatres la puguin atendre.

Desde luego hay que negarle la mayor a Duran, ¿Que no puede pedir asistencia médica alguien que no quiera salir del armario? Me permito aclararle que un buen psiquiatra le ayudará sin problemas a la ansiedad, depresión, etcétera que le pueda generar a cualquier persona su sexualidad, independientemente de la decisión que haya adoptado respecto a su esposa e hijos, pero no le inchará a medicamentos para que deje de ver atractivas a las personas de su mismo sexo.

El dirigente democristiano debería ser más comprensivo con las realidades ajenas que, como es el caso, entran tanto en la identidad de la gente. Me pregunto qué opinaría si se descubriere que existen psiquiatras que medican para dejar de creer en dios o, incluso, sentirse miembro de una nacionalidad concreta. Apuesto que no sería tan condescendiente con tales prácticas.

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