He leído hoy en El País que el Congo-Brazzaville tiene previsto ofrecer a inversores internacionales un tercio de su territorio para el desarrollo agrícola, con la intención de que de esta forma se atraigan inversiones en infraestructuras. Es una lástima que no estén familiarizados con la historia de Centroamérica, porque podrían haber tomado lecciones valiosísimas de las tristemente conocidas como repúblicas bananeras, lo más profundo del patio trasero estadounidense.
A finales del s.XIX las frágiles repúblicas centroamericanas vieron una ocasión de desarrollo en uno de los periodos de expansión del capitalismo más importante, momento del mayor empuje del liberalismo económico que propició un gran auge del comercio internacional, que sumado a los avances técnicos en refrigeración dieron a la banana un papel de bien de consumo de primer orden. Las autoridades locales decidieron ofrecer concesiones de terrenos a la que posteriormente sería conocidísima como todopoderosa United Fruit Company (UFCO) en detrimento de los pequeños y medianos productores locales de banana a cambio del desarrollo de la red ferroviaria nacional.
A fe que desarrollaron una red ferroviaria, pero exclusivamente orientada a sus plantaciones. De hecho aprovecharon las consiguientes concesiones fiscales y legales para crear un emporio internacional que tuvo unas dimensiones estatales, sin lugar a dudas, mucho más poderosas que las de las pequeñas repúblicas centroamericanas. Disponían de una ingente flota, sus propias ciudades con hospitales, colegios, etc. para uso exclusivo y prioritario disfrute de los cuadros venidos de Estados Unidos. Ministros y presidentes de estos países fueron directamente abogados de la compañía que no dudaron en seguir velando por los intereses de la UFCO desde las magistraturas públicas.
Como no podía ser de otra manera, la política exterior estadounidense en la zona estaba dominada por tan poderosa compañía. Que se lo expliquen al malogrado Jacobo Arbenz, presidente democrático guatemalteco que tuvo la ocurrencia de intentar una reforma agraria. La UFCO no tardó en orquestar una campaña contra su gobierno que acabó con una invasión de la CIA. Este hecho quizá no demasiado conocido ha tenido una gran relevancia no sólo en el país, sino en la zona. Guatemala fue dominada por una sangrienta dictadura que llevó a cabo una larvada guerra civil que generó un verdadero genocidio con la población indígena. Rigoberta Menchú es un testimonio vivo.
Pero sus consecuencias van más allá de Guatemala. Un joven médico argentino fue un testigo de excepción de la caída del gobierno de Arbenz. Después de esto, sus vagos principios políticos se transformaron para tomar el firme convencimiento de la importancia del poder militar para una verdadera transformación social. Más tarde se le conoció como El Che Guevara y fue voluntariamente una inspiración global para la insurgencia armada mediante guerrillas que tiñó de sangre el continente, sin demasiado éxito.
Algunos cortos de miras aseguran que los pueblos que no conocen su propia historia están condenados a repetirla. Conocer la historia más próxima es muy útil, pero de la misma forma lo es conocer la de otros países para no repetir errores ajenos o, por qué no, inspirarse en aciertos lejanos. Recomiendo a los congoleños mirar a centroamérica para saber qué no hacer, pero también conocer, por ejemplo, qué hicieron países como Canadá o Dinamarca, que sí supieron o pudieron desarrollarse económicamente a través de la agricultura.
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2 comentarios:
Melón rico
Muy bueno, Jaume!
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