lunes, 17 de diciembre de 2012

El deber del historiador

Preparándome ingenuamente unas oposiciones que no parecen próximas, me estoy releyendo el estimulante libro de Eric Hobsbawm Sobre la historia ( Ed. Crítica, Barcelona, 2002), donde plantea unas directrices que no sólo son de rabiosa actualidad, sino que demasiado habitualmente mis colegas no se molestan en seguir y que entiendo debería ser de obligado cumplimiento para todo aquel que osase considerarse historiador.
En el primer capítulo del libro, llamado Dentro y fuera de la historia, nos habla del deber del historiador: en particular, somos los encargados de criticar todo abuso que se haga de la historia desde una perspectiva político-ideológica (p. 18). El maestro tiene claro de dónde vienen las amenazas: Porque la historia es la materia prima de la que se nutren las ideologías nacionalistas, étnicas y fundamentalistas, del mismo modo que las adormideras son el elemento que sirve de base a la adicción a la heroína. El pasado es un factor esencial -quizá el factor más esencial- de dichas ideologías. Y cuando no hay uno que resulte adecuado, siempre es posible inventarlo. De hecho, lo más normal es que no exista un pasado que se adecue por completo a las necesidades de tales movimientos, ya que, desde un punto de vista histórico, el fenómeno que pretenden justificar no es antiguo ni eterno, sino totalmente nuevo (p. 17). Hoy día, el mito y la invención son fundamentales para la política de identidad a través de la que numerosos colectivos que se definen a sí mismos de acuerdo con su origen étnico, su religión o las fronteras pasadas o presentes de los estados tratan de lograr una cierta seguridad en un mundo incierto e inestable diciéndose aquello de “somos diferentes y mejores que los demás” (p. 19-20).
El mismo día en que releo estas sabias instrucciones del viejo profesor, la recientemente nombrada Presidente del Parlamento de Cataluña, en su discurso de investidura, había afirmado: Hemos de ser conscientes de que no venimos de la Constitución de 1978, somos herederos de un glorioso pasado. Por respeto al maestro Hobsbawm, fallecido este mismo año, me veo obligado a seguir con su mandato. Tengo el deber moral como licenciado en historia de criticar semejante abuso a mi disciplina. Efectivamente, el poder de la institución que preside la señora de Gispert emana, ni más ni menos, de la Constitución de 1978 y no, ni mucho menos, de la institución medieval de la que se extrajo el nombre en la II República. Además, en todo caso, no gozaría tan añeja institución de un glorioso pasado, sino de un explotador origen: la extracción fiscal (las generalidades) a la plebe, al poble menut, por parte de los estamentos privilegiados centrados en la apropiación de la deuda pública crónica generada por la belicosidad real.
Cumplido mi deber, vuelvo a mis estudios. Otro día podríamos comentar el escalofriante paralelismo fiscal de la Corona de Aragón de la baja edad media con la situación actual. Y no, no hablaremos de expolio fiscal. Territorial, cuanto menos, claro.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Lamentablemente

Resulta agotador el eterno debate lingüístico en Cataluña, fundamentablemente, por la total ausencia de interés por parte de los defensores del monolingüismo catalán de aportar el más mínimo atisbo de racionalidad. Ningún asomo de ponderado argumento, todo lo que se encuentra son consignas, victimismo, distorsiones y emotivas adhesiones inquebrantables.
Quizá algún lector esperará que lo ilustre con ejemplos. Pues allá voy. Se repite como mantra que la introducción del castellano como lengua también vehicular de la educación catalana atenta a la cohesión social en Cataluña. Semejante grandilocuente afirmación habría que argumentarla, porque para mí equivale a decir que si te masturbas te puedes quedar ciego. No se hace, se confía que de repetir mucho esta consigna se asuma como verdad. Se insiste en que se atenta contra el catalán, más allá de la personificación absurda que se tiende a hacer de una lengua, yo me veo incapaz de captar agresión alguna al hecho de que se proponga que se establezca que se use también otra lengua oficial como lengua vehicular en la enseñanza. Más bien veo lo contrario en la feroz negativa a que así sea. Es una distorsión maliciosa pretender hacer creer que se propone situar la lengua catalana como residual, puesto que seguiría siendo también vehicular. Y finalmente, se procura escenificar la unanimidad del pueblo catalán con multitud de manifestaciones que se pretenden identificar con la incuestionable voluntad popular catalana. Ya que hay tanta hambre de consultas populares, pueden empezar por la inmersión lingüística. Pero Duran Lleida no tuvo reparos en reconocer el quid de todo el asunto, con su lamento de que los niños hablen en castellano en el recreo. ¡La que se hubiese liado si hubiese sido Wert el que hubiese dicho una barbaridad así! Así pues, de lo que se trata es de erradicar el uso de la lengua castellana de Cataluña y, claro, eso es muy chungo de decir públicamente.
Y, a propósito de las consultas populares, toda esta oleada de indignación nacionalista me deja una sensación extraña. ¿Por qué se alteran tanto con un borrador de un proyecto de ley que vete a saber cuándo se va a aprobar? ¿No nos tienen prometida una consulta para lo más tardar el año 2015 sobre la tan deseada y necesitada independencia de la nación catalana? Entonces, para cuando se apruebe la ley de Wert, lo que tienen previsto es que seamos ya independientes. ¿O es que es un brindis al sol? ¿O es que cualquier ocasión es buena para marear la perdiz, ya se sabe, embolica que fa fort? Claro, siempre va bien apretar las filas y distraer la atención de las menudencias del gobierno del día a día, los recortes y esas cosas. Y, esto, por supuesto también le vale a Wert, encantado de ser el bombero pirómano de Rajoy que distrae la atención de la crisis. Al final de cuentas, nos están faltando al respeto, unos y otros, a los ciudadanos. No deberíamos permitir que se dediquen a manipular a la opinión pública en vez de dedicarse a legislar por el bien del interés general.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Prácticas de seducción política II: psC

Junto a la carta de CiU ha llegado también la del psC, ignoro si en una nueva representación de la infame sociovergència. Es posible, porque el panfleto que nos envía el psC más que seducir, más bien da penica, como si no quisieran molestar, como si asumieran que no les vas a votar, como si, en definitiva, aceptaran que no les toca gobernar, como en los viejos tiempos de la alternancia pactada de la Restauración.

La foto del candidato, sin ir más lejos, es tristona, gris, inexpresiva. Te imaginas que se trata de un tipo depresivo que pasa las mañanas sentado en el banco de un parque planteándose qué ha hecho con su vida. El lema está claro que no lo ha hecho un poeta. Es tremendamente aburrido, sin gancho. Se nota que hacen las cosas sin ganas. Y eso en un político es terrible. Si no le pones ganas tú, macho, no se la van a poner de tu parte tus votantes.

También te ponen una especie de carta del candidato, en este caso aprovechando el mismo panfleto ya que están sin un puto duro. El contenido es mejor que el de Mas, más claro, más completo. Pero te lo ponen con esa letrilla enana que da la sensación que te lo susurran, como si no estuvieran convencidos o motivados.

Pero vayamos al meollo del panfleto. Volvemos a las letrujas. Sólo viendo el papel sin leerlo da la impresión de que hay mucha paja y poco fundamento. Sigue pareciendo que está hecho sin ganas, sin estructura, de cualquier manera. Casi toda la primera columna es a modo de introducción. Al final de la primera columna te ponen lo que podríamos llamar uno de los ejes, quizá, de su propuesta. El resto en la otra columna. La maquetación es terrible, cutrísima. Pero si entramos en el fondo la cosa no mejora. Lo que nos habíamos aventurado a llamar ejes de su propuesta en realidad no es más que un cajón de sastre sin la menor coherencia interna. El primero es Federalismo, nuestro modelo de estado, el segundo Justicia social y el tercero un totum revolutum de propuestas a lo ofertas del día que llaman Nuestras primeras decisiones para reactivar Catalunya.

Conclusión, estos chicos no tienen las ideas claras, si es que tienen alguna. Si te lees el apartado de Federalismo te asalta la duda de si realmente saben lo que significa. Ponen, y copio textualmente Que surja de una forma constitucional, que garantice el reconocimiento de la identidad catalana y nuestro derecho a decidir, donde Catalunya se haga cargo de todos los impuestos que pagamos los catalanes y las catalanas. ¿Eso es federalismo? A mí me suena básicamente a lo que proponía CiU hace un par de añitos nada más. Ay, la Sociovergència, que tira la cabra para el monte. Pero no solo asusta esa ausencia de ideas propias, sino ese lenguaje tan impreciso y vago, propio de un mal estudiante de secundaria. ¿Que surja de una forma constitucional? ¿A qué viene ese que surja? A mí me sugiere a la Venus de Botticelli surgiendo del mar. Se puede entender que en su incapacidad lo que quieren decir es que propondrán una reforma constitucional, pero eso siendo benévolos. Todos entendemos y ellos los primeros, que lo que realmente pasa es que hablan con la boca pequeña, que sencillamente pasan un huevo de mojarse y si eso, que surja la cosa por ciencia infusa que si es por ellos, ya puedes esperar sentado. No por nada, sino porque tienen la intención de pasar la legislatura de miranda, como espectadores de lujo en el Parlament. ¿Qué ganas entran de votarles, eh?

También se puede entender que, como partido socialista, la estructura territorial les importa más bien poco, especialmente con la que está cayendo con la crisis. Consecuentemente, la base de su proyecto residiría en el apartado que llaman Justicia social. Hubiese sido coherente, pero no nos engañemos. Cito literalmente lo que ponen en el apartado: Lucharemos contra la crisis evitando que paguen los sectores más débiles a través de la reactivación económica, impulsando las políticas sociales y una fiscalidad más justa para que paguen más los más ricos. Una frase de redacción horrorosa, pero aquí al menos sí que dicen que lucharán (un poco de energía, al fin), no se limitarán a esperar que surja, como en el anterior apartado. Eso sí, no pasa de declaración de intenciones muy vagas, muy electoralistas y conociendo la escasísima credibilidad que atesora hoy por hoy el partido de los socialistas, muy poco efectivas. Cierto es que en el apartado siguiente ya concretan, más o menos, alguna propuesta en ese sentido, pero como lo ponen así, sin ningún orden ni criterio, da la impresión de que se trata de las primeras ocurrencias que se les ha pasado por la cabeza cuando alguien ha sugerido que faltaban en el texto propuestas concretas.

En definitiva, no parece que tengan muchas ganas de llevarse el voto. Y, sinceramente, da la impresión que los votos que se lleven van a ser más por hábito que por convicción. 

martes, 13 de noviembre de 2012

Prácticas de seducción política I: CiU

El encanto de la democracia es que de vez en cuando el poder - o sus aspirantes- vienen a pedirte cosas. Bueno, una cosa en concreto, el voto. Es importante ver qué ofrecen para ver qué hacen luego ellos con mi preciado voto. Hoy me han llegado cumplidas cartas de, por así decirlo, los que más cuota del mercado electoral gozan: CiU y psC. Cuanto menos, son los dos partidos con más diputados en el parlamento saliente. Su oferta tendrá que ser la más completa y elaborada, claro. Vamos a ver qué me dicen para seducirme. Comenzamos con CiU que para algo son los que convocan anticipadamente las elecciones:

Empiezan bien; en la carta firmada con el puño y letra de Artur Mas (risas), lo primero que hacen es llamarme joven. Trucos de pescadera, a alguien de 31 añitos le empieza a sentar de maravilla que le sigan tratando de joven. A parte de alagar mi fino cutis de adolescente, mucha paja sobre lo histórico que es el momento y la infinidad de oportunidades que se nos presentan para el futuro. Ya, bien, y ¿qué propones? Habrás anticipado las elecciones para algo, digo yo. Por supuesto, y cito textualmente, El meu compromís és que el poble de Catalunya pugui decidir lliurement i democràtica el seu futur a través d'una consulta durant els propers 4 anys. Enigmático hasta el uso de la negrita. Entonces, a ver que me aclare, ¿el pueblo de Catalunya no está decidiendo libre y democráticamente su futuro en estas elecciones? ¿Qué estamos haciendo, entonces? ¿Decidir el pasado? ¿Y qué se estará consultando durante 4 años? ¡Qué consulta más larga! ¡Ni la del médico! ¿Propone establecer un sistema asambleario, a lo Sóviet? Lo dudo.



 Pero no nos obcequemos con las cartas éstas que son las paridas que te envían porque algún lumbreras considera que así se acerca al candidato, como si te hablara directamente a ti y por eso es particularmente vaga y sin contenido. Vamos a ver qué dice el panfleto adjunto a la carta, donde, sin duda, tiene que venir una síntesis de su programa electoral.

Nada, ni por esas. Volvemos al mismo rollo: Fer una consulta al poble de Catalunya perquè pugui decidir lliurement i democràtica el seu futur. ¡Yaaaaaaa! ¡De eso van unas elecciones! ¿Pero qué mierda proponéis? 

El galimatías no se queda aquí. Acto seguido nos dicen: Construir una majoria social àmplia perquè Catalunya pugui tenir un estat propi en el marc d'Europa. Frase retorcida donde las haya. Joder con los partidos de masas, parece que hablen en clave. ¿Qué es construir una mayoría social amplia? ¿Su petición?¿Su propuesta?¿Tiene relación la programación de TV3 con esto? Lo que se ve es que es condición sine qua non para que Cataluña pueda tener un Estado propio en el marco de Europa. Pero para este viaje no hace falta alforjas, ya tiene un Estado, ese que llaman español.

Algún exegeta acostumbrado al lenguaje alambicado de CiU me apremiará para que no me haga el tonto, que de lo que hablan es de la secesión de Cataluña del resto de España. Vale, pues que lo digan claro, que esta mierda la envían a todos los catalanes. ¿O es que quieren que la peña no entienda una mierda lo que dicen?

Asumida la premisa, donde nos dicen Necessitem eines d'estat en el marc d'Europa, se refieren, más o menos, a argumentos para la independencia. Bien, vamos a ver si nos convencen:

1.- Per garantir el desenvolupament econòmic i social de Catalunya. ¿Por qué?¿Por qué es necesaria la independencia para garantizar el desarrollo económico y social de Cataluña? Si precisamente el principal mercado de Cataluña es el resto de España. No parece muy sensato ponerse de culo de tu principal cliente...

2.- Per tenir més progrés i més eines per sortir de la crisi. ¿Por qué y para qué? ¿Por qué con la independencia vamos a tener más progreso? Explícalo si me quieres convencer. ¿Qué herramientas se necesitan y cómo se usarían? ¿Os lo guardáis para luego? Pues así más que convencerme me dais mucho miedo. ¿Qué haríais una vez independientes para salir de la crisis que no se puede hacer ahora?

3.- Per disposar de millors prestacions per a la gent gran.  ¿Cómo lo haríais? ¿Por arte de birlibirloque?

4.- Per una educació i una sanitat de més qualitat. ¿Por qué? ¿Vais a expulsar a los malos profesores? ¿Y por qué no lo hacéis ahora si la Generalitat tiene las competencias de educación y sanidad?

5.- Per assolir més benestar per a tots nosaltres, però també per als nostres fills i els nostres néts. ¿Por qué es necesaria la independencia para alcanzar más bienestar? ¿Y en qué se concreta ese bienestar? Este argumento tiene la misma solidez expositiva que decir que ataremos a los perros con longanizas.

6.- Per garantir la nostra viabilitat com a nació, com a identitat i com a model de benestar. ¿Eing? Casar nación, identidad y modelo de bienestar en una frase es un ejercicio demasiado complejo para cualquiera. Todo demasiado estrafalario.


Bien, llegado a este punto, ya puedo establecer ciertas conclusiones:

CiU, con su ambigüedad recargolada habitual, sólo trata lo de la independencia. La privatización de la sanidad, el paro, los recortes, el tejido productivo, corrupción, presupuestos, y demás cuestiones sobre las que tiene competencias la Generalitat son para CiU un coñazo irrelevante, porque total, sólo se va a hablar de la independencia. Imagino que mientras tanto no legislarán nada más.

Los argumentos que nos ofrece CiU para la independencia son una mierda insostenible que no pasa más allá de la esperanza de que con ella se aten a los perros con longanizas. Huele a cienciología. Sólo aptos para ya convencidos, para los demás, tendrán el propósito de convencer no por consistencia de los argumentos sino por repetición machacona de la esperanza (vivimos tiempos difíciles) de los perros con longanizas. Todo muy inquietantemente goebbeliano.

En definitiva, los de CiU se piensan que los catalanes somos imbéciles o confían mucho en su formidable y machacón aparato de propaganda. Qué miedo. Desde luego, por muy machacona que sea una publicidad, a nadie le gusta que le traten de idiota. A parte, el lenguaje alambicado de CiU da la impresión de que te esconden demasiadas cosas, que juegan a la confusión, como la letra pequeña de una hipoteca de Bankia, te lo has de remirar para ver por dónde te la cuelan. Vamos, que no seducen nada. Mi voto no va para ellos ni de broma.


 

lunes, 12 de noviembre de 2012

La voluntat d'un poble



No voteu a CiU

Aquesta és una carta oberta, un prec, als meus conciutadans catalans, especialment a aquells que es poden plantejar votar a CiU. Només us hi demano una cosa ben senzilleta: que no els voteu el proper 25N. Crec que tots estarem d'acord que aquestes són unes eleccions importantíssimes, sí, fins i tot històriques. Per això apel·lo a la vostra racionalitat, ara més que mai hem de reflexionar el nostre vot, ens hi juguem el nostre futur, el nostre benestar i, fins i tot, la nostra dignitat.



No pretenc, Déu em guard, canviar la vostra ideologia ni els vostres interessos, ans el contrari, el meu propòsit és mostrar que, precisament, CiU és una opció contraproduent per a defensar-los i que, davant de tot, la seva estratègia passa per manipular els votants per accedir al poder per als seus personals interessos. Entenc que CiU pot atreure un votant nacionalista i a la vegada conservador, diguem-ho clar: de dretes. En democràcia és perfectament legítim. La qüestió és que, insisteixo, CiU és contraproduent per a qualsevol d'ambdós propòsits. Anem a pams:



És raonable que els nacionalistes practicants estigueu entusiasmats amb la, si fa o no fa, aposta obertament independentista de CiU. És comprensible que d'aquesta manera la vegeu més factible, però si és aquest el vostre veritable objectiu, jo no us recomanaria que us refiessiu gaire de CiU i els aires messiànics del Mas. Ves a saber què faran aconseguida la majoria absoluta. Privatitzar el Clínic sí, ja hi pots comptar, però lluitar gaire per la independència ja són figues d'un altre paner. La sacsejaran quan els hi convengui i quan no l'amagaran, diran que és inviable o qualsevol pretext, tot generant frustració en el vostre àmbit i potser malbaratant una oportunitat única per vosaltres. Si de debò voleu la independència, heu d'assegurar el vot. Oferta no n'hi falta en aquest camp, si augmenta a cada elecció: ERC, SI, CUP... i potser si CiU no aconsegueix la majoria absoluta els podran presionar perquè es prenguin seriosament la independència.



Si ets més aviat un votant de dretes, amb, davant de tot, interessos econòmics de qualsevol mena a Catalunya (i no formes part, obviament, de la xarxa clientelar de CiU per a trobar negociets d'aquests que mou el fill de l'amo) CiU en aquestes eleccions no et convé gens. Els cèntims fugen com a bojos de la inestabilitat i l'aposta de CiU és el paradigma d'inestabilitat, especialment amb el delicat context econòmic que ens hi trobem. Absolutament tot pot perdre dràsticament el seu valor de la nit al dia, les finances no estan per gaires aventures i, les coses com són, el govern de Mas no s'ha mostrat, precisament, com un exemple de bona gestió. Si com a bon conservador, vols garantir l'statu quo, tens altres opcions més segures. Potser no és la primera vegada que votes al PP d'amagat i, tranquil, que de moment el vot és secret. Més endavant et podràs preguntar amb total tranquil·litat quins sants trons voten al PP, si tu no coneixes a ningú que ho faci.



Així doncs, si per als seus votants potencials, CiU no és ni de bon tros la millor opció, de la resta millor ni parlar-ne. El govern de l'Artur Mas ha demostrat ser el govern més corrupte, incompetent i reaccionari de la nostra història recent. Els escàndols recents de corrupció de CiU són variadíssims, en diversos sectors i afectant gent tant destacada com el tresorer del partit amb el cas Palau, el secretari general i fill de l'amo amb el cas de les ITV, per no parlar de l'enrevessat entramat a la sanitat catalana. Per parlar de la incompetència cal força estona, deixem-ho amb el rescat que van haver de demanar, ves per on, a Madrid, els nombrosos impagaments, per no parlar de l'anunciada fallida de Spanair on la Generalitat va posar diners alegrement. De les retallades suposo que ni cal parlar-ne, però sí que és rellevant fer el contrast amb la supressió de l'impost de successions tot just arribar al govern.



Cal recordar, alhora, que es tractava d'un govern molt dèbil, que havia de negociar uns pressupostos encara més restrictius i que havia de fer front al desgast d'haver de pactar amb el PP. Abans d'afrontar una situació summament crítica política i econòmicament, amb gairebé un 23% d'atur i una tercera part de la població sota el llindar de la pobresa, on un govern ha de mostrar el seu major tarannà d'estadista, s'han estimat més tirar per la via ràpida, fugir d'estudi i convocar eleccions anticipades, tot posant en el centre del debat polític la independència de Catalunya, com si fos, de cop i volta, la qüestió més urgent o la solució immediata a tots els nostres neguits. Val a dir que l'objectiu és amagar totes les seves misèries i amb el discurs èpic provar sort i veure si cau una majoria absoluta amb la que pugui evitar els ensurts parlamentaris i poder fer negociets facilets amb calma com el de Barcelonaworld o la sanitat privada.

Així doncs, conciutadans, en els temps difícils que corren, no ens podem permetre cedir el govern a una colla de lladres, estafadors i inútils de CiU. Resultaria insòlit a Europa, un govern radicalment retallador i regressiu que no només no perd vots sinó que encara en guanya. I tot per la seva manipulació interessada dels sentiments dels votants. Ja és, doncs, una qüestió de dignitat: Tots corrents a votar, vota el que et vingui de gust, però per la teva dignitat i la de Catalunya, no votis a CiU.

sábado, 27 de octubre de 2012

Por la revolución posible

Vivimos tiempos de involución que van más allá de una mera crisis cíclica del capitalismo internacional. La actual crisis no es más que el último pretexto para volver a la sociedad liberal de la segunda mitad del siglo XIX. Hay un proceso incuestionable de aumento de la desigualdad, liquidación del Estado de Bienestar y eliminación de capacidad de respuesta de los trabajadores. El panorama es muy negro y debemos no sólo asumirlo sino tomar cartas en el asunto.

Este proceso no se está llevando a cabo por la fuerza de las armas sino desde el poder político establecido democráticamente, es decir, aupado con los votos de los ciudadanos. Por lo tanto, el responsable último de la situación somos todos, que por simple incomparecencia irresponsable estamos permitiendo que el lucro de unos pocos se imponga por encima del bienestar del resto.

La Democracia no es un hecho consumado, no se limita a unas instituciones constituidas, sino que es un bello ideal que se debe forjar con la responsable participación de la gente en la cosa pública. En el momento que convenimos que la política era una actividad para mediocres trepas que vivían de los cargos, trazamos el camino para que efectivamente los políticos no se representaran más que a sí mismos. El PSOE se está llevando un merecidísimo hundimiento porque se dejó - y se le dejó- convertirse en una mera agencia de colocación más accesible a los poderes fácticos que a los intereses de la mayoría. Éste era, quizá, un paso necesario. Pero es urgente que las cenizas de partidos políticos fracasados sean substituídas por otros instrumentos de representación que ejerzan más efectivamente de canales de participación y representación de la ciudadanía en las cosas públicas.

Esto no se va a hacer por generación espontánea. Requiere el esfuerzo y el talento de muchas personas. Como decía aquel viejo himno, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor. De nuestra capacidad de respuesta depende el camino que se trace. Porque si nos conformamos con dejarles al PP y CiU las riendas nos tendremos que atener a las consecuencias.

Es la hora, por lo tanto, de aglutinar en torno a unos principios básicos, fundamentales: Refuerzo del Estado de Bienestar, efectiva progresividad tributaria, recuperación del tejido productivo, limitación de la economía especulativa. Nada utópico, nada irrealizable, nada de maximalismos. Un verdadero proyecto de gobierno.

Es el momento de aunar talentos para un proyecto común. Es el momento de dar un paso adelante para aquellos médicos comprometidos con la sanidad pública, para aquellos profesores que aspiren a una sociedad culta, para aquellos inspectores de hacienda que quieren combatir la evasión fiscal, aquellos emprendedores que aspiran a crear valor añadido más allá de meramente enriquecerse. Es la hora, en definitiva, de que los ciudadanos demos verdadero sentido a la democracia. Sino, nos mereceremos nuestra condición de súbditos.    

sábado, 13 de octubre de 2012

Motivos para el orgullo

Hace mucho tiempo ya traté este tema, pero mi querido ministro Wert y tantos otros muchos me inspiran para insistir: Es absurdo estar orgulloso de un hecho casual del que uno no ha tenido responsabilidad, como es el hecho de haber nacido en un lugar adscrito a determinadas unidades administrativas. Sólo es razonable estar orgulloso de algún logro conseguido con el esfuerzo, talento y tesón aportado por uno mismo (ese es el orgullo que hay que inculcar a los chavales, por cierto). Por ejemplo, parece lógico que Steve Jobs estuviese orgulloso del éxito de su empresa, mientras que alguien al que le haya tocado la lotería, lo razonable es que esté contento, y mucho, pero no orgulloso. De la suerte cabe estar contento, satisfecho, pero no orgulloso.

Así pues, la casualidad de haber nacido en España hay que valorarla con las múltiples opciones que nos brinda el ancho mundo. Si nos ponemos a comparar, podía haber tenido mucha peor suerte. Podía haber nacido en lugares terribles y muy desafortunados como Somalia, Afganistán, Haití... Así que cabe sentirse, como poco, aliviado de ser español, podía haber sido mucho peor. Desde luego, también podría haber sido mejor, podía haber tenido más suerte y nacer francés, australiano o noruego. Pero no nos engañemos, estadísticamente había más posibilidades de nacer en un sitio peor.

También es verdad que alguien, como ciudadano activo, puede involucrarse con los logros alcanzados por su comunidad política y sentir legítimo orgullo por ellos al haberlos apoyado. Así, por ejemplo, parece bastante razonable que se pudiera estar orgulloso de que España, con bastante naturalidad y sin a penas traumas, ampliase el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, a pesar de la combativa oposición de la iglesia católica, extendiendo, así, las esferas de libertad. Desgraciadamente, es un hecho bastante excepcional. Normalmente, las comunidades políticas de las que formo parte (por el momento, el municipio de L'Hospitalet de Llobregat, Cataluña, España y la Unión Europea) no dan demasiados motivos de orgullo, sino, más bien al contrario, de vergüenza.

Voy a exponer algún motivo de vergüenza para cada una de mis comunidades políticas: En L'Hospitalet de Llobregat, una población tradicionalmente acogedora, conformada por el aluvión que genera la cercanía de una ciudad como Barcelona, se está extendiendo un sentimiento xenófobo y una tendencia a diferenciar por comunidades, no sé si considerarlas étnicas. En Cataluña, por su parte, un gobierno especialmente reaccionario, incompetente y corrupto procura manipular a la gente con una burda cortina de humo que desvie la atención de su nefasta gestión y le permita alcanzar una cómoda mayoría absoluta. En España, en general, estamos dirigidos por una clase política incompetente, vendida, mentirosa compulsiva y que no se molesta ni en disimular una mínima preocupación por representar los intereses  de la inmensa mayoría de la ciudadanía. Por su parte, la Unión Europea es incapaz de avanzar en el proceso de integración, bloqueada por intereses nacionales y se ha convertido en una especie de protectorado de los países del norte que sacan ventajas financieras a costa de los países del sur.

La conclusión parece obvia: estaría orgulloso de formar parte de estas comunidades políticas si L'Hospitalet fuese un ejemplo sin mácula de fraternidad, en Cataluña los electores castigaran a los populistas patrioteros, los políticos españoles, en general, fuesen lo más ilustrado e íntegro de una sociedad a la que verdaderamente representaran y la Unión Europea se dirigiese sin vacilaciones hacia una integración política que tuviera el Estado como Bienestar como guía. Eso sí serían motivos de orgullo. Pero vamos, tampoco para emocionarse como para ir sacando banderas de paseo.  

miércoles, 10 de octubre de 2012

Ciencias sociales sin sentimientos, por favor

Me congratula como historiador y como aspirante a docente, la nueva polémica que nos brindan nuestros estimados representantes políticos. Parece ser que José Ignacio Wert, con la fineza y profundidad de pensamiento que caracteriza a los ministros de educación y cultura de este país, ha afirmado en las Cortes que el interés del Gobierno es "españolizar a los alumnos catalanes" con el fin de que "se sientan tan orgullosos de ser españoles como catalanes". Y ha recalcado "la deriva que ha tomado parte del sistema educativo en Cataluña facilitando que se produzca un ocultamiento o una minimización de los elementos comunes, particularmente los históricos, que configuran la historia de Cataluña dentro de España". Como no podía ser de otra forma, han surgido, por lo visto,  infinidad de voces indignadas: así la consellera Rigau ha negado que la escuela catalana adoctrine a sus alumnos en ningún tipo de nacionalismo e incluso Joan Herrera se ha descolgado calificando las palabras de Wert de "salvajada" y de "lenguaje de otras épocas".

Parece una obviedad que una educación democrática se ha de fundamentar en el conocimiento científico y ha de aspirar promover ciudadanos críticos y autónomos. Es decir, no pretender inculcar sentimientos ni manipular la realidad para ello. ¡Ay! ¡Ingenuos de nosotros! Una de las lecciones que me impartió mi profesor del CAP fue que la pervivencia de la Historia en los currículos académicos no se debe a la sensibilidad por la reflexión histórica de nuestros dirigentes, sino por su utilidad para generar adscripciones identitarias que involucren a las masas con el poder político. Así que pedir a los politicastros que dejen la Historia a los que sí tenemos licencia para tratarla es un ejercicio de melancolía improductivo.

Los dirigentes catalanes se han puesto exquisitos ante el ministro negando la mayor. Quizá no se han leído los decretos de la Generalitat al respecto. Yo, desgraciadamente, sí, bastante. Y como el ministro Wert, también le dan bastante a eso de la identidad. Como muestra parece relevante.  Así, en el decreto 143/2007 del 26 de junio, donde se establece la ordenación de las enseñanzas de la educación secundaria obligatoria (Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya, núm. 4915, de 29 de junio de 2007), se nos dicen cosas como les Ciències socials, geografia i història han de facilitar el desenvolupament de la consciència ciutadana de l'alumnat. Aquesta consciència els ha de permetre donar sentit a les relacions entre el passat, el present i el futur, i a la seva identitat territorial i cultural. O cosas como l'estudi de les diverses realitats socials del present i del passat hauria de conduir l'alumnat a [...] construir el sentiment de pertinença i la seva identitat social, política i cultural.

Sí, un lenguaje más alambicado y sutil que el del burdo ministro Wert. Resultaba mucho más claro el Decreto 179/2002, de 25 de junio, ( Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya, núm. 3670, de 4 de julio de 2002) en el que se exponía sin tantos remilgos que l’estudi del passat ajuda a entendre el present i a conèixer i contextualitzar les arrels culturals del país, amb la qual cosa es contribueix al procés de cohesió social i d’arrelament nacional. S’entén també que tant la geografia com la història van adreçades a unes persones que són els joves i les joves ciutadans/nes d’una nació (Catalunya) emmarcades en un estat (Espanya), en una identitat genèrica (cristiano-occidental i mediterrània) dins d’un món on s’articulen d’altres cosmovisions i identitats. És per això que les característiques plurals i diverses de la nació catalana, també la seva geografia i la seva història, han de vertebrar en bona part la configuració dels continguts de l’àrea com a expressió de la identitat pròpia dins d’Espanya. Així mateix, des d’aquesta àrea, s’ha de fomentar el coneixement i respecte per les altres identitats i cultures diferents a la pròpia, i concebre-les com una font d’enriquiment personal i col·lectiu, entre moltes altres raons perquè en molts casos són elles mateixes elements històrics que han contribuït i contribueixen a la definició actual de Catalunya.

No cabe duda que la educación catalana, especialmente en eso que llaman ciencias sociales, adolece de lo que denuncia el impresentable de Wert, a buenas horas se dan cuenta, pero la solución no puede ser contrarrestarla con más de lo mismo pero en otro sentido, sino eliminar toda pretensión de inculcar sentimientos a través de la educación. Resulta, más que paradójico, revelador que no se den cuenta de ello los que acusan a la Educación para la Ciudadanía de ser un instrumento de inculcación de ideología. Asco de politicastros.





 

martes, 25 de septiembre de 2012

Las claves del 11S II: El inconfesable encanto del nacionalismo

El inconfesable encanto del nacionalismo.

No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.
Karl Marx

El otro día me preguntaba cómo se lo montaba CiU para contar con semejante masa entusiasta, dispuesta a brindarle tan estupenda cortina de humo que ya no hablamos de recortes, rescates y corrupción sino de la independencia que en nombre de todos los catalanes clamaron el otro día. Ciertamente, abusa de los medios de comunicación, tanto públicos como privados, pero incluso en las sociedades más oprimidas, manipuladas e ignorantes es poca la gente que se presta encantada a las manifestaciones masivas de apoyo al poder. De hecho, hasta el 11S, las manifestaciones que protagonizaban la actualidad catalana eran, precisamente, las que se oponían a las políticas de recortes de CiU. Por otra parte, la opinión pública estaba pendiente de los casos de corrupción de CiU y las dificultades financieras de la Generalitat. Entonces, a este gobierno tocado e impopular, ¿Cómo es posible que miles de personas le hayan brindado generosamente semejante balón de oxígeno con el que alejar de la luz pública sus múltiples debilidades y, de rebote, protagonizar la agenda política?

En Cataluña hay una ideología dominante: el nacionalismo. Procura justificarse en torno a la historia, la cultura, la lengua o incluso la economía, pero todo ello no son más que pretextos. Como decía Marx, la ideología es una falsa conciencia. Ello se deriva de la más fundamental máxima del filósofo alemán: no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. El nacionalismo, pues, no se deriva del respeto a los antepasados, el aprecio a una lengua ni tan siquiera de agravios fiscales. Es una mera cuestión clasista.

Hay que hacer un breve repaso histórico. En la industrialización de un país, hay un proceso de urbanización que requiere desplazamientos masivos de población del campo a la ciudad, para generar lo que se ha venido a llamar la clase obrera. Cataluña, y particularmente Barcelona, fue un núcleo de industrialización en España, con lo que fue recibiendo un importante aporte de población del resto del país en diferentes oleadas. Quizá sería pertinente mencionar los movimientos obreros internacionalistas que predicaban la revolución obrera. El nacionalismo, pues, es una reacción de clase media ante ese proceso industrializador y, fundamentalmente, proletarizador. Es decir, es la voluntad de distinguirse como los legítimos moradores de un territorio, reclamando, de esta forma, su preeminencia. Eric Hobsbawm, por ejemplo, explica con su habitual clarividencia este tránsito de las clases medias hacía la derecha reaccionaria en libros como La era del Imperio o Naciones y nacionalismo desde 1780.

Pero simplifiquemos. El nacionalismo, pues, se fundamenta en un complejo de superioridad. De ahí se deriva al uso de la lengua catalana como signo de estatus (siempre al nivel de la clase media, la clase alta está por encima de estas nimiedades) y el recurrente victimismo que permite alejar toda responsabilidad de uno mismo. Como complejo, entra, pues, en el campo de la psicología. De hecho, los propios nacionalistas reconocen con orgullo que se trata de un sentimiento, por lo que adolecen de capacidad de racionalización y reaccionan con agresividad ante la discusión de sus axiomas.

Ese complejo de superioridad, con todo, ha tenido que sufrir las consecuencias de la crisis. Las crisis económicas tienen también una importante vertiente psicológica, afectando a la seguridad y la confianza de la gente. En Cataluña, como en el resto de España, la crisis ha sido particularmente virulenta, con un elevado número de parados, diferentes cajas de ahorro nacionalizadas y una política de austeridad que, como hemos comentado, ha sido particularmente atroz con el Estado de bienestar. La mani del 11S ha respondido, pues, a una necesidad psicológica, ha significado un acto de reafirmación necesario para su complejo y de paso, una canalización de la frustración hacia aspiraciones banales que permiten dirigir las responsabilidades hacia fuera y seguir pensando que somos especiales, diferentes, mejores.

martes, 18 de septiembre de 2012

Las claves del 11S I: La táctica teatral de CiU

La táctica teatral de CiU
No hay duda, CiU está con el agua al cuello. La última prueba es el akelarre independentista que azuzó, un pelín más de lo habitual, el pasado 11 de septiembre. Fecha, por otro lado, dada para estas exhibiciones. CiU es una organización que requiere de solemnes puestas en escena porque su credibilidad siempre se ha basado en ello, en erigirse como vanguardia de un destino manifiesto. Y la magnífica performance del día 11 no era más que un acto de campaña electoral, el primer acto de la próxima campaña electoral.
Por si alguien lo había olvidado, hipnotizado con las coloridas imágenes del centro de Barcelona del otro día, CiU se encuentra en una situación delicada. Gobierna en Cataluña en minoría, aplicando drásticos recortes con el apoyo – ni más ni menos- del PP, que generan un considerable descontento popular – tendría que ser mayor- y que encima se están mostrando inútiles. Quizá la profusión de banderas independentistas nos haya hecho olvidar los 5.025 milloncetes de nada que la Generalitat de Catalunya pidió hace unos días al Fondo de Liquidez Autonómica que aporta, caramba, la Administración central -Madrit, para que nos entiendan los manifestantes-. Urgentes, parece ser, para poder pagar las nóminas del próximo mes. Cuestión que parecería razonable que protagonizara la política catalana. Por no hablar de naderías como las de los casos del Palau o las ITV de Oriol Pujol. Irrelevantes porque en este país de bandoleros el robar se entiende como una muestra de inteligencia y valor.
Todo esto ya da igual. Porque el pueblo catalán se ha manifestado y sus oráculos han interpretado que lo que le urge, lo que manda es la independencia. ¡Qué grandes maestros en la puesta en escena estos chicos de CiU! Artur irá el 20 de septiembre a verle las barbas a Mariano para llevar a cabo el siguiente acto del dramón que nos están interpretando: A escenificar que ha ido con toda la buena intención del mundo a negociar el pacto fiscal que le ha mandado el pueblo catalán. Haciendo alardes de moderación, a proponer el pacto fiscal para aplacar el hambre de independencia del pueblo catalán. Supongo que hablarán de fútbol o del tiempo porque ambos saben que la propuesta es irrealizable y realmente no hay la mínima intención de negociar nada.
De lo que se trata es que Artur vuelva de Madrit por el sendero de las lágrimas, desconsolado, clamando, reafirmándose en que no ens volen. Y ante la solemnidad del momento, convocará elecciones anticipadas con el grito ¡o pacto fiscal o independencia!, con la sana intención de recuperar votantes suyos alicaídos con esas eventualidades económicas y de paso llevarse unos cuantos más en la escenificación del cierre de filas patriótico. A ver si con un poco de suerte se consigue una cómoda mayoría absoluta con la que ganar tiempo y vivir con menos sobresaltos. Y luego, ya se verá. Que de lo que se trata es de asegurarse el poder y, con un poco de suerte, quién sabe, sacar algún chanchullito interesante, quizá a través de las estupendas oportunidades que pueda brindar el fastuoso Barcelonaworld.
Lo que cuesta verdaderamente entender es cómo puede ser que, de forma tan mayoritaria, la gente se haya prestado a hacerle el trabajo sucio a CiU. Por supuesto, lo primero que hay que relativizar son los números de la manifestación. Sin duda es ilusorio llegar a creerse el millón y medio de manifestantes que da la organización. Pongamos que la cosa está entre 300.000 y 600.000, que tampoco es moco de pavo. Es decir, aproximadamente la mitad de los votantes de CiU en las pasadas elecciones de 2010. No está nada mal, como tampoco lo están los medios que ha dispuesto CiU para la mani, tanto materiales como mediáticos. Durante días tanto los medios públicos como privados de Cataluña nos estuvieron machacando con la manifestación como nunca se hace con cualquier otra. Igualmente, un uso tan grosero de la manifestación por parte de CiU no tendría que haber pasado desapercibida por tanta gente. Dudo que el PP a estas alturas sea capaz de movilizar en la castellana de Madrid tanta gente ahora mismo aunque flete autocares para todos sus cargos políticos y familiares.
CiU cuenta con una baza envidiable. Un ejército de reserva de acérrimos patriotas y la práctica inexistencia de una oposición que le niegue mínimamente la mayor. La vehemencia de unos y los complejos de otros hacen que una mayoría calle u otorgue. Pero esto sigue sin explicar qué hace que tanta gente se deje utilizar como salvavidas de CiU. Esto lo dejaré para una próxima entrega: El inconfesable encanto delnacionalismo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Reacciones a una teoría

Un tal César Molinas ha escrito un artículo en El País llamado Una teoría de la clase política española que no sólo me ha parecido interesante a mí sino a alguno que otro más, ya que ha sido TT en twitter todo el día. En mi humilde modo de entender, esboza un análisis certero de los partidos políticos dominantes, los cuales no representan los intereses de la ciudadanía sino fundamentalmente los suyos propios, constituyéndose, por lo tanto, en clase social. Finalmente propone un cambio en el sistema electoral para combatir los vicios clientelares de los partidos políticos cambiando el actual sistema representativo por uno mayoritario, como el vigente actualmente en el Reino Unido.

Si bien el análisis me parece impecable, la propuesta para acabar con este orden de cosas no está a la altura, al reducirla a un mero cambio de sistema electoral. Pero vamos, no es más que un artículo de prensa, tampoco vamos a esperar un programa electoral. A muchos, pues, nos ha parecido un muy buen y recomendable artículo. A unos cuantos no: de hecho, estaban indignados. Lo acusaban de cosas tan paradójicas como neoliberal-fascistoide (concepto tan estrafalario como fascista-leninista o luterano-suní). He preguntado, he indagado y lo más relevante que he encontrado es que el autor vive del sistema financiero. Yo tampoco me fío un pelo de nadie que viva del sistema financiero y soy el primero en atribuirles la responsabilidad de la crisis actual, en quejarme de los inmerecidos, injustos y nocivos privilegios que gozan y en exigir que se les aplique más controles y, por supuesto, tributación.  Pero no soy aficionado a las falacias ad hominem, no se trata de juzgar a la persona y sus intenciones sino de refutar un argumento.

La verdad es que no he encontrado ningún argumento que me pareciese consistente. Los más sólidos, es decir, los que no se limitaban al insulto o al juicio de intenciones, le atribuían al artículo un objeto de estudio más amplio del que proponía el propio autor, en vez de la clase política, las causas de la crisis, considerando, así, que su análisis resultaba incompleto y, a su vez, por supuesto, interesado, por descargar responsabilidades del sistema financiero. A parte de eso, se le ha achacado a su propuesta de un sistema electoral mayoritario simplista, inútil, poco representativa o, directamente, un ataque a la democracia. También soy escéptico con esta parte del artículo, pero sin duda me parece una osadía considerarlo un ataque a la democracia ya que es el sistema que usan, por ejemplo, en el Reino Unido y jamás me atrevería a considerarlo menos democrático que España.

Lo más llamativo, no obstante, no ha sido la inconsistencia de las críticas, sino su origen. Me esperaba legiones de peperos y sociatas defendiendo su honorabilidad y, de paso, su negociete. No me ha parecido apreciar ninguno. Apuntaban más bien a miembros de IU. Me ha costado entenderlo. ¡Pero si les da la razón!¡Si no se refiere a ellos sino a los partidos que han gobernado desde la transición!¡Pero si carga contra sus adversarios políticos! ¡Pero si dice lo mismo que No les votes o el 15M! ¡Movimientos a los que se han acercado! ¿A qué venía tanta saña?

Pues ya que se prodigaban tanto en juicios de intenciones he trazado mi particular hipótesis: Aprecio una agresividad desmedida por un mero artículo d prensa, probablemente provocada por el temor de un partido minoritario al sistema mayoritario, lo que le puede hacer perder representación. Pero entonces me azota una duda: ¿La representación en las instituciones es un medio o un fin para un partido honorable que aspira a transformar la realidad? IU, y menos en el actual contexto, no debe aspirar a tener la misma nula capacidad de influencia que en las últimas elecciones, sino su propósito debe ser alcanzar el poder para cambiar alguna que otra cosa, para poder plasmar su proyecto político. El sorpasso del que hablaba Anguita. Vamos, digo yo. Si no, ¿Para qué se presentan? ¿No será que se conforman con una posicion electoral marginal que les permita mantener cierto puñadito de diputados tranquila y cómodamente en la oposición? Mi hipótesis, entonces, sería un juicio de intenciones aún más cruel, no sólo son efectivamente de la misma clase política, sino que encima se venden por las migajas que le dejan los demás.

miércoles, 25 de julio de 2012

La mentalidad imperialista



No creo que sea necesario añadir nada a esta comparación:


-  “Creo que nuestro país es la mayor fuerza de bondad que el mundo haya conocido jamás y que nuestra influencia es más necesaria ahora que nunca”.

Mitt Romney (1947- ) Candidato del Partido Republicano a la presidencia de los EE.UU.
Fuente: El País

- " La Gran Bretaña es, después de la Providencia, la fuerza bienhechora más grande del mundo".

Lord Curzon (1859-1925) Virrey de la India
Fuente: José Luis Comellas: Los grandes imperios coloniales. Madrid, Ed. Rialp, 2001. Página 58.


sábado, 21 de julio de 2012

Democracia, dicen

La actual crisis está dejando al descubierto las mentiras sobre las que se asienta nuestra sociedad: democracia y libre mercado. Karl Marx ya expuso con la clarividencia que le caracterizaba que la ideología es una falsa conciencia, un conjunto de ideas y valores falsos que maquillan y justifican el dominio de los unos sobre los otros.

A la hora de la verdad, cuando las cosas van mal dadas, quedan patentes cuáles son las prioridades. Los sucesivos gobiernos de Zapatero y Rajoy se han centrado en evitar que quebraran diferentes entidades bancarias que habían seguido arriesgadas estrategias de negocio, empujadas, beneficiándose y generando la burbuja inmobiliaria que nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos. Para evitar el colapso de esas entidades financieras, el Estado les ha estado aportando - y lo que te rondaré morena- ingentes sumas de dinero público.

Y como no hay pasta, se saca de todas partes, mostrando sin ningún asomo de dudas, las prioridades gubernamentales: subir el IVA y el IRPF -nada de subir impuestos al capital, desde luego-, recortar sueldos de los funcionarios, pensiones, prestación de desempleo, recortar servicios públicos, etcétera, etcétera. Por supuesto, eso no es suficiente y el Estado ha tenido que endeudarse muchísimo generando un enorme sinsentido: financiar el sistema financiero a un interés menor de la deuda que adquiere el Estado con el sistema financiero para financiarlo. Digno de otro Marx: Groucho y sus hermanos.

La democracia es el bello ideal del poder del pueblo. Pues bien, todo esto se ha hecho de espaldas al conjunto de los ciudadanos. No ya sin permitir escoger, sino sin explicar las consecuencias. Como si fuera totalmente inevitable. Pero, ¿lo es?

Por supuesto que es evitable. Y no sólo eso, sino que sería mucho más justo y consecuente. Absolutamente todos los españoles estamos pagando - y con especial virulencia los que menos han tenido que ver con el asunto- las malas decisiones empresariales de unas cuantas -muchas e importantes, es cierto- entidades privadas. La ideología -ya sabemos, la falsa conciencia- capitalista se fundamenta en el libre mercado competitivo en el que quien no es rentable, el que pierde pasta, quiebra. Eso es así para el Bar Pepe, la Inmobiliaria Timo's y tantísimos otros. Pero se ve que no, ni de coña, para Bankia o Catalunya Caixa. Me gustaría saber por qué no protestan enérgicamente el Banco Santander y La Caixa por semejante ayuda a su competencia. Se alega, con razón, de que el sector financiero es estratégico y de interés general para un país. Desde luego. Por eso mosquea que el regulador del sector, el Banco de España, y el poder ejecutivo y legislativo, es decir, PPSOE, hayan permitido tanto mal negocio. Y que se vayan todos los implicados de rositas, con suculentas indemnizaciones.

En resumidas cuentas, ni se respeta la voluntad de la mayoría ni las leyes del mercado. ¿Por qué tantas transgresiones subversivas del teórico orden imperante? ¿Qué pasaría realmente si se dejara quebrar a los bancos? Quizá lo acabemos viendo porque la situación no para de empeorar. No soy economista, craso error por mi parte, pero se me ocurre que la situación razonable hubiese sido que el Banco de España hubiese obligado a cerrar a los bancos antes de que no pudiesen garantizar los depósitos, es decir, las cuerntas corrientes de los clientes. Liquidar el negocio, la peña que invirtió en esos productos financieros tan lucrativos, planes de pensiones, plazos fijos y demás, pierden dinero, los directivos responsables se les exigen responsabilidades por su mal trabajo y se hacen los cambios legislativos necesarios para que no vuelva a pasar. Es decir, perdería mucho dinero mucha gente, sin duda, pero los que se han beneficiado del tinglado. El panorama económico español estaría chungo, por supuesto, pero no acierto a ver por qué este panorama sería peor que el actual. Agradecería que algún bondadoso economista me aclarase las consecuencias. Y sobre todo, no acierto a comprender por qué, ya que esto es una democracia, no se nos da a los ciudadanos españoles la posibilidad de escoger opciones tras una buena información.

Si las pasadas elecciones hubiesen sido legítimas, los partidos políticos nos hubiesen explicado el panorama y nos hubiesen ofrecido alternativas. Por un decir, PP rescate a la banca, PSOE que se hunda. Pero no, ambos nos ofrecen, con insignificantes matices, la misma receta. Hemos vuelto políticamente a finales del siglo XIX, a los tiempos de la Restauración, donde dos partidos, el liberal y el conservador, se intercambiaban el poder en ejercicios de caciquismo. Y la involución también va a ser social.

¿A qué se debe? A que todo es mentira. Democracia, libre mercado son sólo hermosas mentiras que velan la realidad: la lucha de clases o más bien el imperio de una clase sobre el resto: la capitalista. Y no, no es la que tiene los medios de producción, sino la que dispone de los medios de financiación. Es gracias a la lucha de clases que se logró el Estado de Bienestar, pero la clase trabajadora se acomodó, confió en partidos de traidores y gozó del consumismo desenfrenado. Y la clase media se dejó seducir con el señuelo de la rentabilidad de los productos financieros. Pero el verdadero beneficiado del sistema es el rentista, que apenas paga impuestos y al que, a pesar de haberse beneficiado de la burbuja inmobiliaria, no se le está haciendo pagar la crisis.

Pero aún nos consienten depositar nuestro voto cada cuatro años. No nos podemos permitir seguir dejándoles hacer. Los perjudicados por este statu quo, que somos la inmensa mayoría, tenemos que implicarnos con nuestro propio porvenir. Y no ejerciendo de súbditos que ruegan un poco de clemencia en manifestaciones más parecidas a procesiones rogativas para que llueva. Hay que aspirar a hacer cierto el bello ideal de la democracia, del poder del pueblo. Hay que ejercer de ciudadano y construir alternativas que verdaderamente nos representen a los que somos mayoría. Hay que cambiar el sistema, estableciendo verdaderos controles al sistema financiero, imponiendo una tributación justa y efectiva a la economía financiera y especulativa. Hay que estructurar el Estado para que sea una maquinaria pensada para la prestación de los servicios públicos. Hay que construir, en definitiva, partidos políticos realmente democráticos, que no sean el instrumento de unos cuantos vividores.

domingo, 15 de julio de 2012

La religión y el juego

Piénsese un momento en la gradación siguiente. El niño juega con una seriedad perfecta y, podemos decirlo con pleno derecho, santa. Pero juega y sabe que juega. El deportista juega también con apasionada seriedad, entregado totalmente y con el coraje del entusiasmo. Pero juega y sabe que juega. El actor se entrega a su representación, al papel que desempeña o juega. Sin embargo, "juega" y sabe que juega. El violinista siente una emoción sagrada, vive un mundo más allá y por encima del habitual y, sim embargo, sabe que está ejecutando o, como se dice en muchos idiomas, "jugando". El carácter lúdico puede ser propio de la actividad más sublime. ¿No podríamos seguir hasta la acción cultual y afirmar que el sacerdote sacrificador, al practicar su rito, sigue siendo un jugador? Si se admite para una sola religión, se admite para todas. Los conceptos de rito, magia, liturgia, sacramento y misterio entrarían, entonces, en el campo del concepto de "juego".

Johan Huizinga: Homo ludens. Madrid, Alianza Editorial, 2010. Pag. 33-34.

viernes, 13 de julio de 2012

¡REVOLUCIÓN!

Sociedad acomodaticia la nuestra. Formados como nunca, conocedores de innumerables ejemplos revolucionarios a través de la Historia, cargados de motivos e instrumentos para la Revolución y aún andamos con mentalidad de súbditos, rogando clemencia al poder. La democracia no reside únicamente en las instituciones, sino fundamentalmente en la actitud de los ciudadanos, ejerciendo su papel de miembros activos de una comunidad política.

Como rezaba cierta olvidada canción: Ni en dioses, reyes, ni tribunos está el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor.

Se trata de construir un proyecto con un programa concreto, algo parecido a esto, con la intención de tomar el poder para aplicarlo. La Historia está cargada de ejemplos para inspirarse, aprendiendo de sus errores, por supuesto. Pero en teoría ahora no hace falta ocupar palacios de invierno.




miércoles, 9 de mayo de 2012

El Estado sin Bienestar

Una crisis financiera sistémica más o menos fuerte, pero, como ya advirtió Engels, cíclica y consustancial al capitalismo, está sirviendo como coartada para el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Indudablemente, el Estado de Bienestar no es la causa de la crisis ni su reducción la solución. Nos encontramos más bien ante la consumación de una amenaza persistente enunciada constantemente por expertos interesados que predicaban su inminente insostenibilidad. Cuesta hacer creer que lo que era viable en Europa en los años 60 deje de serlo ahora con el evidente crecimiento de la productividad habido desde entonces. El envejecimiento de la población quizá resulte más plausible, pero el aumento de la población activa con la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral invalida el planteamiento.

Realmente, no hay que darle muchas vueltas a estas cuestiones, porque no se trata de factores económicos ni demográficos, sino mayormente políticos. Nos encontramos en una etapa clave en la escalada de la desigualdad de la distribución de la riqueza comenzada desde la crisis del petróleo de 1973. Esta escalada es consecuencia de la paulatina pérdida de la progresividad fiscal y de la desregulación del mercado financiero que, éste sí, es uno de los principales culpables de la dichosa crisis. La cuestión es que cada vez han ido teniendo menos relevancia las rentas del capital en la recaudación impositiva respecto a las del trabajo, lo cual sumado a la mencionada desregulación y al dinero barato nos ha llevado a la crisis de marras. Es decir, en realidad, la crisis tiene un origen político a la hora de generar ese marco propicio para las burbujas financieras.

Pero no nos desviemos de la cuestión. Decíamos que la crisis del 73 se saldó con una progresiva escalada en la desigualdad, fundamentalmente de base fiscal. La actual crisis parece que cuenta con el firme propósito de ir un paso más allá: fagocitando el Estado de Bienestar. Ante la perspectiva de la fulminación o degradación total del Estado de Bienestar, por no hablar de la reducción de los derechos laborales, cabrá que la mayoría de los ciudadanos que vivimos esencialmente de nuestro trabajo nos planteemos para qué narices queremos un Estado que únicamente vela por la propiedad y el mantenimiento del orden social y económico establecido. Obviamente, para muy poca cosa, por lo que habrá poco que perder. Vamos, que nuevamente un fantasma deberá recorrer Europa.

El Estado de Bienestar es producto de un feliz pacto por el cual se reconocía el capitalismo como única perspectiva económica a cambio de una serie de mecanismos redistributivos que permitieran ciertos grados de igualdad de oportunidades a través de lo que se ha llamado Estado de Bienestar. Por supuesto, este modelo de sociedad presenta muchas más ventajas, como son múltiples grados de estabilidad, meritocracia, innovación que no sólo consagra una sociedad más justa sino, de hecho, una economía más innovadora, estable y rica. Pero, a su vez, más competitiva en su escalafón más alto, ya que la gran movilidad social que genera no facilita mantener el estatus social si no eres siempre el mejor. Es decir, es un modelo que teóricamente facilita el hacerse rico pero no tanto el vivir de las rentas. Poniendo ejemplos burdos pero muy representativos, un modelo que facilita Ikea penalizando a la Duquesa de Alba.

Este admirable pacto ya agonizante no fue fruto del convencimiento, sino de un contexto político muy diferente al actual: la Guerra Fría. Ciertamente, el orden económico establecido, el capitalismo, tenía una amenaza muy visible en la URSS y en la más que factible expansión comunista en la Europa de postguerra. De este temor surgió lo que no dejaba de ser una componenda, un arreglo incómodo forzado por las circunstancias: el Estado de Bienestar. De esta componenda surgió, pues, un modelo de éxito, muy popular y capaz de generar importantes consensos. De hecho, una convención bastante extendida durante todos estos años es la práctica desaparición de la diferencias entre la izquierda y la derecha por la adquisición de fundamentales consensos en lo que se refiere al modelo de sociedad, reconociéndose generalmente, con mayor o menor entusiasmo por cada una de las partes, el capitalismo, la democracia y el Estado de Bienestar. Por este motivo, liquidar el Estado de Bienestar no es una tarea sencilla que se pueda llevar a cabo de un plumazo. Eliminada la amenaza soviética que justificaba el Estado de Bienestar, acabar con éste requería de tiempo y de la ocasión propicia de desesperación generalizada que permitiera la aceptación de su fin.

El proceso, como decíamos, comenzó con la crisis de 1973, a partir de la cual las grandes fortunas y el capital empezaron a dejar de tributar, dejando cada vez más el esfuerzo impositivo sobre las espaldas de las rentas del trabajo. Con la crisis actual, estamos viendo como se liquida el Estado de Bienestar, es decir, pensiones, educación, sanidad... y con el dinero ahorrado se sostiene, ostensiblemente, el sistema financiero. Es decir, constatamos, sin el estupor que se merece, cómo el Estado pasa de ser un agente redistributivo que facilita la igualdad de oportunidades, a ser un agente redistributivo que garantiza las inversiones financieras privadas. Y pagado por las menguantes rentas del trabajo. Ante esta situación asombrosa, los que únicamente tenemos nuestro trabajo sólo nos podemos preguntar por qué mantener este Estado, qué sentido puede tener sostener el Estado sin Bienestar.

martes, 1 de mayo de 2012

La crisis

Desde 1825, año en que estalló la primera crisis general, el mundo industrial y comercial, la producción y el comercio de los pueblos civilizados y de sus anejos más o menos bárbaros, se deteriora cada diez años aproximadamente. El comercio se detiene, los mercados están atestados, los productos son tan abundantes como invendibles; la moneda se oculta, el crédito se desvanece, las fabricas se cierran, la población obrera se encuentra desprovista de medios de subsistencia por haberlos producido antes en exceso, las bancarrotas se suceden, lo mismo que las ventas a precios ínfimos.

F. Engels

martes, 13 de marzo de 2012

Las suspicacias con lo de Kony



Varios medios de comunicación se han hecho eco del éxito de la campaña de una ONG estadounidense de concienciación sobre los crímenes llevados a cabo por un paramilitar ugandés, de cara a que pueda ser detenido y juzgado por el Tribunal Penal Internacional (ese, por cierto, que no reconoce EE UU). Hasta aquí, nada llamativo. Lo realmente curioso es que los medios que yo he podido ver que lo han tratado (no muchos, El País y TVE), aparte de reseñar el éxito de difusión de la campaña, muestran un interesante consenso: no se ahorran las suspicacias sobre las formas y los valores que emanan del video, susceptibles de ser peligrosos antecedentes de la manipulación de masas. A pesar de que son 30 minutazos me lo he visto con más curiosidad por las suspicacias que levanta que por el valor del documento.

Ciertamente, es sensiblero, ñoño, maniqueo, efectista y demás atributos que le han dedicado los periodistas. Sin duda, esa es una de las claves de su éxito. Lo que no veo es el problema. Utiliza a la perfección los mecanismos del márketing para una causa que de hecho, los propios periodistas no critican. Utiliza las mismas herramientas que Movistar o el BBVA, pero esta vez sin fines, aparentemente, lucrativos. Son los mismos recursos sensibleros que utilizan los antiabortistas o los veganos. Quizá la diferencia radica en el éxito...

Soy también consciente de que el infierno está empedrado de buenas intenciones, del paternalismo con el tercer mundo, lo arbitrarias que pueden ser estas campañas y lo contraproducentes que pueden ser las intervenciones a lo Chuck Norris. Todo esto también se ha comentado, pero, ¿por qué no se hace esta atinada crítica a la pléyade de ONG que hacen lo propio? ¿Hasta que punto no hacen lo mismo Médicos sin Fronteras a los que se hace la pelota en el mismo programa de TVE en el que se comenta el asunto?

La hipótesis que me parece más plausible es posiblemente la más cruel. Todas estas suspicacias probablemente no son más que el desprecio que genera el temor al intrusismo profesional. Ante la crisis crónica de los medios de comunicación, se suma la competencia que representan las redes sociales, los memes, el márketing viral. En definitiva, es comprensible que los periodistas defiendan su monopolio de la difusión de la información. Por eso sueltan alguna insidia, todas ciertas, probablemente, pero todas generizadas y profusamente utilizadas por el propio periodismo. Y he de reconocer que han tenido resultado, me he visto el video con ciertas reservas, procurando evitar que me conmoviera, a pesar de que en algún momento ha estado a punto de conseguirlo. De todas formas, los periodistas no deberían ser tan inseguros, el video no pretende ser un documental, sino abiertamente un publireportaje. No es el caso del periodismo, ¿Verdad?